ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los deportes de combate volverán a tener un peso importante en el desempeño de Cuba, con taekwondistas como el titular mundial Rafael Alba. Foto: web taekwondo

Señalé recientemente que asistir este año a los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCAC) con elementos de elite, como los veinte medallistas en los Mundiales del 2013, constituía un digno aporte de Cuba al nivel cualitativo de la cita, pero no bastaba para ganarla de conjunto, lo cual requería profundidad.

Ganar los Juegos significa encabezar la tabla de medallas por naciones, alineada por mayor cantidad de medallas de oro. Quizá no sea la mejor forma de medir, pero es la más usada y mediante la cual Cuba lideró cada cuatro años todas las reuniones a partir de 1970, salvo las de 2002 y 2010, cuando no intervino.

Aclaremos también que la profundidad se refiere a contar con un movimiento deportivo abarcador, con muchos atletas dotados al menos de un rango regional de superioridad.

Leuris Pupo, campeón olímpico, debe encabezar un equipo de avezados tiradores en busca del mayor botín posible. Foto: Ricardo López Hevia

Ejemplifiquemos con el atletismo, deporte con diferentes sectores y muchas pruebas. Y con Jamaica, con luminarias en velocidad como Bolt, FraserPryce... , gracias a las cuales puede adelantar a Cuba por medallas de oro en Mundiales de Atletismo y hasta en Juegos Olímpicos. Pero no le ganaría en un bilateral de las 48 pruebas porque sencillamente el atletismo de Cuba siempre tuvo mayor profundidad que el suyo.

Aprovechamos para apostillar que mantener rendimientos sólidos en todo el atletismo requiere de instalaciones e implementos, además de personal técnico de alta calificación, atletas motivados en pruebas que requieren dedicación y no cuentan con el impacto mediático de la velocidad, así como la organización de controles y competiciones, todo lo cual requiere de importantes inversiones económicas.

Llevado el ejemplo al entorno de unos Juegos CAC se traduce en contar con potencia ganadora no solo en los deportes tradicionalmente fuertes y/o priorizados por su incidencia olímpica. Es tener potencia multideportiva, que también cuesta.

Se disputan muchos juegos de medallas (449 en Veracruz), con retos en deportes de menor arraigo nacional, otros costosos, algunos desprotegidos del rango olímpico y los exclusivos del programa regional.

En épocas pretéritas apenas incidían las caracterizaciones del párrafo anterior. El país contaba con sustento económico para preparar a todos los deportes y deportistas convocados. En última instancia, a la inmensa mayoría de ellos. Suficiente para obtener cosechas de medallas sobresalientes.

Pero las limitaciones de recursos en los últimos tiempos, y los disponibles priorizados de cara a Juegos Panamericanos y Olímpicos, más dos inasistencias en los tres JCAC recientes —aunque justificadas por fuerza mayor—, han disminuido la profundidad del deporte cubano. Especialidades y atletas que esperaban cuatro años por estas citas como su techo competitivo han enfrentado severas desmotivaciones. En consecuencia, no competiremos en más de un centenar de las pruebas convocadas para Veracruz, algunas por no haber clasificado, la mayoría por descapitalización en nuestro movimiento deportivo. Apreciable desventaja inicial.

Claro que hay muchos otros poquitos que inciden, entre ellos la superación de los demás y muchos con el aporte de nuestros técnicos, mas se enfatizan las causas fundamentales, que no se trata de un estudio analítico sobre el tema.

El atletismo tendrá que disponer de los experimentados y de valores emergentes como Pedro Pablo Pichardo para multiplicar su aporte dorado. Foto: IAAF

Tras no medir fuerzas en San Salvador 2002, Cuba solo llegó a 139 medallas de oro en la siguiente edición de Cartagena 2006. Ocho años antes en Maracaibo su cosecha marcó 191, mientras que en los Juegos de Ponce 1993 llegó a 227, tope histórico de oros, en ambos casos con menos opciones competitivas.

Veamos el prisma de los porcentajes. En Cartagena se tocó fondo al conquistar apenas un 31% de los oros disputados (449). Hubo un 50 % en 1998 (191 de 379) y un mejor 59 % en 1993 (227 de 385). Magníficos, aunque los hubo todavía mejores, como el 70 % en La Habana 1982 (173 de 248), y un 60 % en Santiago de los Caballeros 1986.

Por su parte, México lideró la mayoría de los Juegos desde 1926 hasta 1966 y luego se mantuvo segundo esperando su oportunidad. Pareciera que la tuvo al vencer tanto en el 2002 como en Mayagüez 2010, pero no le basta. Aspira a dominar con Cuba presente. Quiere concretarlo este año, favorecido por las ventaja de Veracruz, sede mexicana.

Y tiene reales opciones, pues a la altura de este febrero los análisis de pronósticos indican una ligera ventaja a su favor en medallas de oro.

Sin Cuba llegó a su cima de 146 oros en San Salvador 2002. Luego bajó a 107 en el 2006. De nuevo lideró en el 2010, pero con 127, pese a aumentar hasta 491 las pruebas disputadas, debido a faenas históricas de Venezuela (116) y Colombia (104). Según el programa competitivo —siempre ajustado al máximo posible a conveniencias de la sede— para Veracruz se le valoran a México hoy día poco más de 130.

Claro que hasta la celebración de los Juegos (14 al 30 de noviembre), hay tela por donde cortar. Diez meses no dan tiempo para fabricar campeones, pero permiten acortar diferencias y que las condiciones volitivas adquieran mayor incidencia.

Por otro lado, la fecha a finales de año favorece más a los deportistas cubanos. Se distinguen por su sacrificio en la preparación, por ser combativos y triunfadores cuando el país lo necesita.

Así fue en los Panamericanos de Guadalajara (octubre), donde pudieron hasta implantar récords frente a la imposibilidad del resto. Y Cuba mantuvo el segundo lugar.

Deportes de muchas preseas tendrán crucial incidencia. El atletismo es de los principales. El de Cuba no terminó bien el 2013, pero enfrenta el reto de detener una picada que se inició mucho antes. Tendrá 48 opciones y aportaría en grande si solamente pudiera ganar 22, las mismas que en Cartagena 2006. Precisa de un esfuerzo titánico, pues ahora mismo no le vemos ni 12 posibilidades claras de campeones.

Desde el 2007 comenzó a dudarse sobre mantener frente a Brasil el segundo lugar en los Juegos Panamericanos. Tanto en la sede auriverde de Río de Janeiro 2007 como en la mexicana de Guadalajara 2011 el fantasma del descenso fue ahuyentado por el esfuerzo aunado de atletas y técnicos en medio de las dificultades objetivas.

Ahora la incertidumbre ronda sobre la revalidación del primer lugar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Cuba ha promovido la superación de otros países y por ello resulta lógica una mayor oposición. Sin embargo, ese gesto no atañe a nuestros atletas, quienes jamás renuncian a la victoria. Quizá más del 90 % sean debutantes por la lejanía del 2006, pero a ellos y a sus instructores corresponderá el protagonismo una vez más.

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