«A partir de que los vientos del huracán Rafael alcancen los 60 km/ h se realizará la desconexión controlada de los circuitos de distribución, para evitar accidentes y fallos en las redes eléctricas», informó en X la Unión Nacional Eléctrica (UNE).
El municipio especial Isla de la Juventud ya ejecutó esa medida preventiva, de acuerdo con la información ofrecida por el periodista Noel Otaño en la transmisión especial del Canal Caribe. También ocurrió en Cayo Largo del Sur, añadió el director de redes de la UNE, Eleazar Moreno Ricardo.
En el Ministerio de Energía y Minas, continuó, adoptaron otras decisiones sobre el territorio del occidente de Cuba como la distribución de combustible a los centros que brindan servicios vitales y la prioridad para los circuitos vinculados con las fuentes de abasto de agua.
Movilizaron fuerzas y medios del organismo para asegurar esas actividades y prepararon al personal encargado de evaluar los daños a los circuitos eléctricos tras el paso del fenómeno meteorológico, amplió Moreno Ricardo.
De igual forma, el Contingente Serafín Sánchez de Sancti Spíritus y el de la Empresa Eléctrica de Ciego de Ávila llegaron a La Habana para actuar después de los daños esperados del huracán. Recordó que todavía fuerzas de Santiago de Cuba y Camagüey laboraban en la recuperación de Guantánamo después de Oscar.
El estudio Impacto de los huracanes a la infraestructura eléctrica, publicado en la revista Ingeniería Eléctrica de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, detalló esas afectaciones según la intensidad de los fenómenos climáticos.
Entre la categoría uno y tres en la escala Saffir Simpson, la infraestructura del Sistema Eléctrico Nacional presenta vulnerabilidades como la interrupción del servicio entre un período de 6 y 24 horas, la caída de hasta un 15 % de los postes, la rotura de hasta la décima parte de los transformadores y la quinta de las líneas.
También suceden daños de interés en el 5 % de las subestaciones, la obstrucción de las calles y vías de desplazamiento por árboles y escombros en el suelo, la inundación de las zonas bajas y próximas al litoral causantes de demoras en el restablecimiento del servicio.
Los huracanes de categoría cuatro y cinco, entre tanto, provocan el derribo de nueve de cada diez postes y transformadores, con la rotura del 30 % de ellos. Colapsa la totalidad de la red de baja, media y alta tensión, así como de las subestaciones y el pueblo sufre la interrupción del fluido durante un tiempo prolongado.
Acontece la destrucción de la estructura eléctrica exterior de los grupos de diésel y cerca de la mitad de las edificaciones con los grupos de emergencia. El agua contamina los depósitos de combustible y durante varios días existe desabastecimiento de combustible, entre otras consecuencias.



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