ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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En la medida en que llegan los recursos son asignados por orden de prioridad. Foto: Luis Alberto Portuondo

Santiago de Cuba. –Cuando Obed Estrada Núñez vio el techo de su vivienda parcialmente destruido por los vientos del huracán Melissa, se puso «en función de recuperar cuantas tejas fuera posible y, con la ayuda de los vecinos, restablecer parte de cubierta». María Ramos Ferrer no corrió igual suerte, «porque todo fue destrozado y tanto mi esposo como yo somos adultos mayores». Ambos –residentes en el municipio cabecera– todavía esperan por la visita de la comisión que tiene que evaluar los daños y encauzar el proceso de entrega de los recursos en los puntos de venta.

La otra cara de la moneda la encontramos en la Oficina de Trámites de la zona de defensa (ZD) Enma Rosa Chuy. «Ya mi planilla está certificada, ahora voy para el punto de venta a recoger las ocho tejas que necesito», aseguró Edita Delás Mendoza, del municipio de San Luis.

«Aquí trabajamos los siete días de la semana. Con la llegada de las tejas, las puntillas y otros materiales de la construcción, ya han adquirido sus recursos más de 150 familias, en tanto avanzamos en la atención de los 718 casos certificados por la comisión, de un total de 872», dijo a Granma María Agustina Rosales Portuondo, al frente de la Oficina y quien no olvida los grandes ajetreos que vivió luego de octubre de 2012, «cuando el ciclón Sandy arrasó con nuestra provincia, y me correspondió igual responsabilidad».

Minutos después, Edita recibía sus tejas en el punto de venta.

El Consejo de Defensa Municipal (CDM) ha destinado varios camiones de la base de transporte de cargas, «con el objetivo de trasladar hasta cada vivienda los recursos asignados; el Estado asume los gastos y yo estaré disponible hasta que realice el último viaje», manifestó Luis Suárez Ramírez, chofer de uno de los medios.

Lo anterior forma parte de la notable cifra de 137 554 viviendas afectadas que, hasta el momento, se cuantifican en la provincia. «Ya han sido visitadas por las comisiones, creadas al efecto en cada una de nuestras 127 zonas de defensa, cerca de 90 000, aunque falta un número importante en los municipios de Santiago de Cuba, Palma Soriano y Contramaestre, cuyo fondo habitacional fue severamente afectado por el huracán Melissa», precisó Danislay Hechavarría Duvalón, jefa del Subgrupo de la Vivienda del Consejo de Defensa Provincial (CDP).

 

POCO A POCO SE RIPOSTA EL GOLPE DE MELISSA

Los severos daños a la infraestructura santiaguera confirman que fue el territorio más afectado por el huracán. «Por solo citar algunos ejemplos, son más de 22 000 los derrumbes totales y 66 139 parciales de techo. Ya han recibido sus recursos cerca de 5 000 de la cifra general. El CDP decidió que las oficinas de trámites y los puntos de venta de materiales laboren todos los días. Es destacable que hemos recibido más de 114 000 tejas –entre zinc y fibrocemento–, de las que el 90 % ha sido destinado a la vivienda», aseveró Hechavarría Duvalón.

A la altura de diciembre continúa el levantamiento, la confección y la certificación de las fichas técnicas, así como los procederes que cada damnificado debe realizar en los puntos de venta de Comercio y en las sucursales bancarias.

«Hay materiales que son donados y su entrega es gratuita, otros tienen varias formas de pago: efectivo, crédito bancario, bonificación –que puede ser de hasta el 99 %–, incluso puede darse el caso de que el individuo sea beneficiado con las tres variantes. En todos, el Presupuesto del Estado asume el 50 % del precio», agregó la funcionaria.

En lo correspondiente a los subsidios, el consejo de la administración de cada municipio tiene que dar respuesta en un plazo de 24 horas posteriores a la presentación; «y los pendientes del huracán Sandy, unos 6 000, se incluyen al total de Melissa, con la respectiva prioridad que tienen», acotó la Jefa del Subgrupo de la Vivienda del CDP.

En ese sentido, las zd definen las prioridades y organizan la atención, con énfasis en los más vulnerables, las madres con descendencia múltiple y los trabajadores. Las comisiones que realizan las visitas están compuestas por los delegados de circunscripción, trabajadores sociales y técnicos de la Vivienda. «Es una tarea ardua, que lleva mucha sensibilidad, pero también objetividad», expresó Solans Munive Pozo, quien como parte de su adiestramiento como técnica, tuvo a su cargo 83 hogares. «Es parte del acompañamiento a cada damnificado, aunque no pocos de nosotros también tuvimos nuestras pérdidas, sea en la vivienda u otros bienes», añadió Anisleidis Ramos Hernández, quien en los últimos días constató la situación de 55 viviendas.

«La visita no es solo para evaluar la casa, también la situación socioeconómica del núcleo familiar, y de ahí proceder a las solicitudes de subsidio, ayuda financiera y entrega de artículos de primera necesidad», significó Daisy María Salazar Álvarez, trabajadora social.

No obstante, «yo fui la que me dirigí a la Oficina de Trámites y a mi delegada; la respuesta fue que tenía que esperar, y lo hicieron tras 15 días», comentó Alexis Pozo Castillo, residente del reparto Altavista, de la Ciudad Héroe, en el que más de 67 000 viviendas sufrieron los estragos del poderoso huracán.

«La dinámica de trabajo en los puntos de venta tiene que ser ágil, pero los problemas con el fluido eléctrico dificultan el funcionamiento de los pos y las pasarelas de pago, y el déficit de personal implica un esfuerzo extraordinario de los que laboramos en el Comercio, sector en el que los bajos salarios provocan un notable éxodo», afirmó Adael Castillo Lima, administrador de la tienda de materiales de la construcción El Dragón.

A partir de la conocida carencia de productos como el cemento y el acero, en el territorio se han establecido varias rutas de solución: la construcción de viviendas tipología iv tanto en la montaña como en las zonas urbanas; la adaptación de locales y la conversión de contenedores a viviendas para núcleos de tres o cuatro personas, compuestos por dos habitaciones, baño, cocina y área de estar, localizadas en parcelas de 8 x 16 metros, con la posibilidad de ampliarse según la necesidad habitacional de la familia.

De acuerdo con Yamni Ferreiro Canet, jefe de la Oficina Coordinadora del Grupo Empresarial de la Construcción aquí, «en los talleres de Santiago de Cuba, Palma Soriano y Contramaestre avanzan las acciones para dotar de habitabilidad los contenedores. Es una experiencia de otras latitudes que estamos aplicando en nuestro país».

Además, se ha reanudado la producción de ladrillos, tubos y conexiones de barro, «áridos, ladrillos de canto, cal y otros renglones en cada uno de los nueve municipios. En Mella, por ejemplo, ya hemos entregado nueve viviendas a sus moradores», informó Jesús Vera Shelton, director de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción.

 

LA VOZ DE LOS MÁS AFECTADOS

Para Maricel Cabrales Toro –vecina de Los Negros, en Contramaestre–, el derrumbe total de su vivienda ha sido uno de los hechos más dolorosos de su vida. Aunque reconoció la atención recibida en la Oficina de Trámites, criticó el actuar de los técnicos encargados de certificar los daños: «algunos se muestran un poco insensibles y no saben cómo dirigirse y dar las explicaciones pertinentes». Comentó que, en la visita a los escombros de su casa, la técnica le informó que, al tratarse de un derrumbe total y no haber recursos disponibles para esa clasificación, no levantarían una ficha técnica en ese momento.

Posteriormente, al acudir a la Oficina, se le pidió firmar un documento en el que aceptaban declarar el daño como «derrumbe total de techo; así figura en nuestra ficha», lamentó Maricel, «pero en realidad es un derrumbe total, de nuestra casa no quedó nada, solo el piso».

En la propia demarcación, Belkis Cámbara Zayas, de 68 años, expuso un panorama signado por el dolor y la esperanza: «El ciclón me dejó sin techo. Fue muy duro, una trabaja tanto por tener su casita y de repente verla así, se arruinaron el televisor, los colchones, la ropa. Pero le digo una cosa: la ayuda llegó rápido. No me quedé abandonada. Al punto de materiales fui, me atendieron bien, hice los trámites y al mismo tiempo me dieron mis tejas, los ganchos y los tornillos. Hasta un camión me asignaron para traerlo todo hasta aquí, a la puerta de mi casa», encomió la jovial abuela.

En Palma Soriano, Orestes Ávila Trimiño refrió que «en  primera instancia fui a ver al Delegado, el cual me dio orientaciones claras del procedimiento con los trámites; luego me dirigí al local de la ZD y me incluyeron en un listado con otros tantos afectados, me dijeron que había que esperar por el técnico para que realizara el defectado, a casi un mes aún no he recibido la visita; estoy preocupado porque tras el paso de Sandy lo perdí todo, y todavía espero por alguien que me ayude a levantar mi casa».

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