ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Numerosas viviendas fueron práctcamente arrasadas por los huracanados vientos en La Habana Foto: Archivo de Granma

Una situación irregular en el mar Caribe quedó registrada en la mañana del 8 de octubre de 1944, en los mapas que confeccionaba diariamente el Observatorio Nacional cubano. En las observaciones superficiales y en las aerológicas de la isla de Curazao, señalaban que había una anormalidad atmosférica hacia el cuarto cuadrante, cerca de la citada zona.

En su informe oficial sobre el huracán (El Mundo 20-10-44) el director del Observatorio Nacional, capitán de corbeta José Carlos Millás, ofreció una amplia información sobre el inicio, desarrollo y paso del huracán por la zona occidental de Cuba que resultó ser uno de los más grandes hasta ese momento..

 En la mañana  del día 11 de octubre se tenía la certeza de que existía una depresión en la mitad occidental del Mar Caribe por lo que se emitió un boletín dirigido al Estado Mayor de la Marina donde se decía que en el Mar Caribe las presiones eran ligeramente bajas «existiendo una depresión al sur y algo distante de Jamaica».

En el boletín de la mañana del día 12 de octubre se le informó al Estado Mayor: «La depresión del Mar Caribe tiene su región central al nordeste y no lejos de Cabo Gracias a Dios, Nicaragua»

El día 13 de octubre se emite el primer boletín público: «Una depresión atmosférica que ha existido en el Mar Caribe, durante varios días tenía su región central esta mañana a las ocho (8:00 a.m.) a ciento cincuenta millas o poco más al sur de Caimán Grande. Desde ayer apenas se ha movido»

En este lento movimiento con rumbo norte la «depresión atmosférica» se va desarrollando paulatinamente hasta llegar a convertirse en un poderoso huracán de categoría 4 escala (Saffir-Simpson de 5), que azota, con sus fuertes vientos a Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) donde ocasiona cuantiosos destrozos.

Según plantea el profesor Luis Enrique Ramos, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, en su libro Huracanes, desastres naturales en Cuba, el meteoro penetró al final de la noche del 17 de octubre en la isla de Cuba por un punto al oeste de la ensenada de Majana y salió al mar por las inmediaciones de Cabañas, Pinar del Río, al amanecer del 18.

De acuerdo con las observaciones realizadas por el director del observatorio meteorológico de la Academia Naval del Mariel, quien comentó que: «observó la calma vorticial desde la Academia Naval y está convencido de que el ciclón salió de Cuba por allí».

Entre las nueve y las once de la mañana del día 18 de octubre, La Habana sufrió los vientos más fuertes del huracán, con rachas estimadas de 200 a 240 km/h. Incluso, durante alrededor de 75 minutos se mantuvieron por encima de los 224 km/h, mientras vientos sostenidos en el orden de los 90 km/h, persistieron a lo largo de 18 horas, de acuerdo con un estudio posterior realizado por los meteorólogos cubanos José Carlos Millás y Roberto Ortiz.

En su informe el doctor Millás, director del Observatorio Nacional, señaló «Cuatro empleados del Observatorio vieron la pluma del anemómetro marcar 162 millas por hora (260,7 km/h) unos minutos antes de las once de la mañana que no dejó registrada la pluma; pero si otra de 153 millas por hora (246,2 kh/h)»

LOS DAÑOS DEL HURACÁN

La Ciudad de la Habana quedó sin comunicaciones, sin electricidad y sin agua potable. Numerosos barrios y zonas céntricas de la ciudad  fueron inundados por las aguas, aunque la lluvia no fue un elemento a tener en cuenta. Las fuertes rachas de viento huracanados hicieron volar planchas de zinc, tejas, maderos, vigas de hierro, anuncios lumínicos.

La planta eléctrica auxiliar de Melones, que estaba situada al fondo de la bahía de La Habana, en la madrugada del día 18 trabajaba a todo vapor. De pronto su chimenea principal se desplomó y cayó sobre la sala de calderas, rompiendo el tubo principal de una de ellas. Afortunadamente la válvula de emergencia funcionó y cerró el paso al vapor, salvando la vida a los obreros que allí trabajaban.

PLAYA DEL CAJIO, POR DONDE PENETRO EL HURACÁN

Cuenta un vecino que logró escapar de allí con otras familias (El Mundo,21-10-44) que «las siete bodegas, la tienda de ropa, el club Náutico del Círculo Familiar de Güira de Melena, la Asociación Propietarios, la Iglesia, la planta eléctrica; valiosos yates, y diversas embarcaciones menores fueron barridos por el agua y el viento»

Se dice que la marea de tormenta metió el mar hasta diez kilómetros tierra adentro, provocó la desaparición de más de sesenta vecinos y de unas trescientas viviendas en un «abrir y cerrar de ojos». Lo único que allí quedó en pie fue el busto de José de la Luz y Caballero.

Para que se tenga una idea de la magnitud de la fuerza de los vientosy de la entrada del mar, baste decir que un banco del parque del Cajío fue a parar a unos diez kilómetros de su sitio de emplazamiento, mientras la lancha Alicia, matriculada en Batabanó, «viajó» cinco kilómetros tierra adentro.

LA MISTERIOSA PATANA EN UNA FINCA

El campesino Serapio Leal residía con su familia en la finca Peñalver y la noche en que cruzó el huracán, apenas pudieron dormir. Escuchaban cómo las ráfagas de los fuertes vientos apaleaban los arboles. Nerviosos y asustados, esperaban lo peor. Pero nada les sucedió.

Amaneció,  habían cesado los fuertes vientos y todavía lloviznaba cuando Serapio le dijo a su mujer que iba a «patear» la finca para comprobar si todo estaba en orden. Agarró su machete, se envolvió en una vieja capa, se caló con fuerza su sombrero de guano y salió al humedecido campo.

Luego de andar un buen tramo con mucho trabajo entre malezas, bejucos y árboles caídos; con los pantalones mojados hasta la rodilla, de repente y a lo lejos, vio lo que parecía ser una casa de madera en un lugar, donde nunca había estado una vivienda.

Intrigado por el descubrimiento, se acercó y comprobó que la casa de madera en cuestión, estaba asentada sobre una balsa, también de madera, que él jamás había visto allí, en los predios de su finca que no estaba «al cantío de un gallo» de la costa, sino a unas dos leguas y media de ella.

El experimentado periodista Luis Gómez Wanguemert (Carteles 29-10-44) estuvo allí en la finca y ofreció más detalles del increíble descubrimiento de la patana:

«Se usaba como residencia flotante y tiene encima una casa de15 metros por cinco, sólidamente construida, con cuatro ventanas y una puerta por cada lado. A ambos lados del techo, cubierto de papel impermeable, hay dos largas canales para recoger el agua de la lluvia y conducirla a un enorme aljibe, situado en el fondo de la embarcación».

«En el interior hay, a la entrada, un doble servicio con dos water-closets, dos duchas y dos lavabos, sobre los cuales hay cepillos de dientes, tubos de pasta y brochas de afeitar»

«Más adentro, un salón con diez camas de campaña, una mesa y bancos. Por último, a la izquierda la despensa repleta de provisiones y, a la derecha, la cocina, sobre cuyos fogones de carbón están los peroles…».

En los documentos que se encontraron a bordo revelaban que estaba matriculada en la pequeña isla holandesa de Aruba, cerca de Venezuela.

¿Cómo llegó la nave marítima a la finca «Peñalver», distante a unos diez kilómetros y medio de la costa? Todavía, es un misterio por esclarecer.   

El prestigioso meteorólogo cubano doctor José Rubiera, en su trabajo, Crónica del Tiempo: Los huracanes y octubre, al referirse al huracán de 1944, destaca que le precedió un frente frío que llegó a La Habana el día 11.

Según informes oficiales, al paso del fortísimo huracán hubo que lamentar la muerte de 319 personas, en tanto los daños materiales fueron cuantiosos y ascendieron a unos 40 millones de pesos de la época.

Vale apuntar que este organismo ciclónico tropical no fue tan lluvioso, como el del 20 de octubre de 1926, aunque si nos guiamos por los registros entre 175 y 200 milímetros en 24 horas que dejó, estamos hablando de precipitaciones intensas.

Fuentes:

Revista Carteles, 29-10-44

Huracanes, desastres naturales en Cuba,  por el profesor Luis Enrique Ramos.

Crónica del Tiempo: Los huracanes y octubre. Doctor José Rubiera.

Patana encontrada en la finca Foto: Revista Carteles
Interior de la patana encontrada en la finca Foto: Revista Carteles
Fábrica de envases de cartón corrugado, en San Martín y Crucero del Ferrocarril, destrozada por el paso del huracán. Foto: Archivo de Granma, 25 de octubre de 1944. Foto: Archivo de Granma
Lo que queda de una vivienda en San Francisco y Calzada de Jesús del Monte, tras el paso del huracán. Foto: Archivo de Granma
La población sufrió los embates de los vientos y sus casas quedaban destruidas por el poderoso huracán. Foto: Archivo de Granma
En el barrio de Puerto Nuevo, en Regla, el huracán derribó numerosas viviendas. Foto: Archivo de Granma
Para los que habitaban en el desaparecido barrio de indigentes. Foto: Archivo de Granma
Otro ángulo de la goleta "Santa Bárbara".  Foto: Archivo de Granma
En este lugar de la calle Luyanó No.932, a la izquierda, en el hueco negro, donde había una habitación, se extrajeron cuatro cadáveres. Foto: Archivo de Granma
Sobre lo que fue una casa, un grupo de vecinos de la Playa del Cajío, ofrecen testimonio del paso del huracán. Foto: Archivo de Granma
La goleta "Santa Bárbara", quedó intacta, pero varada a unos cuatrocientos metros del mar, en surgidero de Batabanó
Foto: Archivo de Granma
Destrozos ocasionados en el Asilo Pestalozzi, Marianao el 18 de octubre de 1944 por el huracán. Más de 200 niñas se encontraban alojadas allí. Foto: Archivo de Granma
Cazasubmarino de la marina de Guerra cubana, hundido en la bahia de La Habana, por las fuertes marejadas del huracán. Foto: Archivo de Granma
Cazasubmarino de la marina de Guerra cubana, hundido en la bahia de La Habana, por las fuertes marejadas del huracán. Foto: Archivo de Granma
Instrumento que se utiliza para registrar la dirección y velocidad del viento.--que también grafica--. y ofrece los datos relacionados con la hora. Dos plumas imprimen la velocidad y la dirección. Foto: Archivo de Granma
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Aris dijo:

1

19 de octubre de 2024

20:22:06


Mi padre me contaba sobre el ciclón del 44, sus tremendos destrozos en Consolación del Sur, P. del Río.

Jorge luis dijo:

2

19 de octubre de 2024

21:43:23


Según cuenta mi tía materna ya muerta el árbol de tamarindo de su casa en la calle Aldabo y Larcada en Los Pinos La Habana no le quedó una sola hoja. En la casa de mis abuelos en en reparto Arday muy cerca de el reparto Aldabo el huracan destruyó la casa de madera de dos pisos propiedad de mis abuelos; y la familia se salvo porque todos se ataron al tronco de un árbol y como curiosidad MI padre y mi abuelo que era periodista eran amigos del periodista Gomez Wanguenert que vivía en la Loma de Chaplín en la Santos. Suarez