ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El hospital tenía la configuración de una gran cruz con cuatro patios, en los que se levantaban diez amplios pabellones separados por jardines. Foto: tomadas de Arquitectura.com

Algunos cubanos desconocen que en la céntrica esquina de L y 23, en los terrenos que hoy ocupa la emblemática heladería Coppelia, se erguía el vetusto hospital Nuestra Señora de las Mercedes (Reina Mercedes), que fue demolido en agosto de 1958, hace 65 años.

Registros históricos muestran que el primer hospital conocido en la capital, al que llamaban Hospital Viejo, estaba situado en la calle Mercaderes y Oficios desde el año 1537. Realmente no era un hospital ni tenía condiciones para serlo.

Más tarde, con el aporte de donaciones privadas y el apoyo del gobierno colonial, se lograron reunir los fondos necesarios para construir el Hospital de San Felipe y Santiago, en la esquina sureste de la intersección de las calles Obispo y Mercaderes, frente al antiguo Convento de Santo Domingo, allá por el año 1547.

Pero, como estas instalaciones no eran suficientes para atender a la población, la Corona Española, mediante una  Cédula Real, donó varias viviendas de su propiedad y, con las contribuciones de los vecinos, se logró construir otro hospital, en la zona del actual Parque Cervantes, en La Habana Vieja.

La Orden Hospitalaria San Juan de Dios fue la encargada de administrar el nuevo hospital, con integrantes de esa institución española que arribaron a Cuba entre los años 1602 y 1603.

La idea de construir un hospital técnicamente más avanzado que los que existían en esos momentos en Cuba, le correspondió al eminente médico cubano doctor Emiliano Núñez de Villavicencio, quien presidió, junto a la Junta de Construcción, una amplia campaña para obtener los fondos, a fin de llevar a cabo la noble obra.

El arquitecto Adolfo Sánz Yanes diseñó el edificio con patios interiores y pabellones aislados y ventilados, inspirado en el hospital Blackburn’s Infirmary, de Manchester, Reino Unido, con un presupuesto para su edificación de unos 290 000 pesos, una elevada suma en aquella época.

Por la venta de los terrenos del antiguo hospital San Juan de Dios se recibieron 10 000 pesos, pero faltaba bastante dinero todavía, por eso fue necesario realizar una campaña con el apoyo de las sociedades de recreo y beneficencia, y otras instituciones sociales que organizaron verbenas, recolectas públicas y funciones de teatro para reunir los fondos que cubrieran el costo del hospital.

 

LOS TERRENOS MÁS COTIZADOS

En el sector privado se destacaron las donaciones realizadas por Joaquín Gómez, Josefa de Santa Cruz de Oviedo y el Marqués de Marianao, Salvador Samá, que ascendieron a la suma de 217 000 pesos.

El 19 de noviembre de 1880 se colocó la primera piedra, en honor al natalicio de la princesa de Asturias, y la construcción comenzó al siguiente año.

Casi cinco años después quedó terminada la obra, que fue inaugurada solemnemente el 8 de febrero de 1886 –cuando ya casi todas las instalaciones estaban prestando servicios–, con el nombre de Hospital Reina Mercedes (en honor a la entonces esposa del Rey Alfonso XII, y futura reina regente).

La entrada principal se encontraba en el centro del edificio, por la calle L. Tenía la configuración de una gran cruz, con cuatro patios en los que se levantaban diez amplios pabellones separados por jardines, para acoger un considerable número de enfermos.

Fue habilitado con un moderno salón de cirugía, locales para consultas, oficinas, cocina, comedor, salón de actos, farmacia y también una capilla.   

En este hospital radicó la primera sala de Radiología de Cuba. Allí también el eminente doctor Ángel Aballí creó la Escuela Pediátrica cubana, modelo en la medicina hispanoamericana. Y en uno de sus salones el doctor Nicolás Puente Duany inició los estudios sobre el tratamiento del cáncer.

Por su parte, el doctor Raimundo García Menocal dirigió, en ese centro de Salud, la primera Escuela Dermatológica cubana, al tiempo que iniciaba los estudios sobre las enfermedades venéreas.

El paso de los años, la cercanía del mar y otros elementos naturales dañaron considerablemente las instalaciones del viejo hospital, al punto que, a mediados del año 1937, se le ejecutó una reparación general.

Desde los jardines hasta las salas y salones fueron pintados, y sus puertas y ventanas reparadas o restauradas. Los obreros rescataron parte del esplendor que en su tiempo tuvo el añejo edificio. Además, se instaló una nueva y moderna cocina, y un consultorio dental.

En la década de 1950, el hospital volvía a estar en muy malas condiciones estructurales y de conservación, por lo que se consideró, como medida de seguridad,  trasladar a los enfermos de allí y demolerlo. No obstante, todavía podía salvarse.

Las turbias operaciones inmobiliarias y la politiquería lograron, como un cáncer terminal, la desaparición del Hospital Reina Mercedes, cuyos terrenos eran muy codiciados, pues el metro cuadrado estaba cotizado como el más caro en toda Cuba, entre otras cosas, por la construcción, frente a éL, del hotel Habana Hilton, hoy Habana Libre.

Por lo anteriormente señalado, la Junta de Patronos del Hospital decidió, en 1954, venderlo y  trasladar los servicios médicos y a los enfermos para un nuevo edificio que se construiría en la loma del príncipe, lo que ocurrió en 1957. El actual Hospital Comandante Manuel Fajardo.

El 25 de agosto de 1958, un numeroso grupo de médicos, enfermeras, técnicos, autoridades y pueblo en  general le ofreció, en la entrada principal, una simbólica despedida al  viejo edificio del Hospital Reina Mercedes, que había prestado servicios durante más de 70 años y, que en breve, sería demolido.

Luego, con el triunfo de la revolución, en esta área se construyó un parque llamado asta, vinculado con un evento de agencias de turismo internacional que se celebró en La Habana, en octubre de 1959.

Varios meses después, el parque fue remodelado y convertido en un cabaret al aire libre, al que llamaron Nocturnal, y a mediados del año 1966 se inauguró, allí, la emblemática heladería Coppelia.

Inaugurado solemnemente el 8 de febrero de 1886, con el nombre de Hospital Reina Mercedes (en honor a la entonces esposa del Rey Alfonso XII, y futura reina regente. Foto: www.arquitecturacuba.com

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Vista de la fachada principal del l hospital Reina Mercedes. Foto: www.arquitecturacuba.com
Tenía la configuración de una gran cruz con cuatro patios en los que se levantaban diez amplios pabellones separados por jardines. Foto: www.arquitecturacuba.com
El 25 de agosto de 1958 un numeroso grupo de médicos, enfermeras, técnicos, autoridades y pueblo en general, le ofreció, en la entrada principal una simbólica despedida al viejo edificio del Hospital Reina Mercedes Foto: Archivo de Granma
Cabaret Nocturnal y Heladería Coppelia Foto: Archivo de Granma
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jorge dijo:

1

17 de agosto de 2023

15:38:39


Justo un sitio que con viva evidencia es olvidado frecuentemente. Tal y como a cada rato se olvida a Coppelia, la Gran Catedral del Helado, cuyo encanto no ha sido atendido como es debido. Un símbolo de La Habana, una heladería que fue de vanguardia internacionalmente, y de la que hoy dudamos que su helado supere la pésima calidad de los granizados que se venden en sus cercanías.

Manuel dijo:

2

17 de agosto de 2023

18:26:37


El Nocturnal no tuvo buen desempeño. Poco visitado. Tampoco buena programación. Al ocupar el MININT el edificio de la actual facultad de Economía de la UH, el Nocturnal se cerró definitivamente, hasta que se edificó la heladería Copelia.

Delfin Xiques Respondió:


8 de septiembre de 2023

09:27:34

El cabaret al aire libre Nocturnal se cerró por el ruido en horas de la madrugada y a las quejas de los vecinos.

Orlando dijo:

3

20 de agosto de 2023

09:05:35


Excelente escrito que me ha traído imborrables recuerdos pues esa era una de mis áreas preferidas de La Habana que yo frecuentaba desde pequeño. Solo quiero agregar que antes del Nocturnal y después del ASTA en ese lugar estuvo un restaurante al aire libre que se llamó Restaurante INIT. Lo recuerdo bien pues en más de una ocasión siendo niño mi mamá y yo almorzamos en ese lugar.