ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Felicia Hondal

Celebramos este mes el centenario del nacimiento de una de las grandes figuras de la cultura cubana, al que todo nuestro pueblo recuerda con cariño y respeto. Nos referimos al inefable maestro Luis Carbonell Pullés.

El destacado artista nació en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1923. Allí estudió piano con la profesora Josefina Farré Segura. Declamaba en fiestas familiares y, luego de ganar un concurso de aficionados, se incorporó a la emisora radial CMKC, como pianista acompañante, director artístico y declamador, que lo llevaron a actuar en teatros y otros espacios culturales.

En 1947 arribaron a Nueva York Ernesto Lecuona y Esther Borja, con quienes actuó, junto con Miguelito Valdés, y se presentó, además, en la emisora National Broadcasting System (NBS), con gran éxito, en un programa de poesía afrocubana para América Latina, y también en el Teatro Hispano.

El prestigioso Carnegie Hall le abrió sus puertas el 11 de marzo de 1948, para que ofreciera su recital Poesía afroantillana.

Luis Carbonell en escena junto a la cantante cubana Esther Borja. Foto: Chinolope

Esa noche, Luis –como lo señaló Alejó Carpentier–, impactó por su buena dicción, la entonación exacta, el gesto preciso, y el original estilo del novel artista en sus interpretaciones de la poesía afroantillana. Declamó textos de autores cubanos, puertorriqueños, venezolanos y españoles.

En la década de 1950 estaban en Cuba los populares actores cómicos argentinos Dick y Biondi. Se dice que un día, cuando actuaba con ellos, Pepe Biondi lo presentó como el Acuarelista de la poesía antillana, y así, cariñosamente, el público comenzó a llamarlo.

Fue un incansable lector e investigador del arte de la poesía, que lo llevó a elevar su nivel cultural, más allá de ser meramente su intérprete, para convertirse en un referente de ese género.

Luego del triunfo de la Revolución actuó en programas de televisión, teatros, centros nocturnos, casas de la cultura, museos, peñas artísticas e instituciones. Colaboró en la formación del Cuarteto del Rey, de Los Bucaneros y de Los Cañas.

Un hecho poco conocido en la vida de Luis Carbonell ocurrió en agosto de 1963, cuando las agencias de prensa estadounidenses AP y UPI divulgaron, falsamente, que el Acuarelista de la poesía antillana  había muerto en un tiroteo, al pretender abandonar el país en una embarcación.

La reacción y la respuesta del artista fue humorística primero, y muy seria y responsable después. Fijó su posición junto a su pueblo y a su Patria.

POR MI MADRE, ESTOY VIVO, DICE LUIS CARBONELL

«Por mi madre que no estoy muerto. Tengo mejor salud que nunca. Voy a vivir muchos años más. Solo moriré de viejo, allá por el año 2000, y en ninguna tierra extraña, sino en esta Cuba». Al filo de la medianoche, el Acuarelista de la poesía antillana, Luis Carbonell, hacía su entrada sonriente en la redacción del periódico Revolución, agitando un cable de una agencia yanqui en las manos. El motivo que lo mueve es solo uno.

Las agencias Unión Press Internacional y la Asociates Press, cada vez más erráticas en sus infundios, propagaron, a través del hilo cablegráfico, por todos los continentes, otra mentira que mueve a risa: El «asesinato» del genial intérprete de la poesía costumbrista cubana. Y es que los sesudos especialistas en «informaciones anticomunistas», devanándose el cerebro en las oficinas centrales de esas agencias de propaganda, en Nueva York, están agotando las listas de las supuestas víctimas del «terror rojo» en Cuba.

LOS MUERTOS DE LAS «P»

Caricatura de Virgilio 

Ya no les basta con matar a deportistas, diplomáticos, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, conocidos revolucionarios, sino que incluyen en sus fúnebres folletines, para consumo de los incautos, al destacado recitador, pianista y compositor.

Los cables, fechados en Miami y recibidos por los teletipos en las redacciones, afirman que «el popular recitador cubano fue muerto a tiros cuando trataba de abandonar la Isla en una pequeña embarcación».

UN PARCHE MUY PEQUEÑO

Tratando de poner el parche antes de que salga el grano, no atribuyen la información a ninguno de sus redactores, un Tom o un John cualquiera, sino que se la cargan a «informes llegados por diversos canales, a manos de personas sin filiación política y a agrupaciones de exilados».

Quizá, esforzándose por dar seriedad a la «noticia», las agencias no precisan la fecha del «crimen», y dicen, tranquilamente, que las fuentes «no especifican la fecha del suceso».

Luis Carbonell dijo de sopetón, tan pronto se abrió el elevador del quinto piso del diario Revolución: «Me enteré de que me habían matado y vine a advertir que, por ahora seguiré viviendo, y que jamás podré morir en la forma en que esta gente me liquidó».

TRAS LA MUERTE

La charla se enhebra enseguida. «Cuando me enteré de que ya me habían situado en otro mundo –expresa–, solo pude echarme a reír. Las carcajadas se oyeron en toda la casa después que colgué el teléfono en que me anunciaban que había muerto.

Armand, La Habana. Foto: Archivo de Granma

«En una bodega cercana a mi casa, una señora, repicando los dedos en típico gesto de despojo, no pudo contenerse al verme y casi gritó: «Luz para ese ser... Que tengas salud para muchos años».

El popular intérprete de El Solar y de tantas otras poesías costumbristas, contó que «hasta me han dicho que una planta yanqui que transmite en español anunció a bombos y platillos que iban a dar una misa por mi eterno descanso en algún lugar de Estados Unidos. Lo siento, pero no pondré el muerto para misa alguna».

PROVOCADORES DE RISA

Carbonell conoce el motivo de esta nueva patraña yanqui y lo señala sin vacilación: «Todo esto es parte del truco de los propagandistas de la mentira, en sus intentos por provocar confusión. Pero los pobres, no consiguen nada con ello, solo provocar la risa».

Para montar su calumnia, las agencias estadounidenses utilizaron un hecho fortuito: Luis había estado, entonces, algo alejado de la radio y la televisión nacional.

Caricatura de Virgilio 

El motivo es sencillo, y el artista se encargó de explicarlo: «Desde hace tiempo estoy realizando una tournée por toda la Isla, auspiciada por el Consejo Nacional de Cultura y el INIT. He estado actuando en Santiago de Cuba y Guantánamo. El intenso trabajo no me ha permitido acercarme mucho a las cámaras y micrófonos».

CUENTOS, POESíA Y PIANO

Como para dejar la mejor fe de vida, dijo a los periodistas de Revolución que «el Consejo de Cultura me tiene programada una serie de recitales en La Habana, y en numerosas poblaciones del interior. Incluiré algo que creo gustará mucho: Cuentos literarios, poesía y piano».

Expresó, además, su profundo agradecimiento a todos los que, al conocer la infantil bola contrarrevolucionaria, la rechazaron de inmediato. «Los que actuaron así –enfatizó–, y creo que fueron todos, me conocen bien».

Al despedirse, se escucharon sus últimas palabras, que fueron la mejor sentencia al cable de las «P»:

«Señores, buenas noches, el muerto se va de rumba».

Luis Carbonell falleció en La Habana, el 24 de mayo de 2014, a los 90 años de edad.

Foto: Archivo de Granma
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jorge dijo:

1

7 de septiembre de 2023

13:06:45


BRAVOOOOOOO ETERNO LUIS, ACUARELISTA DE LA POESÍA ANTILLANA!!!!!!!!!!!!

Omar dijo:

2

11 de septiembre de 2023

15:08:36


El ACUARELISTA no ha muerto y todavia esta de RUMBA.