ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
María se infiltró en la ciudad, observó los emplazamientos de la artillería y las fortificaciones militares y confeccionó un croquis del sistema de defensa. Foto: Revista Carteles

La ciudad de Las Tunas constituía para las fuerzas españolas en 1897 una importante plaza militar por su posición estratégica en la zona de operaciones del mando militar hispano en la zona norte oriental de la Isla.

Los ingenieros militares habían realizado un notable trabajo en la ciudad construyendo fortificaciones, adaptando  edificios de sólidas paredes en baluartes defensivos y, sobre todo, reforzando y enmascarando los  emplazamientos de las piezas de artillería.

El sistema defensivo estaba a cargo de los cuarteles de infantería, caballería y artillería. Con fosos, aspilleras, alambradas y otras obras ingenieras.

María Machado y su esposo, Orfilio Hechavarría, soldado del Ejército Libertador. Foto: Revista Carteles


Victoria de las Tunas, como se le llamaba también, estaba protegida militarmente por los fuertes Concepción, Provisional, Bailén, Victoria, Veteranos y Aragón 10 y 11, así como por fortines interiores. Los edificios del Telégrafo, la iglesia y la Cárcel, entre otros, los habían convertido en verdaderas fortalezas defensivas, con las experiencias de ataques sufridos anteriormente.

No obstante, con todas esas defensas que parecía la hacían inexpugnable, al decir de su jefe el Teniente coronel Carlos García Vélez,  la ciudad fue tomada con la valiosa colaboración de una joven tunera, hija de un general español.

En plena Guerra de los diez años, llegó a Cuba el joven oficial español Emilio March, quien fue destinado a prestar servicios en Puerto Padre, en la zona oriental cubana. Allí conoció, se enamoró y tuvo una hija, con una joven cubana.

La independentista familia de la joven no pudo impedir sus relaciones con el militar español, pero lograron que no fuera reconocida ni que llevara su apellido, ni se casara. Por eso la joven se llamó María Machado de Hechavarría.

Don Emilio March, general del Ejército español, jefe de la zona de Holguín, y padre de María Machado. Foto: Revista Carteles

Se dice que luego de producirse el Pacto del Zanjón en 1878, que puso fin a la Guerra de los Diez Años, el Capitán  español regresó a la península solo,  porque no pudo legalizar su situación con la que era ya madre de su hija.

Dos años después regresó a Cuba para intentar de nuevo reconocer la paternidad de su hija cubana y, si era posible, llevarla consigo, pues ya había fallecido la joven madre. También había muerto su empecinado padre.

La joven estaba bajo la tutela de una tía que siguió al pie de la letra la decisión de su tozudo hermano en cuanto a que el ahora Comandante March la reconociera oficialmente como su hija.

Otra vez regresó el oficial español a su patria sin poder ver a su hija, ni certificar su paternidad.

Cuando se inició la guerra en 1895  Emilio March volvió a Cuba, era General y lo destinaron al mando de la Tercera División con cuartel general en Holguín, a la que pertenecía el territorio de Las Tunas.

En aquel entonces María estaba casada, pero eso no impidió que el general la localizara y estableciera contacto con ella. Lo más que logró fue bautizarla y ayudarla económicamente.

Durante el tiempo que duró la guerra, María disfrutó de un permiso especial firmado por su padre, el general Emilio March, que le facilitaba entrar y salir de la ciudad de Victoria de las Tunas, sin ningún problema.

Es posible que esta posición privilegiada que ostentaba María no fuera desconocida por oficiales del lugarteniente general Calixto García, quienes conocerían además, que provenía de una familia mambisa.

Carta del general Emilio March, dirigida a su hija María, cuando era jefe de la 3ra. Div. del Primer Cuerpo, en Holguín, con fecha 10 de agosto de 1896. Foto: Revista Carteles

Por eso le dieron un salvoconducto firmado por el Lugarteniente General,  que le permitía circular por el territorio que dominaba la República en Armas, dentro del cual se encontraba la finca donde ella vivía.

Todo parece indicar que fue reclutada por los mambises para cumplir con la peligrosa y delicada misión de infiltrarse en la ciudad, observar los emplazamientos de las piezas de artillería, movimiento de los soldados, cambios de guardia, entre otras informaciones militares y con ellas confeccionar un plano del sistema de defensa de los españoles.

El croquis que María confeccionó se lo entregó al capitán Mariano Lerma Varona, ayudante del general José Manuel Capote, quien lo puso en manos del brigadier Mario G. Menocal.

Con ese plano y otras informaciones el Lugarteniente general Calixto García, elaboró el plan del ataque y la toma de la ciudad de Victoria de Las Tunas entre los días 28-30 de agosto de 1897.

Copia del certificado suscrito por el Comandante Eduardo Vidal Fontaine, en el que se acredita a Maria Machado como la autora del plano que contribuyó a la toma de Las Tunas. Foto: Revista Carteles

Estrofas dedicadas a María del poema del Comandante Eduardo Vidal Fontaines, que describe la toma de Las Tunas, escritos el 10 de septiembre de 1897

Menocal  planeó el combate
con el croquis que mandara
una dama distinguida
de la sociedad cubana,
muy blanca, de ojos azules,
María Machado llamada,
que tiene para la historia
esta nota reservada.


Fuentes:
Revista Carteles, 11 de diciembre 1949
www.tiempo21.cu/2017/08/30/maria-machado-heroina-de-la-toma-de-las-tunas/

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victor m. aguirre dijo:

1

3 de octubre de 2020

07:03:49


Gracias , soy amante a la historia, excelente relato.