Notas para la sinfonía de la vida

HOLGUÍN.—Cada vez que le extraiga música al violín, Irán Aren­cibia Feria, estará evocando a Fidel, a quien él considera el principal promotor cultural del país. El joven estuvo entre los miles de holguineros que acudieron a homenajear al Co­mandante en Jefe.

«Soy miembro de la Orquesta Sin­fónica de Holguín, fundada gracias a la iniciativa suya de contar con agrupaciones de ese tipo en el país. Por su apoyo a la cultura soy un profesional. Estudié durante siete años en la Escuela Vocacional de Arte Raúl Gó­mez García, en esta ciudad. Luego continué en el Conservatorio Esteban Salas, en Santiago de Cuba. Mi hermano también es músico. Nuestra familia no pagó un centavo por nuestra formación».

Al amanecer, procedente del mu­nicipio de Rafael Freyre, llegó Ro­márico Alvidez Marrero, trabajador del sector de la electricidad. Trajo un grupo de composiciones poéticas de­dicadas a su Comandante y las compartió con personas conocidas, mientras aguardaban el paso de la caravana. Cuando esta rebasó el sitio donde se encontraba, continuó declamando.

A decir adiós al guerrillero imbatible fue emocionada la joven actriz Yanitza Emilia Serrano Garrido, integrante del elenco de Trebolteatro.  «Esta era una cita obligada. Mi familia siempre ha estado a su lado, desde los días de la lucha insurreccional. Si no me han faltado escuelas, médicos y medicina para curarme y muchas otras cosas, es porque siempre ha estado presente, haciendo el bien para todos».

Al paso de la urna de cedro con las cenizas del guía revolucionario, Lá­zaro Rosabal Rodríguez saludó militarmente. «No podía dejar de hacerlo. Tengo el deber de seguir cumpliendo su principal enseñanza: mantener la unidad del pueblo para que la Revolución sea eterna. La cohesión fue el arma principal de todas las victorias a las que nos guió», dijo.