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Temas

 

 

 

 

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Maestro, este es tu ejército

Claudia Felipe Torres, presidenta nacional de la FEEM

Compañero Alarcón;

Compatriotas:

Se yergue ante nosotros y su majestuosa sencillez la figura del Maestro. No la colosal estatua marmórea, sino la que erigimos desde nuestros corazones todos los cubanos dignos.

Desde la infancia nos acompañó con su "hay sol bueno y mar de espuma", a las niñas nos enseñó el valor de la virtud y a los niños de la caballerosidad; en la adolescencia nos convidó a amar sin reparos desde sus apasionados versos, y en esta era del consumo nos recuerda que: "Mucha tienda, poca alma. Quien lleva mucho afuera tiene poco adentro y quiere disimularlo poco; quien siente su belleza, la belleza interior, no pide afuera belleza prestada, se sabe hermosa y la belleza echa luz". Y a todos, a las generaciones de ayer, de hoy y de siempre, nos ilustró sobre el valor de la verdad y la libertad, que hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, que ser cultos es el único modo de ser libres, que la muerte no es verdad si se ha cumplido bien la obra de la vida.

El niño de Hanábana, el pupilo de Mendive, el prisionero adolescente número 113 de las canteras de San Lázaro, el estudiante de Zaragoza, el Delegado del PRC, el eterno misterio que nos acompañara desde Dos Ríos no añora honores, no añora oraciones, no añora estatuas en su memoria.

El Maestro ansía seguir en combate, combatir al injusto con su decoro de tantos. No ansía fanáticos, ansía un ejército culto, digno, consciente, capaz de mantener invicta la estrella que ilumina y mata sobre su tumba, eterna trinchera surtidora de vida.

Del Maestro también aprendimos qué pobre es el pueblo que no honra a sus héroes, y tributo eterno a los padres que nos legaron la Patria de pie han sido estas últimas jornadas.

Unidad y patriotismo distinguieron este combate. Todos y para el bien de todos ratificamos con nuestras firmas la decisión de defender el sistema que sustenta la sociedad soñada por Martí, por Maceo y Gómez, por Guiteras, Mella y Villena, por Camilo y por el Che, por Fidel y Raúl, por René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio, en fin, la sociedad soñada por todos y construida por todos.

Maestro, de ti aprendimos que: "el que no tiene más que derechos, se encara decidido a vencer, con el que se burla de ellos y prospera con el ultraje."

Este ejército de 8 millones dueño de sus derechos no dejará morir al Apóstol en el año de su sesquicentenario; este ejército reivindicará los muertos que padecieron ayer ultraje porque no éramos libres, y hoy, en el verbo sucio de nuestros enemigos. Este, maestro, es tu ejército.

"Manda el que dice a tiempo la verdad. La verdad bien dicha, dicha a tiempo, disipa, como si fuese humo, a sus enemigos."

Y esta —sépanlo los cubanos de ayer, de hoy y de siempre, sépanlo nuestros enemigos, sépanlo las generaciones venideras— es nuestra verdad.

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

¡Hasta la victoria siempre!

Publicado 21-06-2002

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