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Temas

 

 

 

 

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El pueblo cubano dio la más enérgica y definitiva respuesta

Pedro Ross Leal, secretario general de la CTC

Dr. Ricardo Alarcón de Quesada,
presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular

Querido compañero Alarcón:

Los Miembros de la Comisión Nacional para la iniciativa de Reforma Constitucional, integrada por los máximos responsables de las organizaciones de masas que la suscribieron, acompañados hoy por dos representantes de cada una de las 14 comisiones provinciales, el Secretario General de la CTC y el Coordinador de los CDR en ese nivel de dirección, acudimos ante usted para hacer solemne entrega de los cuadernos en los que, al pie del texto del proyecto mencionado, escribieron su nombre y apellidos, consignaron el número de su carné de identidad y estamparon su firma, 8 millones 188 mil 198 cubanas y cubanos, mayores de 16 años de edad y plenamente aptos para el ejercicio del derecho al sufragio.

El desglose por provincia del número de signatarios es como sigue:

Pinar del Río

524 016

La Habana

536 842

Ciudad Habana

1 654 891

Matanzas

509 135

Villa Clara

609 733

Cienfuegos

295 566

Sancti Spíritus

345 676

Ciego de Ávila

307 015

Camagüey

573 470

Las Tunas

375 097

Holguín

735 770

Granma

582 256

Santiago de Cuba

733 770

Guantánamo

343 183

Isla de la Juventud

61 778

En estas cifras no están incluidas las firmas de diplomáticos, funcionarios y colaboradores cubanos en el exterior y nos consta, y así certificamos que 8 850 han comunicado su adhesión, cuya documentación, dada la lejanía de los lugares de donde procede, ha arribado o arribará al país en los próximos días y será entregada a la Asamblea Nacional; a su vez, 1 246 marinos, en 50 naves, que en circunstancias iguales, por los medios de comunicación de que disponen, han hecho llegar similar mensaje informando su adhesión, y cuya constancia documental harán llegar al país de igual modo.

Este sufragio voluntario fue una expresión sin precedentes del patriotismo del pueblo cubano, su unidad monolítica y su decisión inquebrantable de defender su independencia y soberanía plenas y el carácter intangible del régimen económico, político y social consagrado en la Constitución de la República: nuestro Estado socialista de trabajadores.

Tras la marcha sin paralelo del 12 de junio, que asombró al mundo, nuestro pueblo organizado instaló con insuperable rapidez y eficiencia los 129 mil 523 puntos de firma, encabezados por el compañero o compañera de más autoridad y preparación del área, presididos por el Escudo Nacional y la Bandera de la estrella solitaria, sencillos y dignos cual templos de la Patria, dotados de una mesa, algunas sillas, uno o varios cuadernos y bolígrafos.

Once de cada trece puntos se situaron en viviendas, ofrecidas diligentemente por sus moradores. Es decir, más de 106 mil puntos se ubicaron en portales y salas de casas de familia. Se estableció más de un punto por kilómetro cuadrado, como promedio, en ciudades y poblados, bateyes y caseríos, llanos y montañas, en todo el archipiélago cubano.

Con absoluta espontaneidad, inocultable alegría y clara conciencia de la trascendencia del acto, todo nuestro pueblo, incluyendo la entusiasta participación de los niños, escribió los días 15, 16, 17 y 18 de junio una página tan gloriosa como la marcha que la precedió.

¡Nunca la voluntad unánime de un pueblo se manifestó pacíficamente de modo tan vigoroso, rotundo y transparente como en esta semana del 12 al 18 de junio del 2002!

El detonante de tan violenta explosión de indignación del pueblo cubano y de tan inaplazable voluntad de inequívoca respuesta han sido los discursos provocadores del Presidente de Estados Unidos, pronunciados el 20 de mayo en Washington y Miami, tergiversando impúdicamente el verdadero significado del centenario de la infausta fecha, invocando insidiosamente a nuestros sagrados próceres, desde Varela y Céspedes, hasta Martí, Maceo y Gómez.

Bush, con palabras llenas de odio para nuestro pueblo, su Revolución y su certero y firme Comandante en Jefe, es redundante en insultos, calumnias y exigencias contra nuestro país, expresa el más grosero injerencismo en asuntos que solo a los cubanos compete decidir soberanamente.

Profiere amenazas —veladas en dichos discursos— pero claras en su alocución guerrerista del primero de junio en la Academia Militar de West Point, donde Bush oficializó la nueva doctrina militar del Imperio: la agresión preventiva contra los países clasificados como villanos, entre los cuales, según la "lista imperial" elaborada en Washington está incluida Cuba.

Doctrina que no es original, pues Hitler y su aliado fascista Benito Mussolini la utilizaron en el siglo pasado para dominar al mundo y fracasaron en su demencial empeño, al inmenso costo humano de 50 millones de vidas sacrificadas.

A esas delirantes "iniciativas, propuestas y desafíos" del señor Bush hacia Cuba, a sus injurias y sus procaces calificativos, tan impropios en un Presidente de un grande y poderoso país como usuales en un vulgar matón;

EL PUEBLO CUBANO, culto, sereno, con una gran perspicacia política, unido en torno a su Partido, a su Unión de Jóvenes Comunistas, a sus organizaciones de masas, bajo la valiente y sabia conducción de nuestro Comandante en Jefe;

EL PUEBLO CUBANO, valeroso y fiel a su historia combativa, que no tiembla ante el peligro nuclear ni ante los golpes preventivos y sorpresivos con que intentan amedrentar a la mayoría de las naciones en el mundo;

EL PUEBLO CUBANO, mediante el ejercicio más genuino de su verdadera democracia, expresa en la propuesta de Reforma Constitucional que en su nombre entregamos hoy, la más enérgica y definitiva respuesta a los improperios, diatribas y amenazas de agresión del Presidente Bush, con todo el desprecio que merecen.

Hago entrega oficial del Acta y la documentación con las firmas que expresan la voluntad de nuestros compatriotas.

 

Publicado 21-06-2002

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