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No dirás falso testimonio

FÉLIX LÓPEZ

Llevo tres días en las calles. Y lo hago —por oficio y curiosidad patriótica— como quien no quiere perderse un solo detalle, gesto, espíritu, estado de ánimo y disposición de quienes han salido a expresar con su firma lo que llevan en su corazón. Por estos días reporto desde el centro de un terremoto moral que remueve hasta el último centímetro de tierra en esta Isla. La noticia es una sola, pero está en todas partes.

De paso por el periódico, y mientras surfeo en Internet, encuentro que otro diario —a la distancia de noventa millas— construye por minutos una historia fantástica de este país: más de nueve millones de personas salen a las calles a decir que el socialismo es intocable, y un periodista de allá decreta de un teclazo que "marchan obligados" o "por temor a perder el empleo". Unas horas después, esos mismos millones deciden con sus firmas que a su Patria no volverá el capitalismo, y el mismo libelo —huérfano de toda ética— dice a sus lectores que hay "apatía y escaso fervor cívico en el 'referéndum' cubano".

Foto: JORGE LUIS GONZÁLEZPara más señas, es esa la imagen con que quieren silenciar en Miami el Proyecto de Modificación Constitucional que multiplica la libertad y la soberanía de este pueblo. "Las calles de La Habana no mostraban un movimiento inusual después de comenzada la recolección de firmas", dice el despacho de alguien que, al parecer, nunca estuvo en la capital en las últimas 72 horas.

Habría que preguntarse qué es lo inusual en un país que lleva cuatro décadas de una pelea en otra, superándose a sí mismo en todo lo que hace, cada vez más unido y con una cultura política que singulariza su capacidad de bronca. Parece que no es inusual que una nación saque 129 523 banderas y escudos a la calle, cante su himno igual cantidad de veces y comience a firmar —por millones— un documento donde se sintetiza la voluntad de todo el pueblo.

Ese escenario no puede ser obviado por ningún manipulador. La historia dirá la última palabra, el día que salga al encuentro de tantos engaños. No en balde decía Platón que las grandes gestas humanas —de todo tipo— son fruto de la inspiración que una determinada verdad ha puesto en las vidas de sus protagonistas. Negar que la verdad existe es negar la mayor parte de la grandeza del hombre: es suprimir la inspiración, el arte e, incluso, el ejercicio de la libertad.

Para los estudiosos de este tema, la verdad puede ser rechazada por "falta de disposición a aprender, rutina, prejuicios o negación". En el caso que nos ocupa, habría que agregar que la verdad es ocultada, manipulada, por temor a lo que representa la unidad de todos los cubanos, por el extraordinario ejemplo de intransigencia que hoy damos al mundo. Y en última instancia, para mantener una política fracasada.

Nada podrá eclipsar el escarmiento que está dando este pueblo a los que tantas veces se equivocaron de puerta.

La verdad de Cuba es inocultable más allá de lo que dicen los libelos. De ello da testimonio este mensaje recibido desde Miami en la redacción de Granma: "Compañeros, por este medio queremos nosotros, Camilo González Chappotín (con pasaporte cubano número D 0123870) y María Herminia González López (con pasaporte cubano número D 0123683), dar así nuestro apoyo a la Modificación del Proyecto Constitucional; tenemos toda la confianza en nuestro Comandante y el pueblo, y aunque estemos acá, en el monstruo, no dejamos de estar con ustedes. Saludos revolucionarios, Camilo y María Herminia González. Miami".

Publicado 18-06-2002

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