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Una presencia especial de uniforme y 
pañoleta

Sara Más

Sus nombres y firmas no aparecen en ningún documento popular ni listado. Aunque hubiesen querido, ellas no pudieron refrendar, como muchos sí lo hicieron, el Proyecto de Modificación Constitucional.

Pero no tener edad suficiente para consignar su aprobación no impidió a Giselle, Jeisy y Anabel levantarse temprano y encaminar sus pasos a la escuela de todos los días, la primaria Mártires del II Frente Oriental Frank País, un sitio de obligada referencia en la comunidad y otro entre los miles abiertos desde el sábado por toda Cuba.

Foto: ALBERTO BORREGO"Estuvimos aquí desde temprano, para ayudar en lo que hiciera falta", cuenta Giselle Hernández, de 12 años y alumna de sexto A. Sus compañeras de aula se suman a la conversación. "Además de explicarles a las personas que deseaban firmar, cómo debían hacerlo, nos fuimos de recorrido por el barrio para avisarles que el libro iba a estar en la escuela, si querían firmarlo", relata Jeisy Díaz. "Y nos trataron muy bien, nos daban las gracias en buena forma y con mucho respeto", agrega Anabel Hernández.

La escena se repetía así por dondequiera que se abría una mesa para la recogida de firmas: los niños, vistiendo sus uniformes escolares, fueron testigos del hecho. En parte para ayudar, también para dar continuidad a una práctica ya común en el país, durante la votación y cuidado de los procesos electorales.

La suya, como la de muchos de sus contemporáneos, se tornó entonces una presencia especial. Comenta Giselle: "Vinimos también a defender y apoyar la Revolución y nuestro socialismo, cuando sentimos que debemos hacerlo".

Publicado 18-06-2002

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