El Presidente cubano, al intervenir en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, calificó de ambidiestro el discurso del señor Bush, pues aunque iguales, hay una sutil diferencia. El de la Casa Blanca no menciona la palabra tortura ni la frase grosera sobre el enriquecimiento de los bolsillos de Castro y sus secuaces. Estas las incluyó en su intervención en Miami, para pleno disfrute de sus amiguitos de allí, esos que cuando el rescate del niño Elián González incendiaron y pisotearon banderas norteamericanas, algo que jamás ha ocurrido en Cuba.

Acerca de la fraseología agresiva expuesta por W. Bush en los últimos discursos, Fidel apuntó: Solo me complace informarle que en este oscuro rincón del mundo nadie teme a sus amenazas de ataques repentinos y sorpresivos.

Todo hombre o mujer vive una cuenta regresiva. Hace mucho tiempo que hemos entregado a la causa cada minuto de vida que nos reste. Y añadió: Usted pierde autoridad. En teoría Ud. posee poder de ordenar la muerte de una buena parte del mundo. Pero no puede hacerlo solo, necesitaría mucha gente que lo ayude, precisó.

Al proseguir la respuesta al presidente estadounidense, el Comandante en Jefe señaló que en Estados Unidos, entre los jefes militares y civiles que manejan las estructuras de poder, hay muchas personas capacitadas y cultas. No basta con una orden, ni mentiras truculentas, ni intentos de ocasión para lanzar ataques sorpresivos contra 60 o más países. En ese país hay millones de científicos, intelectuales, profesionales de diversas disciplinas que saben distinguir entre el bien y el mal, conocen de historia y de las terribles realidades del mundo actual, tienen opiniones y forman opiniones. Ellos tendrían que ser persuadidos, advirtió.

Existe también el resto del mundo que no olvida fácilmente las tragedias a que pueden conducir las ideas y conceptos que usted está sosteniendo.

Se lo dice, sin agravio personal ni propósito de ofenderlo, quien solo posee el modesto poder de meditar fríamente y ha perdido hace mucho rato, junto a todo un pueblo valiente y heroico, la noción del miedo, finalizó.