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![]() En solo 70 días, este pueblo, esta Revolución, con nuestro Socialismo ganó la batalla al dengue Querido Comandante en Jefe, Con la firma individual, directa y bajo el cuidado de los frutos más pequeños de esta tierra, el pueblo cubano ha solicitado modificar la Constitución de nuestra República, en defensa raigal de la soberanía, la democracia, la justicia social y el bienestar que hoy tenemos. Victorias obtenidas, no por la democracia donde la gente vota pero no elige: Votan por uno y gobiernan otros. Gobernantes que conocen el precio de todo y el valor de nada o gobernantes que piden permiso y rinden cuentas no ante los ciudadanos que votan por ellos sino ante los "dueños del imperio" que los vetan. Razones por las que la mayoría de las personas de este mundo ni tan siquiera se molestan en votar.
Esta nuestra República, la que defendemos victoriosamente, es fruto del triunfo de las luchas necesarias para espigar la nación cubana, QUE NADA LE TIENE QUE PEDIR A NADIE. La Patria hoy, madre amorosa y espartana, entraña y da a luz a los valores más puros de la humanidad. Por eso este pueblo es suficiente y capaz de sustentar y defender su libertad. Soy especialista en medicina general integral, formada en la Revolución. Tengo razones para ser feliz, una de ellas es que cumplí el sueño de ser Internacionalista y desde mi experiencia de tres años conociendo los indígenas y los desposeídos en tierras centroamericanas, puedo con seguridad hablar de esas miles de personas que antes de nuestra llegada no tenían la más remota idea de que también eran seres humanos con el derecho a la vida. Costó trabajo que creyeran en lo que nunca antes habían visto, que un médico los iba a atender y estaría allí comiendo sus mismas tortillas, pasando su mismo frío, tomando su misma agua, viviendo sus mismas vidas. Por eso siempre entendí que cuando a un niño nacido con nuestra ayuda le nombraban Fidel era algo así como que le deseaban la esperanza de una vida con decoro. He visto niños que desde muy pequeños trabajan para ayudar a su padre en la milpa o los frijoles; conozco muchas niñas que comen como últimas en la cadena de trabajo de su familia porque primero come el padre, después los hermanos varones del mayor al menor, después las niñas de mayor a menor y por último, si queda, la madre. Y no porque los padres no quieran a sus hijos, sino porque hay hambre, porque no se sabe si los niños más "tiernos", como nombran a los más pequeños, van a sobrevivir y la comida debe quedar para los que tengan mayor probabilidad de vida. Hay tantas tristezas engendradas por el capitalismo en este mundo que solo los ignorantes y los malos hombres pueden decir que eso se llame Libertad. Estuve en El Salvador para ayudar en el control del dengue en septiembre del 2000, cuando casi diariamente moría un niño. Las gomas usadas de los carros que sostenían zines, cartones u otro material que sirviera como techo a las viviendas de los cinturones de pobreza era lugar preferido del mosquito. Me encontré que los pacientes con dengue, para llegar a los centros de salud del gobierno, tenían que pagar 1. 10 dólares, cifra enorme para cualquier familia desposeída. Imagínense, nosotros que ahora en la campaña ingresamos en su propia casa a todas las personas con alguna posibilidad de dengue. Solo para seguridad de sus vidas. De cada 10 ingresados solo uno tuvo la enfermedad. El pueblo salvadoreño sí nos conoce, sabe de nuestro trabajo a toda hora, que nos mantuvimos hasta el cumplimiento de nuestra misión, aunque ese Flores ofendió a la delegación cubana en la Cumbre de Panamá, sabe que seguimos adelante aún cuando el integrante más joven de la brigada dejó su vida en esa tierra. Regresamos en enero del 2001 para ayudar a los damnificados en el terremoto. Allí nos encontramos los damnificados de siempre. A punto de nuestra partida, otro terremoto estremeció Centroamérica, el gobierno de ese país nos solicitó que los ayudáramos y así lo hicimos, porque la solidaridad no es una dádiva, es un deber humano y es un principio de nuestro socialismo y los principios son inviolables. Ahora, de nuevo El Salvador sufre una epidemia de dengue que ya ha cobrado la vida a seis hijos del pueblo salvadoreño, hijos de la tierra americana. Ellos, los del gobierno, que tenían que mantener las medidas por la disminución del Aedes aegypti, no lo hicieron, y son hoy responsables de la muerte de esos niños y de hipotecar el futuro de los otros que en ese país contraigan la enfermedad. El presidente Flores priva ahora a su pueblo del derecho a la solidaridad y, con ello, les niega vida, felicidad, paz, futuro. Dijo que No a la solicitud que le hicieron en su país de recibir nuestra ayuda, genuinamente cubana, la de los médicos de la Revolución. Dijo que pediría ayuda a los médicos cubanos de Miami. Esos, a los que se refiere quieren la medicina privada; no les interesan ni las gratuidades, ni las ayudas humanitarias, ni que Patria es humanidad. Les interesa el dinero para acumular objetos. Son esos los mèdicos a los que el Sr. Flores está solicitando ayuda para su pueblo. Los que él piensa que son preferidos de W., allá en el imperio trabajan como podadores de céspedes, cuidadores de edificios, y los de mejor suerte llenan modelos en clínicas privadas o realizan labores de paramédicos. Con tanta pérdida de valores y de experiencia no creo que sean capaces ni de soportar las picadas de los mosquitos. Evidentemente, esas personas y Flores pertenecen a aquellos de quienes José Martí decía: El hombre de alma baja, no puede comprender la virtud. ¡Qué ofensa que a ese hombre le llamen Flores cuando, sin dudas, en su corazón todas las flores están marchitas! Además, mintió al decir que aquí en Cuba teníamos una epidemia de dengue mayor que la que sufre El Salvador. Cómo es posible tanta mentira. En solo 70 días este pueblo, esta Revolución con nuestro socialismo ganó la batalla al dengue y al Aedes aegypti. La voluntad política de los gobiernos puede permitir el control de las epidemias de dengue. Nosotros aquí controlamos la epidemia y erradicamos la enfermedad, POR EL DESVELO Y LA SENSIBILIDAD DE LA DIRECCIÓN DE LA REVOLUCIÓN ANTE EL MÁS MÍNIMO DE LOS PROBLEMAS DE NUESTRO PUEBLO, PORQUE SOMOS UN PUEBLO UNIDO, CULTO, QUE SABE LO QUE HACE, LO QUE QUIERE Y TIENE LA CONVICCIÓN DE QUE PUEDE VENCER PORQUE TENEMOS SOCIALISMO. Y POR ESO EN CUBA EL SOCIALISMO ES INTOCABLE. MUCHAS GRACIAS. Publicado 26-06-2002 |
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