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![]() El Parlamento cubano también le responde a Bush Que nadie nos diga lo que tenemos que hacer Sara Más y Félix López Una Asamblea para rendir tributo a la Democracia. Así recordará la Historia esta contienda con que el Parlamento cubano respondió, en nombre de su pueblo, a los discursos agresivos y las amenazas del señor Bush, erigido en gendarme del mundo. Seguida con atención por el pueblo de toda la Isla, la Asamblea Nacional del Poder Popular, con la participación de 535 diputados (el 92,56%), la presencia de integrantes de las direcciones nacionales de las organizaciones de masas, y compatriotas que cumplen misiones de especial significación para la sociedad, se inició con los mensajes de cuatro de nuestros Cinco Compatriotas Prisioneros del Imperio, transmitidos en las voces de sus madres y esposas.
Desde el más cruel encierro, Fernando González Llort, Gerardo Hernández Nordelo, René González y Ramón Labañino —a las cuales se sumará Toni Guerrero—, solicitaron que sus nombres se añadan a los de millones de cubanos que en todo el país han rubricado el proyecto que consigna al Socialismo como sistema intocable. "Durante la última semana mi orgullo de cubano se ha fortalecido", describe Fernando, mientras se une al pueblo que "con un nuevo Baraguá" ha respondido a la política "injerencista, prepotente y retrógrada" anunciada el pasado 20 de mayo por el presidente de Estados Unidos. Una lección también, señala, para los que están "sirviendo de quintacolumna al gobierno norteamericano en el interior del país". En la voz de su esposa Adriana Pérez, se escuchó el mensaje de Gerardo: "Mi voto estará siempre del lado de la abrumadora mayoría de ese pueblo que en 1959 decidió su destino" y "uno mi firma a la de mis hermanos para ratificar la inviolabilidad de los principios de nuestra Constitución Socialista". Una adhesión que también rubricaron en sus cartas René y Ramón. El primero, al ratificar su unión a la voluntad soberana del pueblo y el rechazo a que la democracia nos venga a través de la embajada del imperio o por rendición ante su arrogancia. El segundo, con la "convicción de que nuestro Socialismo es el único sistema justo y democrático para nuestro pueblo". EL BARAGUÁ DEL SIGLO XXI Los diputados no podían ser menos que el pueblo, porque las dos cosas son la misma. Para el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés no existe duda de que lo que hacemos hoy marcará un lugar en la historia del mundo por lograr la igualdad, libertad y fraternidad de los pueblos. La respuesta a Bush, dijo, es también la respuesta del padre Varela, el primero que nos enseñó el ideal de la independencia, en los años en que los gobernantes de Estados Unidos establecían la doctrina de Monroe, y con ella sus pretensiones hegemónicas en todo el continente; pero es además la de José Antonio Saco, Céspedes, Martí, Maceo, Jesús Menéndez, Mella, Villena, Guiteras y el Che.
Una imagen histórica vino a la memoria del diputado José Luis Toledo Santander: "Llegamos a esta Asamblea como los gloriosos bayameses que iluminaron la noche del colonialismo español con las llamas dignas de sus antorchas, como los heroicos cubanos de todas las generaciones y épocas, que hemos luchado toda una vida contra el imperialismo y su feroz guerra económica contra una nación pequeña y digna, que hoy tiene un nivel de vida inalcanzable para muchos países del mundo". Al intervenir en la Asamblea, el diputado Osvaldo Martínez Martínez comenzó recordando que Bush, el pequeño, nos conminó a retroceder a lo que él llama una nueva Cuba, la colonial, la de la embajada norteamericana actuando como puesto de mando. Una nueva Cuba que sea maquiladora y paraíso de la droga, la prostitución y el SIDA. Para Cuba, recordó Osvaldo, Bush se ha aventurado a proponer tres recetas: una para "proteger el derecho de propiedad". Ignora que fue la Revolución la que nos hizo propietarios de las fábricas, las minas, los servicios y los resultados del trabajo. Con ella, el Juan sin nada de Guillén, convertido en Juan con todo, pudo decir aquello de "tengo lo que tenía que tener".
En la segunda receta nos propone la creación de sindicatos que actúen "fuera del Estado"; él, que es el máximo dirigente de una política que hace de los sindicatos un enemigo que debe desaparecer. Ese clamor es tan falso como un llamado de Hitler a construir sinagogas. La tercera receta, recordó el destacado economista, llama a que los trabajadores de las empresas extranjeras reciban pagos en divisas, ignorando que esos mismos trabajadores se benefician con todos los logros sociales de la Revolución, la salud, la educación..., servicios que pagan en moneda nacional y sin que se les pregunte en qué empresa trabajan. Es un gobernante, culminó Osvaldo, sin ética, decoro y cultura. Un fascista que ha desplegado un poder letal y ha dividido al mundo en buenos y malos. Más temprano que tarde, Bush, el pequeño, no tendrá más espacio en la memoria que el de haber sido el décimo presidente norteamericano que melló su sueño de destruir a la Revolución Cubana. Los que firmamos y apoyamos al pueblo desde esta Asamblea, participamos, sencillamente, de un momento estelar en la historia de la Patria.
Otro destacado intelectual, esta vez el poeta Roberto Fernández Retamar, miembro del Consejo de Estado, calificó de desagradable la lectura de los dos discursos amenazantes de Bush, donde se comprueba que el mundo ha comenzado a ser regido por métodos y concepciones nazis. Para referirse al enfrentamiento a esa política, recordó el reciente llamamiento a la paz realizado por unos 60 intelectuales de valía en los Estados Unidos, sin que la prensa de aquel país haya dicho una sola palabra. Para el diputado Sergio Arce, presidente del Consejo Nacional de Iglesias de Cuba, lo que ocurre hoy en torno a nuestro país es muy similar a un pasaje bíblico, recogido tres mil años atrás en el Libro de Isaías. El Socialismo, dijo el líder religioso, es un proyecto ético, con valores que tienen su base en el amor y la justicia, en la solidaridad y la igualdad; son valores que nos legó Martí y nos restituyó la prédica ejemplar de Fidel. No hay más Patria cubana que una Patria socialista. NO VAN A RESTITUIR LA CUBA DE AYER Lo que Bush nos propone, visto desde la experiencia personal de la parlamentaria Norma Vázquez Pairol, es que los negros no puedan pasearse junto con los blancos por el parque Vidal, de Santa Clara. Norma, negra y humilde, es hoy diputada, y fue electa por el voto secreto, directo y libre de sus compatriotas. Ella, como el diputado Luis Guillermo Abréu, secretario general del Sindicato de los Trabajadores de la Educación y el Deporte, son productos genuinos del Socialismo cubano: "Lo que secuestró y desterró hace 43 años el pueblo de Fidel, no volverá jamás al suelo de esta Isla", afirmó Abréu. Una muestra cercana de lo que nos proponen en el Norte, la trajo a colación Francisco Soberón Valdés, integrante de la Asamblea y ministro presidente del Banco Central de Cuba: "El capital es cobarde y huye del riesgo, se justificó Bush para explicar la fuga de capitales en los países pobres... Lo que está ocurriendo en América Latina, en realidad, es la presencia de una clase dominante que no es capaz de garantizar la subsistencia de sus esclavos en el seno de la esclavitud". Al decir del diputado Jorge Luis Wach, no tenemos de qué arrepentirnos ni avergonzarnos. Entre otras cosas, enfatizó, porque la Revolución le dio a la política contenido social y cultural. Fue entonces que las mayorías sociales se convirtieron por primera vez en mayoría política, y toda la sociedad en un gran Parlamento. En opinión del diputado Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, mantener incólumes los principios básicos de nuestro sistema no significa desear una sociedad congelada, estática y resistente a evolucionar, todo lo contrario: solo el Socialismo, la independencia y la soberanía, serán la garantía del cambio permanente hacia una sociedad más justa, democrática y revolucionaria, cuyos hombres y mujeres se transforman en ciudadanos cada vez más ilustrados y libres, más humanos y solidarios. TRAICIONAR AL POBRE ES TRAICIONAR A CRISTO Singular por su humildad y firmeza, María Caridad Ruiz Abréu, una mujer negra, de origen campesino, delegada de base, electa por los resultados de su trabajo y su prestigio, dijo sentirse feliz de ver crecer en su familia a jóvenes deportistas, enfermeros, licenciados, maestros... Venido de esos mismos confines de la pobreza, Enrique Atiénzar, hijo de una familia obrera y hoy periodista y diputado, sumó su voz para legitimar el deseo de la mayoría de los cubanos: "Este no es un Parlamento elitista. En él están representados todos los sectores". La mejor prueba estaba en la voz que lo precedía: Erlinda Orozco Moreno, campesina del Escambray, que recordó que nadie tiene el derecho de decirnos qué tenemos que hacer, no aceptamos imposiciones ni amenazas: "Este sistema es el que nos gusta a los cubanos de aquí, porque esta es la democracia más justa y digna".
¿Cómo responder a W, cómo hablarle de antiterrorismo a un terrorista consuetudinario, cómo hacerle creer las razones que tenemos para que más del 98% de los ciudadanos libres concurran a elecciones, cómo explicarlo a un presidente fraudulento?, se preguntó el parlamentario Félix Omar Hernández, para responder con otra verdad que es como un muro: Cuba no es vieja ni nueva, es una sola desde el 10 de octubre del 68. Una vez más en la historia de las más recientes luchas, Pablo Odén Marichal Rodríguez recordó que es un activo sacerdote de la iglesia episcopal de Cuba: "Desde las pasadas décadas de los años 80 y 90, comenzamos a recibir delegaciones de las iglesias norteamericanas, interesadas en saber cómo se puede ser cristiano en un país socialista, algo que creían muy difícil. Para nosotros la pregunta sería a la inversa... Por suerte, no tenemos un presidente que certifique cuál grupo religioso es legítimo o ilegítimo. Somos respetados como religiosos, y nuestras creencias florecen en medio de una sociedad solidaria, porque no hay un solo rincón de oscuridad en un país donde la esperanza alumbra cada día". Es más fácil, sentenció, ser cristiano en Cuba, porque hemos aprendido a distinguir entre el bien y el mal y porque Fidel nos ha enseñado que quien traiciona al pobre traiciona a Cristo. AL RITMO DEL VAQUERO DE TURNO Daniel Pupo, diputado y médico que creció disfrutando la llegada de la Revolución a las montañas, hoy puede decir que derechos humanos, democracia y libertad son tres palabras muy mal utilizadas por el vecino del Norte. Sus experiencias como internacionalista en Guatemala, donde las brigadas médicas cubanas han salvado más de 60 mil vidas, lo llevaron a firmar por el Socialismo desde lo más intrincado de la selva. No menos interesantes son las anécdotas de la diputada Caridad López Castillo, quien dirige la Oficina de Atención a la Población de la Asamblea Nacional del Poder Popular, sitio al que llegan continuamente muestras de apoyo a la propuesta de modificación constitucional, y algunas advirtiendo que se debía haber hecho antes. Pero cada cosa, aseguró, debe hacerse a su debido tiempo. A este Parlamento, sentenció el diputado y director de Juventud Rebelde, Rogelio Polanco, le han nacido hoy tantos constituyentistas como esos 8 millones que con sus firmas sagradas nos convocan a construir un escudo contra la lluvia de bombas que nos anuncian. Ignoran que en Cuba no hay marcha atrás, nadie podrá rendirnos ni hacernos abjurar del sistema económico, político y social que es la esencia de nuestra vida. Asegura la diputada Yoandra Muro, nuestra obra no se ha detenido en el tiempo, sino que se ha perfeccionado sin cesar. Hoy, asistimos al nacimiento de más de 70 programas, al tiempo que observamos cómo nos quieren dar clases de democracia, cuando no fue en este país donde se perdieron cinco millones de votos. En este Parlamento, señaló, la diversidad puede ser grande, pero la convicción una: defender a la Revolución.
En su condición de maestra, durante muchos años, Lesbia Cánovas, parlamentaria, se cuestionó la República que nos recomiendan. Quizá sea la que viven hoy los latinoamericanos, donde las reformas sociales de los bancos y de quienes los manejan, se ven como únicas formas posibles y sensatas de pensar. Cuba, en cambio, conoce de un modelo de progreso humano que sobrevivió al siglo XX. Lo primero que hay que salvar es la cultura, dijo el diputado Miguel Barnet, poeta y etnólogo. Esa sentencia fue expresada por Fidel en el V Congreso de la UNEAC, y fue lo primero que hizo la Revolución cuando triunfó en 1959. La Campaña de Alfabetización abonó el camino para que conociéramos de derechos humanos y disponer de esa libertad cultural que nos trajo el Socialismo. Una cultura que se niegue a sí misma, dijo citando a Fernando Ortiz, cae en trance de suicidio. A Bush, agregó, me tomo el trabajo de ignorarlo olímpicamente, pero con un desprecio mucho mayor del que él siente por nuestro pueblo. Por lo que ha visto y vivido en Ciego de Ávila y todo el país, Alberto Fernández Pena, sostiene que "el legado martiano de unir y vencer ha quedado probado". "¿Democracia impuesta desde afuera?", preguntaba seguidamente a todos María Josefa Mederos, profesora universitaria, negra, Doctora en Ciencias, diputada y delegada "por voluntad popular". Y respondía ella misma que "los cubanos somos libres de elegir a quiénes nos dirigen y de decidir, como en 1976 y lo hacemos ahora, qué queremos en nuestro país". Una certeza que defendieron también la doctora y diputada Diana Martínez y Gudelia Caridad Díaz Machado, quien se presentó como sencilla mujer de pueblo negada a permitir "que ningún poderoso, ni nadie, nos diga lo que tenemos que hacer". "Este valor de los cubanos tiene su origen en la conciencia plena de defender causas e ideas justas, en profundas tradiciones patrióticas. Proviene de su monolítica unidad, legítima confianza en la genial conducción de la obra revolucionaria más humana, del valor de haber echado nuestra suerte con los pobres de la Tierra", expresó el diputado Carlos Cabal. CAMBIEMOS A BUSH Como vejaminoso, indignante y ofensivo, calificó la doctora Pura Avilés el discurso de Bush. El mismo señor, dijo, que se tomó atribuciones que no le corresponden, dando muestra de ignorancia total sobre Cuba y su proceso revolucionario. En sus primeras palabras quiso el también diputado y escritor Enrique Núñez Rodríguez manifestar su "sano orgullo" por ser parte de un Parlamento que es "genuino representante de un pueblo heroico". Una sola verdad, dice Núñez, encontró al revisar los discursos de Bush. Aquella enunciada desde la Casa Blanca y la cual alude a que, a pesar del dolor y privaciones que sufre, las aspiraciones de libertad del pueblo cubano no han disminuido. "Cierto", admitió, aumenta con cada sufrimiento que nos provoca el bloqueo imperialista. "Pero el señor Bush no se cansa, así y todo, de pedir cambios para Cuba. Por eso propongo complacerlo. Hagamos un cambio. Cambiemos a Bush." Con la vivencia de sentir suya la propuesta del pueblo y la experiencia del intercambio democrático en años de ejercicio democrático, el diputado Luis Struch sumó su voto, como quien refrenda "más compromiso y obligación con el pueblo, sin que medie ninguna ventaja, privilegio o retribución material". Para el diputado y periodista Lázaro Barredo, estudioso de la política imperial y de los extravíos permanentes por donde transita la mafia anticubana de la Florida, han fracasado y seguirán fracasando todos los intentos de doblegar a este pueblo y destruir su Socialismo.
Eusebio Leal, diputado e Historiador de la Ciudad de La Habana, sugirió que si no hacíamos una apelación a la memoria, la Asamblea no tendría sentido. Este es un Parlamento de clase y no de clases. Somos, como dijo Bolívar, un pequeño género humano contenido en el archipiélago de Cuba. Lo que nos reúne es el agravio de esos recursos banales del imperio: pobreza, banalidad en las palabras, ni discurso ni alocución, una ramplonería, que merece el voto que haremos mañana. (Fotos: AHMED VELÁZQUEZ Y LIBORIO NOVAL)
Publicado 25-06-2002 |
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