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Nadie pensó que Bush hablara 
en Miami de democracia

Denuncia Presidente del Parlamento cubano violaciones de la "democracia" en Estados Unidos

ANTONIO PANEQUE BRIZUELAS

AHMED VELÁZQUEZCuando se anunció que Bush pronunciaría un discurso en Miami, el 20 de mayo último, "a nadie se le ocurrió pensar que fuera a hablar de democracia", afirmó Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano.

En sus reflexiones realizadas hoy en el Palacio de las Convenciones, de esta capital, durante el primer día de la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el dirigente parlamentario censuró las formulaciones de George W. Bush.

El presidente de un país donde millones de negros denunciaban la violación de sus derechos y llevaban más de 19 meses esperando que se hiciera justicia, mientras la Comisión de Derechos humanos divulgaba un informe sobre las violaciones contra grupos étnicos discriminados durante aquellas elecciones del año 2000, destacó.

Después de todo —precisó— justamente por esas violaciones fue que (Bush) pudo apoderarse de la Casa Blanca. Luego vinieron los hechos del 11 de septiembre y la reacción estadounidense. El gobierno de Estados Unidos avasalla a otras naciones e intenta abolir en todas partes el gobierno del pueblo y para el pueblo.

Para Alarcón, Bush reconoció tardíamente, con más de un cuarto de siglo de retraso, que en Cuba se hacen elecciones, en tanto en su país son pocos los que participan en ellas, porque piensan que no les pertenecen, y que los partidos están en manos de corporaciones.Otros muchos también no votan ,sencillamente, porque no se les permite hacerlo.

En Cuba, desde 1976, hemos desarrollado un sistema completamente diferente. Al calificar de fraudulentas nuestras elecciones, Bush ha insultado al pueblo. En nuestro país, todos los delegados y diputados son revocables, ninguno recibe prebendas o privilegios y en las elecciones participa la casi totalidad de la población. Millones de cubanos han tomado parte en comicios limpios como electores o integrantes de las mesas electorales.

No le pediré convencerse a Bush, explicó Alarcón, de que el voto de la mayoría es el requisito de la democracia, mucho menos de que todos los trabajadores de aquel país debían tener el derecho de reunirse en sindicatos, lo que solo logra actualmente un 13 por ciento de esa población. Pero sí emplazarlo respecto a algunas cosas importantes, como es revertir la decisión anunciada por el fiscal general en mayo y permita que se revisen las protestas de los ciudadanos que exigieron sus derechos en las pasadas elecciones.

Use señor Bush —agregó— su autoridad para lograr que se emprenda una reforma a las campañas electorales, que elimine el soborno y la influencia de las grandes corporaciones, que se acaben las restricciones que limitan la posibilidad del voto y se declare feriado el día de las elecciones para que asistan los trabajadores que ahora no pueden hacerlo. Para eso no hace falta una revolución pues esas facilidades existen en otros países desarrollados. La respuesta a todo ello se la dará ahora este Parlamento cubano.

Publicado 24-06-2002

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