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![]() Mesa Redonda Informativa Terrorismo en América Latina made in USA Cuando la horrible realidad supera a la ciencia-ficción ARNALDO MUSA Antes, pero mucho antes de los sucesos del 11 de septiembre, la prensa internacional ya mencionaba en sus páginas, casi a diario, el tema del terrorismo, en el que se resaltaba principalmente el papel de "paladín" que pretendía asumir el gobierno de Estados Unidos en la lucha contra ese flagelo universal. Algo paradójico, porque nadie ha atentado y gratificado con mayor desvelo las acciones terroristas que las administraciones norteamericanas. El destacado intelectual norteamericano Noam Chomsky, en una entrevista concedida en 1993 al semanario español Tiempo, refiriéndose al tema, explicaba: "El terrorismo internacional es un problema muy grave, y si se quiere parar, lo más fácil sería enviar tropas a Washington" , en una clara alusión a la responsabilidad de Estados Unidos en ese mal de la Humanidad. Responsabilidad que ha sido demostrada fehacientemente en lo que siempre ha considerado su traspatio, América Latina. Ese modo de hacer de Estados Unidos devino hacia este continente en lo más agresivo y terrorista, que ha sido empleado en la política de contrainsurgencia, todo lo cual, como fue debatido y demostrado durante la Mesa Redonda de este lunes, provocó la muerte de cientos de miles de latinoamericanos y han dejado una profunda huella social en los países de la región. Es una realidad más horrible que cualquier relato de ciencia ficción: cuando, por ejemplo, en Paraguay salieron a la luz en 1992 los enormes archivos secretos de la policía, resultó evidente la existencia de una campaña de terror coordinada internacionalmente. Ahora Estados Unidos, que apoyó a los dictadores, estaría ayudando a quienes intentan depurar los registros documentales de unas 50 000 personas asesinadas, 30 000 desaparecidas y 400 000 encarceladas. Los Archivos del Horror, tal como fueron conocidos desde entonces, se han convertido en una clave para descifrar la historia reciente de América Latina. Así, bajo el tema Los Estados Unidos y el terrorismo en América Latina, el debate televisivo reunió a los periodistas Nidia Díaz (Granma), Arleen Rodríguez (Editora de la Revista Tricontinental), Rogelio Polanco (director de Juventud Rebelde), y Lázaro Barredo (Trabajadores), y los invitados Manuel Hevia , director del Centro de Estudios Históricos de la Seguridad del Estado, y José Luis Méndez, investigador del Ministerio del Interior, todos bajo la conducción de Randy Alonso. Es el contexto del terrorismo amparado por Estados Unidos en el continente donde nace la denominada Operación Cóndor, destaca Nidia, toda una conspiración entre los servicios de inteligencia de los distintos países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y hasta cierto punto Perú y después Ecuador), cuyo objeto fue el intercambio de información sobre supuestos subversivos residentes en los distintos países integrantes de la Operación, y la colaboración en la persecución de esas personas. La Operación permitió a operativos de inteligencia y de las fuerzas armadas de los distintos países participantes desplazarse libremente en el territorio de los otros, para así secuestrar, desaparecer o asesinar a sus conciudadanos. En todo esto, por supuesto, está la mano sostenedora de Estados Unidos, con múltiples agentes que asesoraron, dieron apoyo logístico y hasta participaron directamente en ese crimen contra Latinoamérica. La periodista de Granma explica suscintamente cómo antes del surgimiento de la Operación Cóndor estaba el Camelot mediante el cual el Departamento de Estado tenía la misión de impedir que ganara un candidato de izquierda, en las elecciones chilenas de 1970, cómo conspiró al efecto con los militares de alta graduación, logró la desestabilización del país, mediante la compra de periodistas y medios de prensa, en fin todo un andamiaje que recuerda los pasos que Estados Unidos está tratando de hacer actualmente en Venezuela. Al efecto, Arleen señala que un ejemplo clásico de política agresiva contra América Latina es la dictadura militar argentina de 1976, que cuenta con el antecedente chileno, y recuerda que allí hubo 30 000 desaparecidos —en su inmensa mayoría jóvenes—, 368 campos de concentración, lanzamientos desde helicópteros de personas vivas al mar, e indicó ello trajo la recolonización de Argentina, cuyo saldo se puede ver en el actual desempleo, pobreza, la alianza de la burguesía con el imperialismo y la conversión del país en rehén del neoliberalismo. Polanco hace una rápida panorámica sobre la violación de los derechos humanos en Paraguay con la dictadura de Alfredo Stroessner (1956-1989), la de Juan María Bordaberry en Uruguay, donde, apuntó, en aquella época 100 000 personas fueron interrogadas y 500 000 tuvieron que emigrar, y en Brasil, cuya dictadura fue considerada por el presidente Nixon como "su mejor aliado". Luego se destacó documentadamente el papel de Henry Kissinger, ex secretario norteamericano, en la gestación del golpe de Estado fascista contra Allende, amén de que la Administración norteamericana le dijo a la CIA que empleara todos los recursos que fueran necesarios para derrocarlo. Posteriormente Manuel Hevia denunció el empleo de los mercenarios de origen cubano en planes contrainsurgentes, —algunos de ellos en el marco de la Operación Cóndor—, principalmente en apoyo a la invasión norteamericana a República Dominicana, y en Bolivia, donde, por ejemplo, Félix Rodríguez Mendigutía, participó en el asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara. También fueron mercenarios cubanos los que participaron en el crimen del canciller chileno, Orlando Letelier, el general Carlos Prats y su esposa, las heridas al demócrata cristiano Bernardo Leighton y su esposa, así como el atentado al embajador de Cuba en la ONU, Raúl Roa Kourí, entre otras muchas acciones terroristas. A su vez, José Luis Méndez informó que de 1979 a 1989 se habían producido 256 acciones terroristas de esos elementos en 21 países latinoamericanos, entre los cuales está el acto más criminal de todos, la voladura en pleno vuelo del avión de Cubana en Barbados. Al respecto, Randy recordaba cómo un documento del FBI reveló que Pinochet concedió ayuda económica a esos grupos contrarrevolucionarios, les pidió que se unificaran y prometió mediar por ellos ante los jefes de Estado de Paraguay y Uruguay, ambos países con férreas dictaduras. También otro documento del FBI reveló que entonces Chile había ofrecido entrenamiento paramilitar a estos elementos y que la dictadura pinochetista proporcionó pasaporte y facilidades al mercenario Orlando Bosch para realizar actos terroristas fuera de Chile y poder regresar al territorio chileno. La Mesa Redonda que hizo un mentís a las calumnias del presidente norteamericano, George W. Bush, contra Cuba, colocando al mandatario en el lugar del más connotado terrorista, tuvo su inicio en las palabras de Arleen acerca de la más reciente Tribuna Abierta de la Revolución en Holguín, donde nuestro Comandante en Jefe ofreció una hermosa y útil lección de historia y dio una contundente respuesta a las falacias de Bush del pasado 20 de mayo. En resumen, esta Mesa Redonda constató cómo la historia de terrorismo de Estado en América Latina no ha sido solo un arma criminal de enfrentamiento a la Revolución Cubana, sino que se convirtió en método preferido de dominación y control dentro de los países latinoamericanos. De las entrañas de la Escuela de las Américas, institución oficial norteamericana, salió la sarta de asesinos que se encargó de implantar el terror y la muerte en América Latina. El gobierno de Estados Unidos los preparó para el genocidio en nombre de la seguridad nacional norteamericana. Publicado 4-06-2002 |
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