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![]() Mesa Redonda Informativa El Imperio desprecia, pero paga ARNALDO MUSA La de Bush es una política cautiva de una parte de la comunidad de residentes cubanos, que representan un buen bloque de votantes en el sur de la Florida y Nueva Jersey. Por eso, por venir de donde viene y a qué obedece, ese falso practicismo devenido en inescrupulosidad no repara en nada, pasa por encima y perjudica los verdaderos intereses de los pueblos cubano y norteamericano. De todos es conocido el daño que ha hecho el bloqueo norteamericano al pueblo cubano, pero menos tratado, divulgado, es el que le está haciendo al de Estados Unidos. Como parte de esta criminal política, que ha sido condenada durante años por la Asamblea General de las Naciones Unidas, los ciudadanos norteamericanos deben pedir permiso a su gobierno para viajar a Cuba, y están sujetos a limitaciones en el monto de dinero que pueden gastar en la Isla. En los últimos cinco o seis años ha aumentado el número de empresarios que quieren hacer negocios en Cuba, y no se trata solamente de los agricultores que quieren vender alimentos, sino también los de las industrias de hoteles y la recreación, en las que ven posibilidades de inversión. Pero hay más: los agricultores, los productores, los empresarios son típicamente republicanos, dan dinero al Partido Republicano. Aunque la presión sobre la Casa Blanca, diríamos, es algo lógico, justo, no ha podido hasta ahora con los intereses de la mafia cubanonorteamericana en que está envuelto Bush, presidente de la mayor potencia militar y económica del mundo, que el pasado día 20 denominó cínicamente Iniciativa para una nueva Cuba, lo que en realidad es el reforzamiento del bloqueo y la política agresiva anticubana, así como el agravamiento de medidas que afectan a los pueblos de los dos países. De esto y mucho más trató la Mesa Redonda de ayer, conducida esta vez por el director de Juventud Rebelde, Rogelio Polanco, y que contó con la participación de Lázaro Barredo, Renato Recio y Reinaldo Taladrid, y los invitados Alejandro Aguilar, jefe del Sector Externo del Instituto de Investigaciones Económicas, y Miguel Álvarez, asesor del Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Al abordar los efectos y costos del bloqueo norteamericano hacia Cuba, Alejandro Aguilar aclaró que no se podía llamar de ninguna forma embargo, sino bloqueo, guerra económica y una forma de terrorismo, porque conspira contra los medios fundamentales de vida, siembra incertidumbre, desconcierto. Tenemos que pagar 70 u 80 millones de dólares más para adquirir alimentos en otros mercados... la política de hostilidad de EE.UU. en estos 40 años significó la pérdida de 15 años de desarrollo sostenible, no solo en forma cuantitativa, sino cualitativa, fueron algunos de los conceptos expuestos por Aguilar. Renato destacó el interés de los hombres de negocios norteamericanos que pretenden fluyan las inversiones hacia Cuba, y estiman esta podría importar no menos del 50% de sus alimentos de Estados Unidos en caso de que se elimine el bloqueo, así como millón y medio de turistas norteamericanos pudieran viajar a la Isla, un gran negocio para las compañías aéreas y de cruceros. Apuntó que 20 estados norteamericanos serían particularmente beneficiados al efecto, y analistas estadounidenses han calculado que su país ha perdido de 15 000 a 19 000 millones de dólares con la unilateral medida, la cual, afirman, también ha impedido la creación de 226 000 empleos. Recordó que Cuba comerciaba con empresas subsidiarias norteamericanas en terceros países por un valor de 771 millones de dólares, pero que la Ley Torricelli borró todo de un plumazo, en un momento en que se desintegraba el campo socialista europeo y pensaban en matar a Cuba de hambre. Indicó que la Helms–Burton llegó a perjudicar a intereses empresariales europeos, recordó como la Asamblea General de las Naciones Unidas ha votado año tras año contra el bloqueo y como el propio pueblo norteamericano es impedido de recibir medicamentos contra la meningitis y la participación de nuestros científicos en eventos en los que compartirían experiencias con sus colegas estadounidenses. Al abordar las características de la comunidad cubana en Estados Unidos, Taladrid resaltó que esta no es homogénea política, económica y socialmente, y en este sentido destacó las restricciones de Bush a una gran parte de ella que no sigue los pasos de la mafia que domina en Miami. En este contexto dio a conocer reveladoras encuestas que informan que un 54% de esos cubanonorteamericanos están a favor de que se eliminen las restricciones para viajar a Cuba, y un 65% para enviar dinero a sus familiares, así como un 28% a favor que se elimine el bloqueo y un 79% a favor de las relaciones y no de la hostilidad. En otra intervención, aseveró que el mantenimiento del bloqueo no resiste un análisis legal, se justificaba anteriormente con el pretexto de la guerra fría y las diferencias con la entonces Unión Soviética; y habló del sistema policiaco implantado contra ciudadanos norteamericanos que viajan a Cuba y las multas impuestas a 443 de ellos. Miguel Álvarez se refirió a que en la Cámara de Representantes hay 17 proyectos a favor de mejorar las relaciones con Cuba y otros siete en el Senado, muchos de ellos sostenidos por políticos republicanos, del propio partido del Presidente. Hay cuatro de ellos que piden el levantamiento total del bloqueo, y otros están relacionados con la libertad de comercio, de convenios entre Cuba y Estados Unidos para el control del narcotráfico, la eliminación del financiamiento de las transmisiones contra la mayor de las Antillas, indicó. Anticipó que habrá en el Congreso un aumento del debate sobre Cuba, no importa la obstrucción de la extrema derecha y del propio Bush. A su vez, Lázaro Barredo recordó cómo el 16 de febrero último, el presidente Bush fue al rancho del presidente Fox, donde hizo la primera declaración a Univisión sobre el agradecimiento que tenía a los cubanos de Miami que le habían ayudado y a quienes recompensaría. "Hasta ayer había nombrado a 20 ciudadanos cubanonorteamericanos en su gobierno y parece que hay algunos más. Esto no ocurre con otras minorías. Es una avalancha", afirmó, el periodista cubano y citó nombres de algunos de ellos, todos connotados enemigos de la Revolución: Mel Martínez, Otto Reich, Lino Gutiérrez, Eduardo Aguirre, Modesto Maidique, Josefina Carbonell, Adolfo Franco, Elsa Murano, Mauricio Tamayo, Enrique Ross, Marcos Daniel. Jiménez, Emilio Estefan, Emilio González... "Esto es parte del agradecimiento," dijo, para después sentenciar: "El Imperio desprecia, pero paga". Finalmente, Rogelio Polanco informó sobre la ayuda de organizaciones financieras internacionales al gobierno de Uruguay por 3 000 millones de dólares, otro "agradecimiento" del Imperio, esta vez al gobierno de Batlle por presentar el proyecto anticubano en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Publicado 1-0 6-2002 |
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