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Andar montañas empina hombres
Texto y fotos: JUVENAL BALÁN
NEYRA Enviado especial La neblina se afinca a las tiendas de campaña, mientras en el pico de la alta montaña asoman los primeros rayos de sol en este norteño paraje paquistaní. El río Nheelum, en su precipitado cauce, deja escuchar un armónico y constante roce de la aguas con las piedras, que contrasta con el sonido mecánico del constante ir y venir de los helicópteros encargados del traslado de la ayuda a los damnificados.
La bandera con el triángulo rojo, la estrella solitaria y las franjas blancas y azules ondea entre las altas montañas de Hattian Bala, a pocos kilómetros de Muzaffarabad, en la provincia de Cachemira, identificando desde lo lejos el asentamiento del hospital de campaña donde 8 mujeres y 15 hombres, venidos desde muy lejos —el Caribe, Cuba—, desafían las bajas temperaturas y las alturas, además de las barreras del idioma, mientras tratan de mejorar el estado de salud de los paquistaníes afectados por el fuerte terremoto del 8 de octubre.
Es domingo. Día de recreo y esparcimiento en muchos rincones del mundo, pero en este, es de puro ajetreo. El salón de operaciones siempre está en función. Las dos salas de ingreso, una de mujeres y niños, y otra de hombres, están colmadas de pacientes. Temprano en la mañana es común ver alguna familia trasladar a uno de los suyos hasta dichas salas. En la noche, un enfermo fue llevado a hombros hasta lo que queda de su casa y devuelto al centro médico de campaña en la mañana.
En la región existía un hospital que quedó reducido a escombros por el terremoto. Ahora, en sus áreas externas, también un grupo de galenos cubanos consulta a quienes acuden en busca de atención médica y entregan medicinas traídas desde Cuba o donadas por China y la organización Médicos Sin Fronteras. Las distancias y la obstrucción de los caminos de montaña por los deslaves, hacen que en ocasiones los especialistas cubanos se enfrenten a situaciones difíciles con damnificados que llevan muchos días sin tratamiento. Muestras de ello: un hombre con fractura de fémur provocada por el sismo, que llegó a manos de los cubanos 23 días después de producírsele la lesión; otro con fractura de tibia, 18 días con el hueso al descubierto. A ambos se les aplicaron fijadores externos. Un niño de 10 meses de edad, cobijado entre los brazos de la madre, con falta de aire y mirada desesperada, presentó un cuadro de neumonía. Hasta una niña con tétanos, ya con la rigidez generalizada en el cuerpo, tuvieron que atender de emergencia y evacuar hacia Muzaffarabad. El trabajo es duro, pero los médicos cubanos se crecen ante las dificultades. Abib, con los 80 años curtidos en su rostro adornado por espesa barba, fue traído por su esposa y dos hijos después de varias horas de camino. Venía deshidratado, con mucho dolor abdominal, vómitos, sin defecar, ni expulsar gases. Diagnóstico: obstrucción intestinal. Se prepara el salón, el cirujano Ariel Almanza Fonseca, con la ayuda del ortopédico Carlos Herrera de la Fe, revisan al paciente y concluyen que es una apendicitis aguda. El anestesiólogo Gerardo Luis García García le aplica general intravenosa y asistencia de ventilación endotraquial. Todos ellos, junto al ortopédico Amaury Castro Aguilera y el intensivista Rafael Negrín La Rosa, están orgullosos por el esfuerzo para salvarle la vida a Abib. Cada mañana, o en la noche, durante el pase de visita, controlan la evolución del paciente que ya comenzó a ingerir los primeros alimentos y deja ver en su rostro los primeros signos de recuperación. El ortopédico Juan Carlos Martín Tirado está al frente de este grupo de integrantes del Contingente Internacional Henry Reeve y nos cuenta que el hospital de campaña fue levantado a los 3 ó 4 días de sucedido el terremoto por un médico paquistaní y Médicos Sin Fronteras. Solo contaban con un cirujano traumatológico y medicinas recibidas por la vía de las donaciones. "Llegamos el 25 de octubre con una avanzada y después se integró el resto del grupo. Hasta el momento hemos salvado o curado a cerca de 3 000 paquistaníes y hemos practicado 67 operaciones quirúrgicas mayores y 140 menores, fundamentalmente fracturas de fémur y cadera", explica Juan Carlos. "La experiencia del trabajo en campaña ha enriquecido nuestro conocimiento profesional, porque debemos dar mucho de nosotros mismos, ya que no contamos con servicios complementarios de análisis de laboratorio, rayos X, oxígeno, ni transfusión de sangre, lo que nos hace crecernos ante las dificultades y vivir una experiencia única." En el área del hospital encontramos al doctor estadounidense Italo Subbarao, de la Universidad John Hopkins, en Baltimore, quien a una pregunta del equipo de prensa cubano dijo: "Los médicos cubanos son increíbles. Estaba por la montaña y encontré una mujer con fractura de fémur. Llamé al doctor Juan Carlos y me dijo que la trajera. La operaron y ahora vengo a verla y la encuentro con una sonrisa mirando el río y la montaña. La familia está alegre. Gracias a Dios que los médicos cubanos se encuentran aquí, haciendo milagros en esta parte del mundo." Oliver Behn, coordinador de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), en la región de Hattian Bala, comenta por su parte: "Cuando llegamos aquí como parte de la organización MSF encontramos grandes necesidades en la población de Hattian, que solo pudimos cubrir parcialmente. Unos días después llegó el equipo médico cubano, integrado por doctores y enfermeras. Ellos han contribuido significativamente a enfrentar las necesidades de la población. Pienso que están realizando un trabajo muy bueno y tienen en cuenta las opiniones de la población; podemos asegurar que son bienvenidos y es muy bueno tenerlos aquí". 8-12-2005 |