Leptospirosis
JOSÉ A. DE LA OSA
Las ratas, los cerdos, el ganado bovino, los perros y gatos, y también aves, entre otros animales, conforman la fuente más común de infección humana de la leptospirosis, una enfermedad infecciosa que constituye una de las principales zoonosis conocidas en la actualidad, descrita por primera vez en 1886 por el médico alemán Adolf Weil.
Profesor Pedro Meléndez Pérez.
Para el doctor Pedro Meléndez Pérez "lo más importante" en esta dolencia —y quiere subrayarlo— es comenzar el tratamiento en cuanto se sospecha la leptospirosis, pues las bacterias causantes de la dolencia desaparecen de la sangre 7 días después de iniciados los síntomas, y se establece entonces la llamada fase inmunológica durante la cual los antibióticos que se administren no ejercen su debida acción.
Especialista de primer grado en Medicina Interna, con misiones internacionalistas en Angola y Nicaragua, mi entrevistado es Profesor Asistente y en la actualidad ejerce sus funciones en el Hospital Manuel (Piti) Fajardo, de esta capital.
La leptospirosis, dice, es una infección generalizada del hombre y los animales, causada por espiroquetas del género Leptospira (pertenecientes a la especie Leptospira interrogans, que se han subdividido en serovariedades). Se han identificado más de 200, las que una vez en contacto con la persona se generalizan por vía sanguínea y pueden dañar todos nuestros órganos.
—Además de los animales, ¿el hombre puede constituir un reservorio con posibilidad de contagiar a otras personas?
—En muy raras ocasiones. En la inmensa mayoría de los casos tanto el reservorio como el transmisor son los animales.
—¿Cuáles citaría como las principales vías de transmisión?
—El contacto de la piel, sobre todo si existen lesiones cutáneas, con agua, suelo húmedo y vegetación contaminados con orina de animales infectados. También al nadar en presas y pocetas contaminadas, o cuando entramos en contacto directo con vísceras y tejidos de animales portadores de la enfermedad, y, asimismo, a través de la ingestión de alimentos.
—¿Se conoce el periodo de incubación y transmisibilidad?
—El de incubación oscila entre 2 y 7 días, con un margen de hasta 19 días. En cuanto a la transmisión, una vez que el animal está infectado, las leptospiras pueden excretarse durante casi un año (11 meses).
—¿Qué signos y síntomas deben alertarnos de este padecimiento?
—Debe sospecharse la enfermedad ante la presencia de fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, gran sensibilidad muscular, especialmente de miembros inferiores. En su forma más grave se manifiesta también con hemorragia cutánea, insuficiencia renal, meningitis y coloración amarilla de piel y mucosa (ictericia). Esta enfermedad, en dependencia de la variedad de la bacteria, puede presentar formas muy benignas y también graves que pueden dar al traste con la vida.
—¿Valora como esencial un buen interrogatorio médico al paciente y familiares, que incluye datos epidemiológicos, para lograr el diagnóstico de certeza?
—Es decisivo, sin duda.
—¿Qué exámenes de laboratorio ofrecen la confirmación ante la sospecha clínica?
—El hallazgo de la leptospira en los fluidos corporales (sangre, bilis, líquido cefalorraquídeo y orina) hacen el diagnóstico. Igualmente resulta útil conocer si existe elevación de los títulos de anticuerpos en las pruebas serológicas, entre otros exámenes.
—¿Cuál es el tratamiento de elección en estos pacientes y cuánto dura como promedio?
—Son empleadas la penicilina y tetraciclinas en dosis adecuadas durante 7-10 días. Pero insisto: lo importante en la leptospirosis es comenzar el tratamiento en cuanto se sospecha la enfermedad.
—¿Valora como efectiva la vacuna cubana existente contra la leptospirosis producida por el Instituto Finlay?
— Es de gran efectividad, y se ha venido administrando sistemáticamente a los denominados grupos de riesgo, como manipuladores de animales, trabajadores agrícolas, y otros.
—Además de la inmunización, ¿qué medidas de prevención sugiere debemos mantener, sobre todo los trabajadores en riesgo de contraer la enfermedad?
—Es importante la utilización de medios de protección como botas y guantes, evitar la crianza de animales en los domicilios, entre ellos los cerdos, no bañarse en presas ni pocetas que no estén debidamente autorizadas para ello y mantener las campañas de desratización. Resulta esencial también el conocimiento de la población de los mecanismos de transmisión de esta enfermedad e incluso sus primeras manifestaciones en función de ganar en autorresponsabilidad para proteger nuestra salud.
—¿El padecer la enfermedad genera inmunidad?
—Sí, pero solo contra la variedad (serovariedad) de la leptospira que nos infectó, de la cual, como sabemos, existen más de 200.