Consultas  Médicas

 

Inapetencia infantil

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

La falta de apetito en niños y niñas es motivo de no pocas preocupaciones para la familia, en especial para las madres. Escuchar de sus hijos "eso no me gusta", "no tengo hambre", "no quiero comer", les desencadena en ocasiones, incluso, sentimientos de culpabilidad y frustración al sentir que no son capaces de alimentarlos adecuadamente. Se abren entonces no pocas interrogantes: ¿Estará enfermo? ¿Demasiado mimado? ¿Está verdaderamente inapetente, o no come como nosotros queremos?...

Para el abordaje del tema contamos con la presencia de la doctora Gisela Álvarez Valdés, especialista de primer grado en Medicina General Integral y también en Pediatría, Profesora Instructora, quien es la coordinadora del Grupo Nacional de Puericultura del Ministerio de Salud Pública.

Foto: CaoDoctora Gisela Álvarez Valdés.

—¿En qué momento considerar a un niño verdaderamente inapetente?

—Cuando no siente deseos de comer, a lo que denominamos anorexia, y es motivo de consulta en el 30% o más de los niños.

—¿Hay formas de establecer una especie de línea divisoria entre qué es "normal" y qué "anormal" en el tema que nos ocupa?

—Ello estará en dependencia de las características personales del niño, estado de salud, requerimientos individuales, etapa de la vida, costumbres de la familia, patrones culturales.

—¿Cuánta comida es necesaria para un buen desarrollo?

—La cantidad o requerimientos nutricionales dependen de la edad cronológica, grado de maduración, actividad física y eficiencia para la absorción y utilización de los nutrientes. Durante los primeros seis meses lo ideal es la lactancia materna exclusiva a libre demanda. Después comienza la alimentación complementaria, que debe ser balanceada, rica en proteínas, frutas, vegetales y bajo contenido de azúcar.

—¿Cuáles son las causas en general que pueden motivar a los pequeños a negarse o rechazar los alimentos, sencillamente a no comer?

—Fundamentalmente tres: mal manejo nutricional de la familia; que se encuentre en curso algún proceso infeccioso; y por conflictos o crisis familiares en las cuales el niño expresa su inconformidad rechazando los alimentos.

—¿Hay períodos en el desarrollo del niño que origine en él mayor o menor apetito?

—El apetito está estrechamente relacionado con el crecimiento y desarrollo. En el primer año de vida las necesidades son elevadas; después, y hasta los 3 o 4 años, disminuye la velocidad de crecimiento, y por consiguiente el apetito. Y así sucesivamente en cada una de las posteriores etapas. Ya en la adolescencia hay un aumento marcado del apetito, con preferencia por las comidas con bajo valor nutricional (comidas-chatarra) y marcada preocupación estética, por lo que se somete en ocasiones a restricciones nutricionales nada favorables.

—¿Cómo lograr que los espacios de inapetencia no dañen la salud de nuestros hijos?

—Cuando el niño esté inapetente lo ideal es acudir a la consulta de Puericultura para conocer la causa. Por ello recomendamos que un niño inapetente debe ser evaluado siempre por un especialista.

—¿Considera que la ansiedad de la familia constituye factor decisivo para agravar cualquier desgano pasajero?

—Es determinante.

—¿Qué conducta hogareña seguir ante la inapetencia?

—Los momentos de alimentación son también de aprendizaje y amor. No es aconsejable alimentar al niño frente al televisor, ni en el parque, ni en casa de vecinos, ni caminando por toda la cuadra. Es conveniente conversar con ellos, mantener contacto visual, alimentarlos despacio, pacientemente y sin forzarlos. Es muy aconsejable, cuando ello sea posible, que compartan la mesa con la familia.

—¿Y en cuanto a "negociar" con el pequeño ofreciéndole regalos?

—No, de ninguna forma, porque además de constituir una actuación en gran medida inefectiva, ese proceder educa incorrectamente.

—¿Cuándo comenzar a crear buenos hábitos alimentarios?

—Desde el nacimiento del niño.

—¿Es posible acostumbrarlos "a comer de todo"?

—Sí, pero para ello los hábitos alimentarios y las costumbres de la familia son determinantes. Los niños por imitación acostumbran a comer lo mismo que sus padres y hermanos.

—El tema rebasa con mucho el espacio de esta columna. ¿Algún otro comentario que valore esencial?

—En las consultas de Puericultura la familia puede recabar toda la información necesaria sobre este importante tema.