(26 de enero de 2004)
El bloqueo de pueblos
y países es un error histórico
Señaló el Patriarca
Ecuménico Bartolomeo durante su homilía previa a la consagración
de la Catedral de San Nicolás. Entregó a nuestro Comandante en
Jefe la Orden de San Andrés, máxima distinción de su Patriarcado.
Le entrega Fidel las llaves del templo y el documento que acredita
la personalidad jurídica de esa institución
Nidia
Díaz
FOTOS: JORGE LUIS GONZÁLEZ
Un mensaje de amor al
mundo, de reivindicación del derecho a la igualdad, contra la
guerra y las imposiciones de los más poderosos, expresó en la mañana
de ayer el Patriarca Ecuménico Bartolomeo en su homilía previa a
la consagración de la Catedral de San Nicolás, en la que subrayó,
además, que "el bloqueo de pueblos y países es un error histórico",
con lo cual Su Toda Santidad, reitera planteamientos en ese sentido
hechos el sábado al dejar inaugurada la exposición
Eros-Athlos-Hero, del artista y arquitecto griego Dimitris
Talaganis.
Nuestro Comandante en
Jefe Fidel Castro estuvo presente en la ceremonia. Previamente visitó
el convento de San Salvador de Santa Brígida, en cuya inauguración
participó el año pasado y donde recibió muestras de afecto y cariño
de las monjas que allí trabajan.
Igualmente, Fidel
depositó un ramo de flores ante la estatua de Madre Teresa de
Calcuta, en el Jardín que lleva su nombre y que está ubicado a un
costado de la Basílica Menor de San Francisco de Asís.
Frente a la entrada de
la Catedral de San Nicolás, el Patriarca Bartolomeo y Fidel se
estrecharon las manos en señal de saludo y luego de que los
dignatarios religiosos dieron las tres vueltas al nuevo recinto
eclesiástico, tocó al Presidente cubano entregar al Patriarca las
llaves de la Catedral y el documento que acredita la personalidad
jurídica de la nueva Iglesia, firmado por el ministro cubano de
Justicia, Roberto Díaz Sotolongo.
Inmediatamente, el
ilustre visitante le entregó a Fidel la Cruz Sagrada de la Orden de
San Andrés, "como bendición y símbolo de justicia y
firmeza". La referida Orden, constituye la máxima distinción
que otorga el Patriarcado, y que tomó su nombre del Apóstol que
fundó la iglesia en Bizancio hace 2 000 años.
Anteriormente, el
Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, adelantó al Patriarca Ecuménico
Bartolomeo que aquella obra que este domingo se le entregaba era un
"símbolo de amistad del pueblo cubano a su persona y a la
iglesia" al tiempo que reconoció a todos los que la
construyeron, e hicieron posible este sueño y, expresó el
agradecimiento "por esta visita, sus palabras y los gestos de
nobleza y simpatía y fraternal apoyo a la nación cubana y a su
Presidente".
En su homilía, el
Patriarca Ecuménico agradeció a nuestro Comandante en Jefe la
construcción de la Catedral y el reconocimiento a la Iglesia
Ortodoxa Griega.
Aseguró que su Iglesia
no ha venido a Cuba con prepotencia y soberbia, sino "a
predicar con franqueza que el bloqueo de pueblos y países con la
sociedad general de los pueblos de la Tierra, es un error histórico
y que los problemas entre los pueblos y países se resuelven a través
del diálogo y la comunicación".
Asimismo, llamó la
atención sobre la actual situación internacional que se
caracteriza, dijo, por la inseguridad de posguerras, el terrorismo,
las desigualdades, la imposición del derecho del más fuerte, por
lo que su mensaje era al derecho a la libertad y la igualdad.
Con la consagración de
la Catedral culmina el intenso programa de actividades del Patriarca
de Constantinopla, Bartolomeo, que comenzó el pasado día 21 y que
el sábado incluyó una visita a los niños del Hospital William
Soler y de la Escuela Solidaridad con Panamá.
Para hoy está prevista
su despedida de Cuba.
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