(14 de abril de 2004)
Nueva ronda de
negociaciones con Alimport
Interesados
empresarios estadounidenses por comercio sin restricciones
María
Julia Mayoral
A cuatro meses de la
anterior cita en La Habana, más de 400 representantes de 172
empresas y asociaciones estadounidenses comenzaron ayer en el
Palacio de las Convenciones la primera ronda de negociaciones de
este año con la empresa cubana importadora de alimentos, Alimport.
Pedro
Álvarez, presidente de Alimport, evaluó el comportamiento de las
importaciones de alimentos.
Asisten al evento desde
directivos de pequeñas y medianas compañías hasta ejecutivos de
varios de los emporios agroalimentarios más relevantes de la vecina
nación, con sede en 30 estados de la Unión, en Puerto Rico y
Washington D.C. Ello muestra el creciente interés de estos sectores
por ampliar el comercio y eliminar las prohibiciones que hoy les
impiden adquirir productos, servicios y tecnologías desarrollados
en la Isla.
De manera coincidente,
empresarios y personalidades políticas que intervinieron en la sesión
inaugural señalaron los frenos impuestos por el Gobierno de Estados
Unidos. El congresista republicano por el estado de Idaho, C.L.
Otter, valoró los vínculos comerciales como una fuente de empleo
para los ciudadanos en su país y subrayó la importancia de
proseguir las solicitudes al Congreso de EE.UU. para normalizar el
intercambio bilateral.
Según explicó Gary
Sebree, presidente de la Federación de Arroz de los Estados Unidos
de América, Cuba podría convertirse para esos productores en su
principal mercado si existieran condiciones normales. Gregory Webb,
de la compañía ADM (dedicada a los granos), subrayó igualmente la
necesidad de trabajar para eliminar las trabas, pues nuestro
objetivo a largo plazo, dijo, es asociarnos con Alimport.
Para la congresista demócrata
por el estado de California, Loretta Sánchez, Cuba "puede
ofrecer servicios y tecnologías que nosotros necesitamos en
EE.UU."
Desde hace
aproximadamente tres años, en virtud de una ley llena de
limitaciones y remiendos, se pudo establecer la venta de alimentos,
lo cual coincidió con los graves daños provocados por el huracán
Michelle y que Cuba se ve obligada a pagar en efectivo e impedida de
colocar productos de la Isla en el mercado norteamericano.
Según precisó ayer
Pedro Álvarez Borrego, presidente de Alimport, el 95% de las
importaciones de productos agroalimentarios se ha destinado a cubrir
necesidades de la canasta básica de consumo de la población, la
cual recibe esos suministros a precios muy bajos, pues el Estado
cubano los subvenciona.
Álvarez Borrego destacó
que las restricciones impuestas a la Isla por las autoridades de
EE.UU. elevan en 20% el costo de las adquisiciones de alimentos y,
al mismo tiempo, lesionan los intereses del empresariado
norteamericano, al colocarlo en franca desventaja no solo en sus
relaciones de exportación e importación, sino también en su
posible participación en proyectos de inversión en nuestro país.
Cuba,
recordó, no limita la participación aquí de las empresas
estadounidenses en inversiones para la prospección y producción de
petróleo. Tampoco frena su incorporación a proyectos conjuntos en
sectores como turismo, minería niquelífera, telecomunicaciones,
generación eléctrica, producción de alimentos y en obras de
infraestructura.
En
sus exportaciones, reiteró, nuestro país no competirá con los
productores azucareros de EE.UU. Por el contrario, afirmó, hemos
tratado de adquirir azúcar y los posibles proveedores no han
obtenido los permisos internos requeridos para vender este rubro a
precios del mercado mundial.
La
cita de negocios iniciada ayer, y que concluirá el próximo
viernes, debe permitir la suscripción de nuevos contratos para el
suministro de productos agroalimentarios. Entre las delegaciones más
numerosas figuran las correspondientes a los estados de la Florida,
Texas, Georgia, California, Alabama e Idaho.
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