ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

17 de mayo de 2005

Acciones terroristas

Un eterno dolor que no se olvida

Miles de familias cubanas sufren el intenso y eterno dolor de haber perdido a algunos de sus seres más queridos, o de ver los mutilados, por acciones llevadas a cabo durante más de 45 años contra nuestro país por terroristas que no han cesado en sus criminales planes para destruir la Revolución, financiados y apoyados por los distintos Gobiernos de Estados Unidos y sus servicios especiales

Reynold Rassí

Miles de familias cubanas sufren el intenso y eterno dolor de haber perdido a algunos de sus seres más queridos, o de ver los mutilados, por acciones llevadas a cabo durante más de 45 años contra nuestro país por terroristas que no han cesado en sus criminales planes para destruir la Revolución, financiados y apoyados por los distintos Gobiernos de Estados Unidos y sus servicios especiales.

Fotos: Ricardo López HeviaDe izquierda a derecha, Miguel Cejas Alfonso, María Antonia Castillo Ramírez y Pablo Dueñas Venegas.

En el rostro de María Antonia Castillo Ramírez no hay odio, sino tristeza y amargura al ver que los terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, asesinos de su esposo Hermilio Castillo Castillo y de otras 72 personas, quienes viajaban en la nave de Cubana de Aviación, saboteada en pleno vuelo el 6 de octubre en Barbados aún andan sueltos y radican en Estados Unidos, sin ser juzgados ni condenados.

"Hermilio era escolta del avión. Tenía entonces 32 años y era padre de nuestros dos hijos, uno de tres años y otro de siete. Era amable, amoroso con la familia. Cuando me avisaron en la madrugada del 7 de octubre que el avión había sido saboteado y nadie quedó vivo, sentí que aquello era lo más triste y doloroso que me había pasado nunca. Pensé que no podría soportar su pérdida, y si lo hice fue por nuestros hijos.

"Orlando Bosch y Posada Carriles, autores intelectuales de esa monstruosidad, viven hoy en Estados Unidos bajo la tutela del Gobierno norteamericano, que los ha apoyado en sus crímenes contra nuestro pueblo. Si los que dirigen ese país tuvieran moral y de verdad lucharan contra el terrorismo los hubieran juzgado y sancionado. Exigimos que los entreguen a las autoridades de Venezuela para que allí les hagan justicia y sean condenados".

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Han pasado casi tres décadas y Miguel Cejas Alfonso, de 76 años no olvida el día en que conoció que su hijo Jesús Cejas Arias, junto a su compañero

Crescencio Galañena Hernández, ambos empleados de la Embajada de Cuba en Argentina, habían sido secuestrados en Buenos Aires el 9 de agosto de 1976, sin que más nunca se tuviera noticia.

"Su desaparición nos ha dolido toda la vida, Jesús era un joven muy vivo, cariñoso y buen amigo. Todos los días veo su foto en la sala de la casa y me parece tenerlo cerca, pero sé que más nunca volverá porque lo asesinaron individuos y grupos que sienten un odio visceral contra la Revolución y nuestro pueblo.

"Los criminales que los mataron andan sueltos y seguro que han cometido otras acciones terroristas. Pedimos que se haga justicia en este caso y que los autores sean condenados", apunta Miguel Cejas.

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Alevosa y vilmente fueron asesinados por elementos contrarrevolucionarios, el 9 de enero de 1992, los miembros del Ministerio del Interior, soldado Orosmán Dueñas Valero, de Tropas Guardafronteras, el sargento de tercera Yuri Gómez Reinoso, de la Policía Nacional Revolucionaria, y el custodio Rafael Guevara Borges

Se encontraban de guardia en el Campamento de Pioneros José Martí, en Tarará, cuando un grupo de antisociales penetró en la Base Náutica de ese centro infantil con el objetivo de sustraer una embarcación para emigrar ilegalmente hacia la Florida. En su afán por lograrlo neutralizaron a los tres combatientes y los maniataron. Al ver frustrada la posibilidad de arrancar la nave, regresaron y ametrallaron a mansalva a los jóvenes combatientes que yacían en el suelo amarrados. Otro agente de la PNR, que al oír los tiros fue hacia el lugar, el sargento de primera Rolando Pérez Quintosa, fue herido gravemente en desigual combate y semanas después, tras dura lucha por salvarlo, fallecía también.

Pablo Dueñas Venegas es el padre de Orosmán. El dolor de haber perdido un hijo que al morir contaba solo 20 años de edad, no lo ha abandonado desde entonces.

"Fue horrible verlos vilmente masacrados. Mi hijo era el menor de todos, un muchacho que pasaba en Tropas Guardafronteras su Servicio Militar y sentía orgullo ser del Ministerio del Interior. Nunca olvidaremos a Orosmán ni lo que le hicieron. Los que cometieron ese atroz crimen estaban motivados por la asesina Ley de Ajuste Cubano, mediante la cual los que llegan a Estados Unidos son recibidos con los brazos abiertos sin importar lo que hayan hecho para alcanzar ese fin.

"Siempre tuve fe en la justicia de la Revolución, pues estaba seguro de que los culpables serían detenidos, juzgados y sancionados como merecían por su incalificable acción. Y así fue. En nuestro país sí se combate de verdad el terrorismo, mientras que en Estados Unidos se les da entrada a asesinos como Orlando Bosch y Posada Carriles, que viven a su antojo, sin ser juzgados ni condenados por sus crímenes".

   

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