ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

Como hace 25 años...

Los clarines de la Patria nos convocan

¡Contra el terrorismo! ¡Por la justicia!
Este martes en Marcha Combatiente ante la Oficina de Intereses de Estados Unidos

NIDIA DÍAZ

Vivir y compartir el tiempo histórico de Fidel constituye para cualquier patriota cubano un inmenso privilegio.

Foto: JORGE OLLERHace 25 años, otro 17 de mayo, los habaneros marcharon contra el bloqueo, los vuelos espías de aviones yankis SR-71 y la ilegal presencia de la base de Guantánamo en nuestro territorio. También hubo Marcha en las demás provincias. Esta vez solo será en la capital, y como entonces, nuestro pueblo dirá PRESENTE para exigir JUSTICIA contra los terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, que gozan de impunidad en Estados Unidos, y CONTRA EL TERRORISMO. 

Para mañana, los clarines de la Patria nos han convocado a una Marcha contra el terrorismo. Hace 25 años, un 17 de mayo también, marchamos durante 8 horas y 25 minutos a lo largo y ancho de todo el país contra el criminal bloqueo, contra los vuelos espías de los aviones yankis SR-71 que violaron nuestro espacio aéreo y contra la base naval que ilegalmente Estados Unidos ocupa en Guantánamo, convertida hoy en verdadero campo de concentración y tortura con la complicidad de Europa.

Esta foto fue tomada por el compañero Jorge Oller durante la Marcha de aquel 17 de mayo de 1980.

Aquellos del año 1980 fueron días de provocaciones contra Cuba, —¿cuándo han dejado de serlo?— en los que, como siempre, el enemigo utilizó a sus magras huestes de amanuenses del patio. Fue una escalada en la que sus mercenarios, esta vez escogidos entre el lumpen heredado de la vieja república neocolonial, protagonizaron los sucesos de la Embajada del Perú tras haber asesinado al joven Pedro Ortiz Cabrera, custodio de esa sede diplomática, escenificaron un show mediático ante la Oficina de Intereses y, en el Cerro, atropellaron hasta matarla a Francisca Navia, una madre cederista, cuando participaba en un acto de apoyo a la Revolución.

Todo les parecía poco.

Cuba tenía que pagar por los nuevos aires de independencia que se vivían en Centroamérica y el Caribe. Maurice Bishop y Daniel Ortega, líderes de Granada y Nicaragua, respectivamente, nos habían dejado el Primero de Mayo el aliento de los procesos liberadores que vivían sus pueblos. La semilla plantada por nuestra Revolución con su ejemplo comenzaba a germinar.

La escalada de muerte no tendría límites.

El 10 de mayo manos asesinas prendían fuego al círculo infantil Le Van Tan, en Marianao, donde se encontraban 570 niños que salvaron sus vidas por el valor del pueblo.

Fidel lo dijo entonces, lo ha dicho siempre: las ideas ganarán esta batalla, y convocó a su pueblo para aquel 17 de mayo, día en que cuatro lustros atrás le habíamos expropiado al imperio 1 209 015 hectáreas de latifundio y jamás nos lo perdonaron.

Frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos, marchamos los habaneros. No estuvimos solos. Cinco millones de compatriotas nos acompañaron a la misma hora desde todos los puntos de nuestra geografía.

Ahí quedaron para la historia las gráficas de ese día en que muchos pensamos que sería imposible una respuesta mayor del pueblo. Creímos entonces que nada superaría aquella prueba de unidad, de conciencia, de combatividad, de firmeza, de disciplina.

Por la ira del enemigo se mide la grandeza del adversario, leí en una ocasión. Y es cierto.

Han transcurrido 25 años y ahora lo sabemos. Los cubanos estamos hechos de coraje, somos un monolito de acero cuando de defender a la Patria y la obra de la Revolución se trata. Cuarenta y cinco años de hostilidad y de agresiones no han conseguido que le hagamos una sola concesión al enemigo; lejos de eso le hemos demostrado, aun en las más difíciles circunstancias, lo que somos y lo que somos capaces de ser y de hacer.

Cuando muchos plegaron sus banderas, traicionaron a sus pueblos y a la esperanza misma, Fidel nos guió, una vez más, en esta nueva etapa de lucha contra el poder hegemónico imperial, ese poder carente de principios y de moral.

Pocos pueblos en el mundo como el nuestro han sido víctimas del terrorismo en un periodo tan sostenido y largo en el tiempo. Pocos pueblos tienen un aval tan vertical en su enfrentamiento contra ese flagelo.

Nunca nadie concitó tanto la ira, la tozudez y la hostilidad de un enemigo tan poderoso, que no ha escatimado— aunque infructosamente— ni esfuerzos ni dinero en su objetivo de aplastarnos y rendirnos. Once administraciones han ocupado la Casa Blanca, desde donde se han fraguado y aún se fraguan los más sórdidos planes contra este pueblo cuyo único pecado es haber construido una sociedad enteramente justa y no haber vacilado en compartir sus conquistas con otros más necesitados lejos de nuestras fronteras.

A las banderas de hace 25 años les sumaremos mañana, en esta nueva Marcha, la exigencia al emperador George W. Bush de que ponga fin al doble rasero con que lleva adelante su cacareada campaña contra el terrorismo y, como consecuencia, les haga justicia a sus víctimas extraditando para que sean juzgados, en la República Bolivariana de Venezuela de cuya justicia son deudores, o por un tribunal internacional, los connotados terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, hoy protegidos en las entrañas del monstruo que les dio vida.

Al hacerlo, estaremos librando una nueva batalla por la humanidad y por un mundo nuevo donde el terrorismo y la impunidad no tengan cabida.

Mientras ese objetivo no se alcance, los cubanos jamás nos desmovilizaremos. Ahí está la historia que no nos deja mentir.

La sangre derramada por nuestro pueblo en su enfrentamiento contra el imperio en defensa de nuestra independencia y autodeterminación, no nos permite el descanso.

Que las ideas que defendemos golpeen como puños al desmoralizado Goliat. Hay pueblos que nacen asombrosamente de la verdad y nuestra verdad deberá desbordarse mañana en un Amazonas de pueblo por nuestros hermanos muertos; porque se haga justicia a las víctimas de Barbados, y por Gerardo, Antonio, Fernando, Ramón y René, injustamente prisioneros en cárceles norteamericanas por combatir al terrorismo.

Porque aquí nada está olvidado ni nadie está olvidado, marchemos todos, mañana, en defensa de nuestros principios, de nuestras conquistas, de nuestra lucha histórica y por los que han caído en ella a lo largo de más de un siglo.

Marchemos con Fidel, que representa todo lo que somos, todo lo que soñamos, todo a lo que aspiramos.

   

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