El negociante, quien fue miembro de la junta directiva de la
Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), cuenta cómo esa
organización mafiosa, creada por la CIA, había conformado, por aquel
tiempo, lo que denomina un "grupo militar" que se dedicaba a ejecutar
actos terroristas.
Llama explica que estuvo presente en reuniones "donde un atentado
con bomba contra un hotel habanero fue discutido". Atribuye la
paternidad de la idea al hoy fallecido negociante Arnaldo Monzón
Plasencia, un directivo de la sección norte de la FNCA, radicado en
New Jersey.
"Él tenía un plan, las bombas en el hotel en Cuba", afirmó Llama al
diario de Miami.
Contactada, la FNCA contestó con un comunicado denegando la
acusación y diciendo que estuvo "siempre predicando una transición
pacífica" en la Isla, una afirmación desmentida por una larga sucesión
de hechos.
En agosto último, Llama declaró públicamente que la FNCA adquirió
un helicóptero de carga, 10 aviones ultralivianos con control remoto,
siete embarcaciones y abundante material explosivo con el objetivo
explícito de realizar acciones terroristas contra la nación caribeña.
Aquellos planes no pudieron desarrollarse a causa de la imprevista
captura, por la Guardia costera norteamericana, en 1997, del yate La
Esperanza, hecho por el cual el propio Llama fue acusado y luego
exonerado, gracias al FBI de Héctor Pesquera, este mismo oficial cuyo
hijo destruyó, en agosto del 2003, el expediente de Luis Posada
Carriles.
Llama asegura que aportó 1 471 840, 35 dólares de sus propios
fondos "para financiar el proyecto" terrorista que se fraguó durante
el congreso anual de la FNCA, celebrado en Naples, Florida, en junio
de 1992. Considera que la enorme cantidad de dinero le fue estafada
por varios directores de la Fundación.
El 12 de abril de 1997 explotaba en La Habana la primera bomba de
la campaña de terror que desencadenó entonces desde Centroamérica,
Luis Posada Carriles. Una década después, esta serie de crímenes queda
impune, pese a que las autoridades estadounidenses detuvieron en su
territorio al terrorista, quien hoy está libre bajo fianza en Miami.
Según The Miami Herald, un Gran Jurado de New Jersey ha estudiado,
en particular, la participación de varios personajes de la fauna
terrorista cubanoamericana en la conspiración que provocó en la Habana
una serie de atentados realizados con explosivo C-4. El joven italiano
Fabio Di Celmo fue víctima de uno de estos artefactos que causaron
también heridas a varias personas, además de cuantiosos daños
materiales.
En New Jersey, dos ex directores locales de la FNCA, Abel
Hernández, residente de Cliffside Park, y Oscar Rojas, quien fue
contador durante 20 años de Monzón Plasencia, han sido interrogados
por el Gran Jurado, además de otros dos cómplices de Posada,
igualmente vinculados con la FNCA: Ángel Alfonso Alemán, ex empleado
de Monzón, implicado en 1997 en el intento de asesinato de Fidel, que
abortó con la imprevista captura del yate La Esperanza, y José Alemán,
su hijo.
Ángel Alfonso Alemán es un conocido colaborador del congresista
cubanoamericano Albio Sires, ex alcalde mafioso de West New York.
Según expertos del tema, entre los miembros de este grupo diseñado
para organizar acciones terroristas, se encontraban —además del
fallecido chairman Jorge Mas Canosa— varios personajes bien
conocidos, todos cómplices de los crímenes de Posada, que radican en
su mayoría a unos pocos kilómetros de las oficinas del FBI de Miami.
Se trata, entre otros, de Luis Zúñiga Rey, hoy directivo del Cuban
Liberty Council (además de seguir siendo miembro de la junta directiva
de Radio y TV Martí, según el Chicago Tribune), Roberto Martín Pérez,
coordinador del grupo, terrorista fichado, esposo de la locutora
Ninoska Pérez Castellón; el propio José Antonio Llama; Juan Bautista
Márquez, ex capitán de buque de la CIA, hoy encarcelado por tráfico de
droga.
También Gaspar Jiménez, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll,
libres en Miami después de su desvergonzada excarcelación en Panamá;
Félix Ismael "El Gato" Rodríguez Mendigutía, asesino del Che por
cuenta de la CIA; el médico Alberto Hernández y José Francisco `Pepe'
Hernández; Feliciano Foyo, hoy capo del CLC, su socio Horacio García¼
y unos cuantos más.
Esa nueva confesión y la propia investigación del Gran Jurado
confirman que la fatídica conspiración que le costó la vida a Fabio Di
Celmo no fue urdida en algún lugar remoto de América Central, sino en
los propios Estados Unidos, lo que debe poner aún más al criminal al
alcance de la justicia norteamericana.
La administración Bush sigue negándose a acusar de terrorismo a
Luis Posada Carriles, hoy de regreso en su domicilio de Miami, donde
se reúne con cómplices, mientras Washington mantiene encarcelados a
cinco cubanos que tenían la misión de alertar de sus aprestos
criminales.