12 de mayo de 2005
El tribunal que juzgue
a Posada debe
también juzgar a Bosch
Así lo exigirá
nuestro pueblo el próximo martes en Marcha Combatiente. Expone Fidel
reveladores detalles divulgados en Estados Unidos sobre el historial
terrorista de Posada Carriles y Orlando Bosch, mientras las
autoridades norteamericanas continúan evadiendo responsabilidades
Enrique
Montesinos y Pedro de la Hoz
El
tribunal que juzgue a Posada Carriles debe también juzgar a Orlando
Bosch. Así lo exigirá el pueblo cubano a la opinión pública
internacional, a los pueblos del mundo y al de Estados Unidos cuando
el próximo martes, en Marcha Combatiente, se pronuncie contra el
terrorismo y a favor de la justicia y la verdad.
A ello se refirió el
Comandante en Jefe Fidel Castro anoche al analizar los vínculos entre
estos dos connotados terroristas y exponer detalles reveladores sobre
su actividad criminal al amparo de las autoridades norteamericanas,
que no acaban de actuar para poner fin a la impunidad de la cual gozan
tan repugnantes personajes en ese país.
No son solo Posada y Bosch
los culpables, habría que llenar un teatro de acusados con los
creadores del terrorismo, los que desarrollaron las técnicas, los métodos,
los objetivos y la ideología terrorista, reiteró.
Tanto al auditorio que
asistió a la comparecencia en el Palacio de las Convenciones como a
quienes la siguieron por radio y televisión, impactó sensiblemente
la desvergüenza de las declaraciones de Orlando Bosch, reflejadas en
entrevistas a medios de Venezuela y de Estados Unidos (la última hace
apenas unos días), en las que justifica el ejercicio del terrorismo
contra personas inocentes y no muestra el menor remordimiento por sus
vandálicos actos. Por el contrario, se regodea en sus ímpetus
asesinos.
Fidel recordó que Bosch
fue indultado por George Bush padre y figuró entre los invitados de
Bush hijo —el führercito— en una celebración del 20 de mayo, lo
cual revela las estrechas relaciones entre la Casa Blanca y esta clase
de personajes.
En un paréntesis de la
Intervención de Fidel, Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la
Asamblea Nacional del Poder Popular, señaló que Bosch, en una de las
entrevistas, al preguntársele por el equipo de esgrima asesinado en
la voladura del avión cubano en Barbados, las describió como
"cinco negritas". Tan soez pronunciamiento, por su carácter
racista, pudiera motivar el encausamiento de Bosch en cualquier ciudad
norteamericana menos en Miami, donde vive.
CUBA NO BUSCA UNA
MEZQUINA VENGANZA, SINO JUSTICIA
El Comandante en Jefe
comenzó su comparecencia citando el editorial publicado el martes por
el diario The New York Times en el que se dice que "Posada debe
ser arrestado y extraditado para que sea juzgado no solo por el
atentado de la aeronave, sino también por otros ataques terroristas
que ha reconocido planificar, incluido uno en 1997 que acabó con la
vida de un hombre de negocios italiano que visitaba a La Habana".
Desafortunadamente,
comenta el diario, el Gobierno de Bush no cree en la Corte Penal
Internacional, la cual sería uno de los escenarios adecuados para
juzgarlo.
En opinión del rotativo,
"la única cosa que el Gobierno de Bush no puede hacer es
refugiar a Posada concediéndole asilo político", pues ello
ofendería a la nación norteamericana, atentaría contra sus
principios y sentaría un precedente sumamente perjudicial.
Sin embargo, al evaluar la
posibilidad de que sea extraditado
a Venezuela, atendiendo a la petición que tramita el Gobierno de
Caracas, el diario indica que esto "significaría que con el
tiempo, Posada podría terminar siendo juzgado en La Habana".
Sobre este último punto,
Fidel aclaró que no hay la menor posibilidad de que Posada sea
juzgado en Cuba, y eso se hizo saber desde un primer momento, para no
dar el más mínimo pretexto para que no sea extraditado y juzgado por
Venezuela, donde, incluso, la ley no concibe la pena capital.
Otra propuesta sería la
remisión a un tribunal internacional, en un país neutral —si es
que existe alguno, acotó—, siempre que Venezuela, nación que
ostenta el principal derecho legal para ventilar el caso, estuviera de
acuerdo. Cuba, subrayó, siempre apoyaría el derecho de Venezuela a
juzgar al criminal Posada. No hay ningún derecho a desconfiar de
Venezuela.
Lo importante es que el
individuo no se escape; que sea sometido a un tribunal para que diga
todo lo que tiene que decir y se confirme cómo un personaje de esa
calaña ejemplifica la política de agresiones que por tantas décadas
han llevado a cabo las administraciones norteamericanas contra Cuba.
A nuestro pueblo, enfatizó,
no lo anima ninguna mezquina venganza, sino el más elemental sentido
de la justicia.
BOSCH, POSADA, EL
CRIMEN EN EE.UU. Y OTROS PAÍSES
Fidel insistió en que
debe investigarse más a fondo sobre las relaciones entre Posada,
Bosch y la mafia anticubana con los servicios especiales
norteamericanos y con el crimen en Estados Unidos y otros países del
área.
Al respecto explicó cómo
en los propios EE.UU. sospechan de la colaboración de esos
delincuentes con la conspiración que culminó con el asesinato del
presidente John F. Kennedy.
Fue evidente el intento de
implicar a Cuba en la trama del magnicidio. Quien cargó toda la
culpa, Lee Harvey Oswald, apareció un día ante la Embajada de Cuba
en México para solicitar asilo y que le facilitaran un viaje a la Unión
Soviética.
Un procedimiento similar,
recordó Alarcón a solicitud de Fidel, se llevó a efecto cuando ese
grupo terrorista planificó el asesinato del líder cubano en ocasión
de su visita a Chile durante el Gobierno de Allende: hicieron aparecer
en la sede diplomática soviética en Caracas a un individuo con la
misma fisonomía del que se encargaría de concretar el magnicidio en
Chile. El objetivo era claro: de ser asesinado Fidel, la CIA y la
mafia, para lavarse las manos, desviarían la atención de la opinión
pública hacia una presunta implicación de los servicios de
Inteligencia soviéticos.
En todo caso, recalcó,
hay que continuar investigando, seguir el hilo de las conexiones entre
Félix Rodríguez, un agente de la CIA que participó en el asesinato
del Che en Bolivia; Bosch, Posada Carriles, el bandido de Otto Reich,
las organizaciones contrarrevolucionarias que operan en Estados
Unidos, los servicios de Inteligencia de ese país y las autoridades
gubernamentales; poner en claro quiénes reclutaron a los terroristas
de origen cubano.
Desde siempre estas
organizaciones, expresó, han actuado bajo la orientación y en
coordinación con los gobiernos de Estados Unidos; disfrazadas con
diferentes nombres, un día la CORU (Coordinadora de Organizaciones
Revolucionarias Unidas), otro la FNCA (Fundación Nacional Cubano
Americana), pero a fin de cuentas armadas, financiadas, alentadas y
protegidas por las autoridades norteamericanas.
GALIMATÍAS EN EL
DEPARTAMENTO DE ESTADO
En otro momento de su
Intervención, el Comandante en Jefe glosó las insólitas
declaraciones del vocero del Departamento de Estado ante las preguntas
de un periodista sobre si el Gobierno de EE.UU. sabía dónde se
encontraba Posada, sí conocía cómo había entrado al territorio
norteamericano, si ya habían analizado la solicitud de asilo y qué
harían ante este caso.
El vocero se fue por la
tangente, con evasivas de todo tipo, pronunciando un verdadero galimatías
para no dar ninguna respuesta concreta. Le sugirió al periodista que
le preguntaran al Departamento de Justicia y al de Seguridad Interna,
porque él no sabía nada del asunto, ni siquiera que Venezuela
estuviera tramitando la extradición.
También el líder de la
Revolución dio lectura a un artículo aparecido en el diario
Washington Times, conocido por sus posiciones de derecha, en el que
admite que Posada es un problema para el Gobierno de Bush que pudiera
comprometer su credibilidad.
PAPELES REVELADORES
Sumamente reveladores
resultaron los documentos publicados este 10 de mayo en el sitio web
de los Archivos de Seguridad Nacional de la Universidad George
Washington y que Fidel dio a conocer.
Se trata de 14 documentos
desclasificados correspondientes a la CIA y el FBI, que prueban
fehacientemente el reclutamiento y la subordinación de Posada a la
Agencia Central de Inteligencia y su autoría, junto a Orlando Bosch,
de la voladura del avión de Cubana en 1976.
En la presentación de los
documentos, Peter Kornbluh, director del proyecto de Archivos sobre
Cuba en la citada institución académica, escribió que la presencia
de Posada en EE.UU., representa un desafío para el Gobierno de
Washington y precisó que los papeles desclasificados no dejan duda
alguna acerca de que Posada ha sido uno de los más persistentes
ejecutores de la violencia terrorista en el mundo.
Quedan expuestos a la luz
pública los antiguos vínculos de Posada con la CIA, desde los días
de la invasión a Playa Girón (estuvo en uno de los barcos pero no
desembarcó). Mientras servía en el Ejército norteamericano, entre
1963 y 1965, recibió entrenamiento en técnicas de demolición con
explosivos. Aparentemente cesó en la Agencia hacia julio de 1967,
pero cuatro meses después es reincorporado hasta 1974. Sin embargo,
los propios documentos confirman cómo prosiguió contactos sistemáticos
—casual y sintomáticamente— hasta tres meses antes del sabotaje
al avión cubano y ponen de manifiesto la participación activa del
terrorista, luego de que se fugara de la cárcel de Caracas, en
operaciones de suministro de armas a la contra nicaragüense desde la
base salvadoreña de Ilopango, nada menos que bajo las órdenes de
Oliver North, alto funcionario de la Administración de Reagan.
Uno de los reportes
secretos que más indignación generó en el auditorio fue el que
redactó el Buró del FBI en Venezuela, apenas unos días después del
cobarde atentado. El FBI, según el escrito, recibió información de
una fuente que habló con Ricardo Morales Navarrete, un exiliado
cubano que trabajaba en la DISIP (servicio de Inteligencia
venezolano). Conocido como el Mono Morales, refirió a la fuente del
FBI sobre dos reuniones en las que tomó parte para planear la explosión
del avión; una en el Anauco Hilton y otra en la habitación del
propio Morales en el Hilton. Un pasaje clave revela que Morales afirmó
que alguna gente del Gobierno venezolano estaba involucrada en la
voladura de la nave y que si Posada Carriles habla, entonces Morales y
los otros del Gobierno venezolano se hundirían. Dijo que si esta
gente habla, tendríamos un Watergate. Morales contó cómo uno de los
hombres que puso la bomba llamó a Bosch y reportó: "Un ómnibus
con 73 perros se despeñó y todos están muertos".
Antes, un día después
del atentado, el FBI ya había atribuido con certeza a Bosch y a
Posada Carriles el papel de planeadores de la explosión de la
aeronave e informaba sobre los intentos de la DISIP por sacarlos de
Venezuela.
Otro documento del FBI, en
fecha tan temprana como el 7 de julio de 1965, registra el desembolso
monetario que Jorge Más Canosa, a la sazón al frente de la
organización terrorista RECE, hizo a Posada, para que saboteara a
barcos surtos en puertos mexicanos. Posada adquirió 100 libras de
explosivos C-4 y detonadores y minas-lapas con el objetivo de usarlas
en esa operación.
El canciller Felipe Pérez
Roque intervino para puntualizar que cuando Orlando Bosch fue
indultado, el Gobierno de EE.UU. sabía de todas sus fechorías porque
Bush padre había sido el director de la CIA en toda la etapa de
contactos con Posada Carriles y Bosch; que la CIA, el FBI y el
Gobierno de EE.UU. supieron de todos los planes siempre y jamás
avisaron a Cuba; que ocultaron amañadamente la afiliación de Posada
Carriles a la CIA y que el Gobierno de EE.UU. supo desde el primer
momento que Posada Carriles y Bosch eran los autores del sabotaje al
avión de Cubana.
NO QUIEREN PELEARSE CON
LOS PODEROSOS DEL NORTE
Refiriéndose a las
declaraciones del vocero del gobierno chileno en el sentido de que no
procedía que se pronunciaran sobre el emplazamiento hecho al
Presidente de Chile y al canciller Insulza, el Comandante en Jefe
enfatizó que no van a hablar de Posada Carriles porque no hay
principios, no hay ética, no quieren pelearse con el poderoso del
Norte.
Ellos empezaron cuando se
comprometieron a democratizar a Cuba y no constituye una gran ofensa
el calificativo de tonto cuando lo que formaron fue un chanchullo que
equivale a una traición, precisó Fidel, quien admitió el uso de métodos
poco formales de su parte, pero enfatizó que hay que decir la verdad,
duélale a quien le duela, quéjese quien se queje.
Agregó que no tenía la
menor intención de ofender al Presidente de Chile, pero que estaba
cansado de tanto engaño y de tanta mentira, de los
seudorrevolucionarios, de los seudoizquierdistas.
Aprovechó para recordar
que Cuba hizo mucho por Chile y que sin embargo se demoraron muchísimos
años para restablecer las relaciones diplomáticas. Se creen que
tienen democracia y nosotros no, comentó, para luego señalar que tenía
muy buena opinión de los verdaderos revolucionaros chilenos, los
dignos, los que murieron luchando contra Pinochet.
Citó el Comandante en
Jefe al prestigioso dirigente Evo Morales, quien declaró que Bolivia,
país al que hace más de cien años le han negado la salida al mar,
debía irse de la Organización de Estados Americanos (OEA); que debía
llegarse a un consenso para disolver esa basura, antes de sentenciar
que mientras más se vayan, mejor y mientras más sillas vacías, más
honor para este hemisferio.
Dio lectura a la carta del
Partido Comunista chileno al presidente Ricardo Lagos —redactada con
todas las formalidades, acotó—, en la que le solicita el apoyo a la
extradición de Luis Posada Carriles de Estados Unidos a Venezuela, y
que a la vez interceda por la libertad de los Cinco Patriotas cubanos
detenidos injustamente en cárceles de EE.UU. por combatir ese
terrorismo.
MOSCOSO LE DEBÍA
FAVORES A LA MAFIA
Retornando al tema de
Posada Carriles, señaló que el Gobierno de EE.UU. mandó a sus
emisarios a interceder con la Moscoso para que soltaran al criminal,
porque le debía favores a la mafia que le dio las elecciones
fraudulentas en la primera ocasión.
Analizó que Bin Laden,
que le dio primero la excusa para la guerra de conquista, se convirtió
después en un factor fundamental para la reelección de Bush, al
aparecer en los días previos en un documental donde no solo reconoció
los ataques contra las Torres Gemelas, sino también prometió nuevos
ataques terroristas.
Nadie sabe dónde está
ahora Bin Laden, puntualizó, exhortando además a que alguien averigüe
sobre dicho documental de origen desconocido.
Con respecto a los
documentos desclasificados, Fidel concluyó que lo sabían todo, lo
conocían todo los gobiernos de Estados Unidos y han tenido que
transcurrir 29 años para que la opinión mundial pueda conocerlo
(hizo la salvedad de que el Gobierno de Carter tuvo una posición ética,
además de llegar ganando las elecciones).
MARCHA CONTRA EL
TERRORISMO
Al comentar sobre la
catarata de trabajos publicados, en total 141, sobre la desclasificación
de los documentos y la repercusión de su intervención del martes,
Fidel se refirió al título de una de esas notas para aclarar que la
Marcha Combatiente del próximo martes no será contra EE.UU., sino
contra el terrorismo. Una Marcha a favor del pueblo de Cuba y a favor
del pueblo de EE.UU., víctimas del terrorismo, que tiene el mismo
origen, métodos, la misma academia, que allá costó 3 000 víctimas
y aquí más de 2 000 a lo largo de los años; más de 5 000 acciones
terroristas en 40 años, como la quema de El Encanto, el ataque a Boca
de Samá, la misma agresión de Playa Girón, traicionera, aviones con
banderas cubanas, ilegales, violando leyes internacionales.
Han engañado siempre a su
pueblo, afirmó Fidel. Inventaron el secuestro de aviones y fue Cuba
quien lo resolvió, cuando se convirtió en un problema para ellos. Y
se portaron tan cochinos que nunca dieron ni las gracias, ni
informaron sobre aquellos ciudadanos que devolvimos, hasta que un día
nos enteramos de que los habían condenado a 40 años.
Debe quedar bien claro que
no estamos contra ellos y recordó cómo el niño Elián González
agradeció recientemente al pueblo de EE.UU. por su ayuda, lo que fue
de su iniciativa.
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