4 de mayo de 2006
Panamá reabre la investigación sobre la salida ilegal
de Posada
JEAN-GUY ALLARD
La
investigación ordenada por la Fiscalía Anticorrupción panameña
contra ex funcionarios involucrados en la excarcelación y salida de
Panamá de Luis Posada Carriles y otros tres terroristas miamenses
indultados con él, pudiera permitir desenmascarar, por fin, a los que
asistieron a Santiago Álvarez en sacar al viejo asesino del país
istmeño con documentos entregados por agentes de la Embajada
norteamericana.
En diciembre del 2004, un
video de una cámara de seguridad del aeropuerto de la capital de
Panamá mostró cómo tres de los individuos cuyos servicios fueron
comprados por la mafia de Miami, en su conspiración para liberar al
terrorista internacional, fraternizaban con los cuatro asesinos y
arreglaban subrepticiamente cada detalle de sus trámites migratorios.
El video señalaba al ex
director de la Policía Nacional de Panamá, Carlos Barés, al ex
subdirector de Migración, Javier Tapia, y al jefe de la Dirección de
Investigación e Información Policial (DIIP), Arnulfo Escobar.
La fiscal primera
Anticorrupción de Panamá, Mercedes De León, anunció el viernes
pasado, que investigará a colaboradores y funcionarios del Gobierno
de la ex presidenta mafiosa Mireya Moscoso en relación con esa
liberación ilícita.
Posada
Carriles fue condenado el 20 de abril del 2004, por el juez quinto del
ramo Penal, José Ho, a ocho años de cárcel "por atentar contra la
seguridad colectiva, incluido el bien común, y la falsificación de
documentos".
Entre los varios
implicados en el caso aparecen el ex ministro de Gobierno y Justicia,
Arnulfo Escalona, el mayor de la Policía Nacional Casto Amor Ramos,
la ex Directora de Migración, Ilka Barés, Arnulfo Escobar y Javier
Tapia.
También serán llamados a
declarar el propio ex director policial Barés y la ex directora del
Sistema Penitenciario, Concepción Corro, la que con tanta
complacencia organizaba las exposiciones de "pinturas" de Posada, a
las cuales asistió una Moscoso maravillada.
Ya el Juzgado Duodécimo
del Circuito Penal de Panamá ha autorizado la ampliación de las
sumarias, ante numerosas evidencias de la "salida irregular" de Posada
y de sus cómplices Guillermo Novo, Gaspar Jiménez y Pedro Remón.
Estos tres últimos viajaron luego a Estados Unidos sin interferencia
alguna, tanto de los funcionarios norteamericanos de inmigración como
del FBI, mientras Posada se quedaba en Honduras con un pasaporte
norteamericano.
Carriles y sus compinches
fueron capturados en noviembre del 2000, luego que el Presidente Fidel
Castro denunció un complot para asesinarlo, a su llegada a este país
donde participó en la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno.
El juez Ho también había
condenado a ocho años de cárcel a Jiménez, y a siete años a Novo y
Remón por asociación ilícita para delinquir y posesión de
explosivos.
LOS COMPRARON A TODOS
Sin embargo, el 26 de
agosto del 2004, a las 4:30 de la mañana, los cuatro terroristas
fueron sacados de la cárcel de El Renacer en un espectacular
operativo en el que el propio Barés, ex jefe de la Policía Nacional,
abrió las celdas de los delincuentes sin notificar al director de la
prisión, Ricardo Apú.
Desde la cárcel, situada
a unos 40 kilómetros al sudeste de la capital, Posada y sus
cómplices fueron conducidos encapuchados hacia el aeropuerto local de
Albrook.
Ahí abordaron una
avioneta hasta el aeropuerto internacional de Tocumen, donde les
esperaban dos aviones que habían sido fletados en Miami y pagados por
el multimillonario madrileño-miamense Leopoldo Fernández Pujals,
Jorge Mas Santos, jefe de la Fundación Nacional Cubano-Americana
(FNCA), el propio Santiago Álvarez y miembros conocidos del Cuban
Liberty Council.
Durante meses, el
terrorista Santiago Álvarez dirigió en Miami —con la bendición de
las autoridades norteamericanas— una campaña para recolectar fondos
a fin de comprar la liberación de los cuatro terroristas. Mientras
tanto, la Administración de Mireya Moscoso negaba la existencia de
tal conspiración hasta que, el 26 de agosto, a unas horas de
abandonar la presidencia, firmaba el indulto que permitía a los
cuatro asesinos retomar sus actividades.
La grabación antes
mencionada había sido obtenida por la televisión panameña gracias a
las pesquisas desarrolladas entonces por el fiscal superior especial,
Arquímedes Sáez, quien intenta establecer las responsabilidades
criminales en las gestiones ilegales. Hay que recordar que Sáez fue
quien obtuvo la condena de los cuatro terroristas ante los tribunales.
CÁLIDA DESPEDIDA A LOS
CRIMINALES
El video, presentado en
canales locales de televisión, mostraba una amena despedida a Posada
Carriles y a sus cómplices Gaspar Jiménez, Guillermo Novo y Pedro
Remón, en la que Barés y sus cómplices se abrazan con los
delincuentes e intercambian documentos, pastelerías y tazas de café.
Se constató luego que, en
la bitácora de la terminal aérea no se encuentran registros de esa
partida, como tampoco boletas de embarque.
La fiscal Mercedes De
León ordenó ahora la práctica de diligencias indagatorias y pruebas
documentales para acreditar otros hechos relacionados con la
participación de los implicados.
Dos directivos de la
Fundación Nacional Cubano-Americana, José Francisco "Pepe"
Hernández Calvo y Alberto Hernández Sarduy, viajaron a El Salvador
en la primera semana de agosto del 2000 para reunirse con Posada.
Gaspar Jiménez viajó luego a este país para ultimar detalles del
complot para asesinar a Fidel en Panamá.
Entre otras
personalidades, el jurista Silvio Guerra ha calificado la liberación
de Posada como una "aberración". Grupos estudiantiles y sindicatos
panameños también denunciaron el indulto.
En los meses posteriores a
la liberación de Posada, documentos publicados por el sitio web
Rebelión afirmaron que la maniobra fue negociada en Miami por Ruby
Moscoso, hermana de Mireya Moscoso, por una suma de 4 millones de
dólares.
También se supo que
Posada Carriles usó documentos falsos, facilitados por la Embajada
norteamericana en Panamá, para salir del país istmeño. El
narcoabogado Rogelio Cruz fue quien informó a Barés que Posada
poseía documentos para "salir de Panamá sin ningún tipo de
problemas".
Según Rebelión, en
agosto del 2002, un norteamericano llamado John visitó a los presos.
Barés puso un carro con un cabo de la Policía de chofer a la
disposición del sujeto, quien "salía y entraba de la cárcel sin
tener que pedir permiso", tal como lo hacía en la sede de la Policía
y en la Embajada norteamericana.
En esta reunión, Posada
indicó que escogió a unos cómplices potenciales y nombra a Antonio "Tony"
Iglesias Pons, Santiago Álvarez Fernández- Magriñá, Guillermo Novo
Sampoll y Pedro Remón.
Santiago Álvarez y un
cómplice, Osvaldo Mitat —quien se apareció repetidamente en
Panamá durante el juicio de Posada y reapareció a bordo del barco
Santrina cuando el asesino entró ilegalmente en Estados Unidos—,
deben comparecer en los próximos días ante un tribunal de la Florida
por posesión ilegal de armas.
La investigación de la
Fiscalía Anticorrupción panameña pudiera permitir ahora descorrer
el velo que rodea este caso, en el cual los extremistas miamenses
hicieron intervenir, gracias a sus lazos con el clan Bush, a los
entonces altos funcionarios del gobierno norteamericano, Colin Powell
y Otto Reich.
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