5
de junio de 2005
Para José Saramago
las cuentas están claras ante el caso Posada Carriles
Sencillamente hay que
hacer justicia
Llegó ayer a Cuba el
portugués Premio Nobel de Literatura. Presentará en el próximo
Sábado del Libro su novela El Evangelio según Jesucristo
Pedro
de la Hoz
 "Sencillamente
hay que hacer justicia". Cinco palabras dichas con firmeza, ayer, en
el aeropuerto José Martí, resumen lo que piensa José Saramago sobre
la solución que debe tener el caso Posada Carriles. "Es un terrorista
y ante el terrorismo no cabe la impunidad, debe ser castigado". Ese es
el espíritu del mensaje suscrito la semana pasada por el escritor
portugués y otras personalidades de la vida política e intelectual
lusitana en el que piden a las autoridades norteamericanas que
respondan al pedido de extradición del criminal formulado por el
Estado venezolano.
El destacado escritor
también suscribió, junto a otros cinco Premios Nobel, el llamamiento
Detengamos una nueva maniobra contra Cuba, que denunció la
sucia manipulación del Gobierno de Estados Unidos contra la Isla en
la Comisión de Derechos Humanos, en abril pasado.
Saramago se encuentra
nuevamente en La Habana. Llegó ayer para cumplir una agenda de
intercambios con sus colegas cubanos y encontrar a sus fieles lectores
en la Isla.
Una sonrisa cómplice se
adivina en su rostro al conocer que la edición cubana de El
Evangelio según Jesucristo fue uno de los volúmenes más
vendidos, a lo largo del país, en la Feria Internacional del Libro
2005.
"Quizá
haya gustado —comenta— por la manera en que enfoco a ese
extraordinario personaje. Desde el siglo XVI se han escrito no menos
de 600 textos de ficción que recrean la vida de Jesús, unos más
conocidos que otros. Yo elegí contar la historia del ser humano, hijo
de un matrimonio de personas jóvenes, que no buscaba la gloria de la
posteridad".
Esa novela tendrá una
nueva presentación el próximo Sábado del Libro, a las 11:00 a.m.,
en el Palacio del Segundo Cabo, en La Habana Vieja, confirmó a la
prensa Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro,
quien acompañó al ministro de Cultura, Abel Prieto, en el
recibimiento al escritor.
A los 82 años de edad, el
Premio Nobel de Literatura no pierde tiempo. Sigue los avatares de la
mucha chispa que ha sacado su novela Ensayo sobre la lucidez —"parece
que a algunos les ha incomodado el cuestionamiento de la democracia
que se desprende de una trama en la que la gente de una localidad,
ante las elecciones municipales, decide masivamente votar en blanco, y
los reprimen"— y aguarda por la recepción de su más reciente
producción: Las intermitencias de la muerte.
Desmiente la idea de que
siempre tome como punto de partida un concepto para desarrollar sus
ficciones: "Por ejemplo, Ensayo sobre la ceguera me vino de
golpe mientras esperaba en un restorán que me sirvieran la cena. Se
me ocurrió de pronto imaginar que yo estaba ciego y que todos a mi
alrededor lo estaban".
Hombre sumamente informado
y preocupado por los giros de la actualidad, accede a dar su visión
sobre dos temas palpitantes: el futuro de Europa y la situación de
América Latina: "El rechazo a la Constitución Europea en los
referendos de Francia y Holanda deben poner a pensar a los políticos
acerca de que deben prestar oído a los ciudadanos. A muchos preocupa
la privatización de los servicios públicos, al punto que se
preguntan entonces para qué sirve el Estado".
Respecto a Latinoamérica
observa "cómo se están levantando los explotados de siempre, los que
han sido sometidos a un lento genocidio por más de 500 años".
Una nota luctuosa se
introduce al final de la conversación: la noticia del deceso del
líder histórico de los comunistas portugueses Alvaro Cunhal. "Pienso
que, ante la muerte de Cunhal, que se suma a las del poeta Eugenio de
Andrade y Vasco Gonçalves que cierran una época, ha llegado el
momento de reflexionar acerca del futuro de Portugal".
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