ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

3 de junio de 2005

La noche del terror a los ojos de la Comandante Lola

Nada puede ser olvidado. Traición a la democracia. Las violencias de hoy

MARÍA JULIA MAYORAL

El terror en  Guatemala es una noche larga que no acaba. Alba Estela Maldonado Guevara, actual diputada al Congreso de ese país por el partido Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), la legendaria Comandante Lola del Ejército Guerrillero de los Pobres, así lo piensa.

Foto: JORGE LUIS GONZÁLEZAlba Estela Maldonado, la Comandante Lola, tiene mucho que contar sobre el terrorismo en Guatemala. 

Desde los años cincuenta, opina, el ejército del régimen había incorporado una ideología profundamente anticomunista, contraria a cualquier manifestación hasta de elemental rebeldía. Más tarde, cuando en el resto de la región se hablaba de transición hacia la democracia, nosotros seguíamos en guerra, enfrentados al genocidio y a la política de tierra arrasada del Gobierno; fueron 36 años de enfrentamientos armados, en que la represión estuvo dirigida hacia la gente inocente: más de 200 000 muertos, más de 400 aldeas totalmente destruidas, y ese terror sigue operando hoy.

De los casi cuatro decenios de conflicto bélico, la Comandante Lola vivió 34 en la guerrilla, 16 de ellos alzada en las montañas. La juventud de mi generación cumplió con su deber —afirma—, aceptó el reto histórico de iniciar la lucha armada en circunstancias en que era necesario buscar soluciones a las condiciones de injusticia, pobreza, racismo y cierre de los espacios políticos; calamidades agudizadas en la actualidad.

"Firmamos la paz en 1996 —explica— tras 10 años de negociaciones del contenido de los acuerdos. Debía abrirse la posibilidad de crear una sociedad más justa, con un proceso de democratización no solo en el plano de la participación política, sino también de los derechos económicos y sociales."

Distorsionado hasta la médula, el Estado guatemalteco durante los años de guerra había abandonado sus obligaciones básicas para perfeccionarse en la represión y la defensa de la impunidad. Esta situación nefasta, advierte la diputada, fue cambiada por otra en esencia semejante: la oligarquía usó la paz para abrir el camino de la privatización, de la aplicación metódica de las políticas neoliberales.

VIOLENCIA SIN LÍMITES

"Vi a hombres recios de la guerrilla llegar desmoronados a nuestros campamentos, habían visto a niños colgados de los árboles, a otros yaciendo en el suelo con estacas clavadas en la cabeza y fetos que, arrancados de los vientres de las madres asesinadas, colgaban de las matas por sus cordones umbilicales."

Nada olvida la Comandante Lola: "Era común que los militares convocaran a 200 ó 300 personas a un mitin en una iglesia para luego prenderle candela al inmueble con ellos dentro; los gritos de los achicharrados, sembrando pánico".

Pero la violencia no ha cesado en la Guatemala del presente, crece sobre todo contra las mujeres. En el año 2000 ellas fueron las víctimas del 8% de los asesinatos; ahora la correlación es del 12%, denuncia la parlamentaria.

Son crímenes de género, asegura, y el Estado no cumple con su responsabilidad de prevenir y de juzgar y sancionar a los victimarios. Solo el año anterior, agrega, mataron a 557 mujeres; el 100% eran pobres, residentes en áreas marginales ubicadas en la periferia de las ciudades, con edades que oscilaban entre los 16 y los 36 años, la mayoría mestizas. Murieron violadas, torturadas y muchos de sus cuerpos fueron desmembrados.

"¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Menosprecio? ¿Venganza entre pandillas? ¿Narcotráfico? ¿`Limpieza' social? De todo un poco, y hay ausencia tremenda de investigación; por los más de 500 casos solo un hombre ha sido detenido."

SECUELAS Y CRISIS

"El terror ha dejado secuelas muy fuertes. Muchas personas en mi país no están hoy en disposición de organizarse; principalmente porque la represión obligó a gente de pueblo a convertirse en victimarios de sus propios hermanos. Había que torturar y matar para seguir viviendo; así se crearon las llamadas Patrullas de Autodefensa Civil: conocí a integrantes de esas estructuras que mataron a antiguos compañeros suyos en los movimientos de resistencia popular porque sin otra salida, decían, por lo menos aseguraban con su vida que la semilla de la causa común no pereciera; por ese rumbo, padres asesinaron a sus hijos, hijos acabaron por la fuerza con sus progenitores; fueron cientos de casos..., incontables."

Gente desmovilizada del Ejército estatal y de las Patrullas, precisa, integran en estos momentos las pandillas o están en el negocio del narcotráfico.

Sin embargo, la propia situación de crisis generalizada que padece Guatemala está llevando a que la gente empiece a moverse, opina Alba Estela, quien siente la gestación de una nueva conciencia popular, pues ahora la situación económica es peor que la anterior a los tiempos de conflicto armado.

"Aunque nada será fácil. Estoy en el Congreso de la República, allí denunciamos los problemas, pero ese órgano está copado por la mayoría de Derecha; a tal punto que de 158 diputados solo 12 votamos en contra del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., cuando se sabe que esa relación solo traerá la involución económica de nuestra nación ya de por sí empobrecida, sin un modelo capaz de desarrollar sus fuerzas productivas."

Todo esto, piensa, profundizará la violencia social y la inseguridad ciudadana; pero no están cerrados los caminos para la justicia, la propia crisis ayudará a los guatemaltecos a superar el terror, a crear nuevos liderazgos y fomentar confianza en la lucha de masas, asegura Alba Estela Maldonado, a quien muchos siguen llamando Lola.

 

   

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