26
de mayo de 2005
El pueblo cubano reclama justicia
Incendio de un cine en plena matiné infantil
RONAL SUÁREZ RAMOS
PINAR DEL RÍO.— Ángel
Alfredo González tenía seis años de edad el día que Mery, una
joven vecina de mucha ascendencia en el barrio, lo llevó junto a
otros niños a disfrutar de la matiné del cine Riesgo, hoy Saidén.
La revista Bohemia, en su edición del 4 de junio de 1961, publicó un reportaje gráfico sobre el sabotaje.
El local se encontraba
atestado de pequeños pues se presentaba un programa de películas y
muñequitos. Muy distantes estaban de imaginar que aquel domingo, 28
de mayo de 1961, había sido escogido por la CIA y sus agentes locales
para perpetrar un criminal sabotaje.
Ángel Alfredo fue uno de los 26 reportados con lesiones graves.
Ángel Alfredo lo recuerda
así: "Entramos y nos sentamos en la segunda fila, de atrás hacia
delante, en el lunetario del centro. En el filme de muñequitos había
un momento en que un oso se ponía a cocinar peces prendiendo fuego
debajo de una bañadera.
"Es
entonces cuando advierto que las llamas salían no solo en la
pantalla, sino también de las cortinas que cubrían el escenario,
mientras cundía el pánico en las filas delanteras. En medio de la
confusión me quedé sentado, pero una mano me agarró por el brazo y
me sacó en busca de la salida.
"Al
llegar a las puertas de cristal veo que habían sido cerradas por el
portero y la multitud trataba de abrirlas. Rompen los cristales y me
quedo trabado por un brazo, con lo que obstaculizaba la salida de los
demás. Es cuando me dan una mordida en la cara y me fracturo el brazo
y el antebrazo."
Su foto aparecería una
semana después en un reportaje gráfico de la revista Bohemia, así
como las de otros que corrieron peor suerte, como Enrique Henríquez
Hernández, de 11 anos de edad, quien se cayó al tratar de ganar el
pasillo y muchas personas le pasaron por encima, ocasionándole
hundimiento parcial del torax.
En total se reportaron 26
niños lesionados de gravedad, algunos con secuelas para toda la vida.
Uno de ellos, Alberto Noel Venereo González, fallecería 19 años
después como consecuencia de los golpes que recibió en la cabeza.
"Siempre
se quejaba de dolores y estaba obligado a mantener tratamiento
permanente, las lesiones devinieron aneurisma que finalmente le costó
la vida", recuerda su viuda, María de Jesús Fernández.
Fue un acto salvaje, pues
escogieron el momento en que el cine estaba lleno de niños y
adolescentes, agrega.
El acto terrorista tuvo
lugar a poco más de un mes de la derrota que sufrieron el imperio y
sus mercenarios en Playa Girón y tal vez fue una monstruosa revancha,
solo imaginable en los cerebros de quienes no vacilaron en hacer
estallar un avión cargado de pasajeros, 15 años después.
El incendio lo provocaron
con fósforo vivo suministrado por la CIA, y al margen de los daños
físicos dejaron un profundo trauma emocional en todos los que se
encontraban allí.
La mayoría de los que
recuerdan el hecho coinciden en afirmar que dejaron correr mucho
tiempo para volver al cine. Lo hice cuando ya era adulto, dice Ángel;
fui con mi novia y yo me senté en la butaca de la acomodadora, pues
inconscientemente evitaba un peligro.
De ese indignante suceso
hay muchos testigos en la capital pinareña, pues la matiné del
Riesgo era entonces la principal opción recreativa para niños y
adolescentes.
Todos recuerdan cómo
muchas personas que transitaban por la céntrica calle Martí se
aprestaron solidariamente a brindar ayuda a los heridos y colaboraron
en la extinción de las llamas.
La Casa de Socorros y el
Hospital León Cuervo Rubio tuvieron una afluencia de público sin
precedentes, que se presentó espontáneamente a donar sangre o
colaborar en lo que hiciera falta.
El primero de junio de
1961 (aún dolían las huellas del sabotaje en el Riesgo) se celebró
el Día Internacional de la Infancia. Con coraje ante el sabotaje,
fue el lema enarbolado por las decenas de miles de participantes en
los desfiles organizados, entonces.
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