ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

24 de mayo de 2005

El pueblo cubano reclama justicia

Haría lo mismo, aunque volara de nuevo por los aires

Testimonio de un hombre dispuesto a salvar vidas aunque lo den por muerto y haya que operarlo otras ocho veces 

Texto y foto: PASTOR BATISTA VALDÉS

LAS TUNAS.—No siempre "el tiempo lo borra todo". Cuarenta y cinco años han transcurrido y para Julio César Góngora Rodríguez el sabotaje al vapor La Coubre, en la tarde del 4 de marzo de1960, sigue siendo una pesadilla en tiempo presente.

Góngora afirma que el sabotaje a aquel barco fue uno de los primeros y más grandes realizados contra la Revolución.

"Es que no solo fui testigo de aquel crimen —afirma— sino también víctima directa, hasta los días de hoy.

"Cuando ocurrió la primera explosión yo estaba trabajando en la oficina de Osmany Cienfuegos, entonces ministro de Obras Públicas. De inmediato varios compañeros nos dirigimos al lugar de los hechos. Entré al barco y comencé a socorrer. Había muchos muertos. La primera víctima que saqué era un hombre que estaba en la cubierta con los brazos doblados hacia atrás. Fue una impresión terrible: al levantarlo vi que ya no tenía cuerpo de la cintura hacia abajo. Había restos de personas por dondequiera. Las llamas, los gritos, la confusiónÁ

"Sin perder tiempo nos organizamos para sacar la carga. Hacíamos eso, cuando alguien gritó que el barco explotaría. Lo último que recuerdo fue que me tiré al piso para protegerme. El resto lo sé por el relato de un miliciano del mismo Ministerio donde yo trabajaba. Debo haber volado por el aire, pues mi cuerpo apareció, todo ensangrentado, en el muelle. Me reportaron como muerto. Fue el propio miliciano, un rato después, quien notó que yo vivía aún.

"Así, inconsciente, fui llevado al antiguo hospital de Emergencias, y después al Militar. Tenía fracturas en un tobillo, en un brazo y fisura en el cráneo. Pero lo peor estaba dentro: la onda expansiva me había afectado las asas intestinales. Hubo que operarme. Estuve dos años con una coloctomía (desviación del colon). Luego vino un injerto. Me han intervenido quirúrgicamente ocho veces. Todavía padezco hemorragias, diarreas y otros trastornos. Tengo limitaciones para alimentarme. No puedo comer nada que tenga alto contenido sólidoÁ"

Por un instante Góngora queda en silencio. Al reanudar el diálogo (casi un monólogo) explica que como secuela de aquel sabotaje, en 1965 tuvo que renunciar, en Checoslovaquia, a su sueño de años: graduarse de aviador.

Tenía afectados los intestinos, pero no la voluntad de ser útil y la capacidad de hacer. Tardaría horas relatar la huella que ha dejado este hombre en la ejecución de un importante grupo de obras constructivas en diversas partes del país. Pero no le gusta hablar de sí mismo.

También podría ocupar numerosas cuartillas cualquier intento de sintetizar la incorporación y participación que tuvo en el Ejército Rebelde toda su familia: padre, madre, dos hermanos, él y su primera esposa.

En cambio, no puede contenerse cuando de temas como el del terrorismo se trata.

"Se habla de unos 2 000 muertos —dice— como consecuencia de las actividades terroristas contra nuestro país, pero yo pienso que son más, porqueÁ ¿cuántas personas pueden haber fallecido después, como secuela de esas acciones? Yo mismo pude morir en una de las ocho operaciones que me han hecho.

"Claro, en todo esto hay una gran realidad: ni Posada Carriles ni ninguno de los terroristas que matan sin escrúpulos a personas inocentes en cualquier lugar del mundo podrán entender jamás que los cubanos, los que de verdad amamos a esta Revolución, no le tenemos ningún miedo a la muerte.

"Por eso, si con mis 66 años volviera a verme frente a otra situación como la vivida en La Coubre, puedes estar seguro de que no lo pensaría dos veces: entraría, sin que nadie me lo dijera, a salvar vidas, a salvar la carga, aunque vuelva a volar por el aire y me den otra vez por muerto. Es lo menos que un cubano puede hacer por su tierra, luego de 46 años de libertad, aprendiendo día tras día con un Comandante como Fidel, siempre al frente", señala este jubilado de la Construcción.

   

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