(26 de octubre de 2004)
Nada ni nadie nos puede intimidar ni amenazar
Asegura Fidel que el
país necesitaba actuar con urgencia ante la nueva acción
imperialista en el terreno de las finanzas. El peso cubano
convertible sustituirá al dólar en las operaciones dentro del
territorio nacional. Adoptó el Banco Central de Cuba la resolución
pertinente
María
Julia Mayoral y Ventura de Jesús
A
partir del 8 de noviembre el peso convertible circulará en
sustitución del dólar de Estados Unidos, en todo nuestro
territorio nacional; como respuesta al recrudecimiento de la guerra
económica del imperio, se anunció ayer en la Mesa Redonda
Informativa con la activa participación del Comandante en Jefe
Fidel Castro.
Durante las últimas
tres o cuatro semanas, comentó Fidel, hemos estado analizando dato
por dato, cada respuesta que debíamos dar a las acciones
bandidescas del imperio, empeñado cada vez más en crearnos
dificultades.
El Gobierno de EE. UU.
ha dictado nuevas medidas encaminadas a entorpecer sistemáticamente
los flujos financieros externos de Cuba, lo cual provoca graves
daños y serios riesgos a nuestro país. Como parte de esa
política, la Administración de Bush ha arreciado sus presiones y
amenazas a bancos extranjeros para impedir que la Isla pueda
depositar en el exterior —con el fin de atender sus obligaciones
comerciales—, los dólares estadounidenses que la población y los
visitantes extranjeros gastan en los establecimientos cubanos que
venden mercancías o prestan servicios en esa moneda.
Recientemente,
explicaron en la Mesa, el Subsecretario Asistente para Asuntos del
Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE.UU. dio a
conocer la creación de un Grupo de Persecución de Activos Cubanos,
integrado por funcionarios de varias agencias gubernamentales, para
interferir y detener el flujo de divisas hacia y desde Cuba, lo que
constituye una agresión sin precedentes en la historia de las
relaciones financieras internacionales.
Lo anterior se
complementa con una burda campaña de prensa en medios de
comunicación masiva, fundamentalmente del Sur de la Florida, con la
intención de tergiversar la realidad y presentar a Cuba como un
país envuelto en el lavado de dinero, y a la vez reforzar las
intimidaciones a los bancos extranjeros que poseen vínculos con
nuestro país. En ese estercolero de mentiras aparecen nuevamente
como figuras protagónicas personajes aliados a la mafia
cubano-americana, entre ellos Ileana Ross Lehtinen y Lincoln
Díaz-Balart.
En el espacio televisivo
fue presentada la Resolución del Banco Central de Cuba que pone en
vigor las decisiones de nuestro país.
LA SUERTE DE NUESTRO
PAÍS ESTÁ ECHADA
Según recalcó Fidel,
no constituirá un delito la tenencia de dólares ni de cualquier
otro tipo de divisas: la población mantendrá la posibilidad de
tener esas monedas sin restricción alguna.
Calificó de criminal el
empleo del término lavado de dinero para referirse a las
operaciones con los dólares que nuestro país ha ganado
honradamente. Subrayó que el más lastimado no será precisamente
el pueblo cubano, acostumbrado a las patrañas imperialistas, sino
las propias personas que residen en Estados Unidos, incluidos
ciudadanos norteamericanos.
Mientras a la nación
cubana se le trata de privar de las divisas para cuestiones básicas
de su pueblo, la mafia miamense se las arregla para mandarles dinero
a sus mercenarios en Cuba. No lo envían de forma directa: escogen a
alguien importante, un Diputado del lugar más insólito, por
ejemplo, para hacerles llegar los dólares a sus asalariados en la
Isla, comentó Fidel.
No se puede aplastar a
un país sin más ni más, subrayó. Pudieran sembrar el caos y el
desconcierto en el mundo, inclusive promover la emigración. Y que
no pretendan después concederle responsabilidad a nuestro país. La
suerte nuestra está echada y no hay nadie que nos pueda intimidar
ni amenazar, advirtió.
El Comandante en Jefe
refutó las calumniosas acusaciones de que los ingresos en dólares
se utilizan para financiar la "represión interna".
Una parte importante de
los dólares de Cuba se ha utilizado en la compra de alimentos, con
pagos al contado, sin retrasos. Por eso tenemos prestigio ante los
agricultores norteamericanos, recordó Fidel.
Se ha importado un total
de 3 371 900 toneladas de ese país. Durante el 2001 se compraron a
los empresarios de EE.UU. 28 200 toneladas por un valor de
4 400 000 dólares.
En el 2002, la cantidad
ascendió a 831 900 toneladas, por 175 900 000 dólares. En el 2003,
1 272 900 toneladas por valor de 343 900 000 dólares. Entre enero y
octubre de este año se han comprado a los agricultores
norteamericanos
1 238 900 toneladas que costaron 390 400 000 dólares.
En esto, enfatizó,
hemos invertido los fondos que con tanta honradez nuestro país ha
ganado con el sudor de su frente, sin saquear a nadie, sin explotar
a nadie, sin robar a nadie.
Francisco Soberón,
ministro-presidente del Banco Central de Cuba, dijo que acusarnos de
lavar dinero es, además, una mentira que no debería ser dicha por
funcionarios de un país en cuyos bancos se realiza más del 50% de
ese tipo de operaciones ilegales en el planeta.
Nuestro sistema
bancario, enfatizó Fidel, se ha mantenido por 45 años sin fraude.
No hay casos en Cuba de personas a quienes se les ha tocado su
dinero, ni en las más complejas circunstancias. Hace tres años no
se altera la tasa de cambio del dólar y la gente siente seguridad.
Hay miles de millones de pesos en cuentas de la población en
nuestras sucursales bancarias.
Somos un país de Patria
o Muerte, ratificó, con una inmensa mayoría de sus ciudadanos que
no quiere volver a un pasado que hoy es la realidad de muchos
países. Este es el país de mayor igualdad del mundo, todos los
días descubrimos el inmenso capital humano de nuestro pueblo.
Pueden tratar de ahogarnos negándonos perversamente lo que hemos
ganado honradamente. No acaban de entender lo que es Cuba, aseveró.
En el curso del programa
que se extendió por más de tres horas, el Comandante en Jefe
mostró un excelente semblante y su proverbial optimismo al enfocar
la filosofía de las decisiones tomadas para proteger al peso cubano
y a nuestra población.
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