Hugo Chávez.- ¿Quién habla?
Fidel Castro.- Óigame.
Hugo Chávez.- Te oigo.
Fidel Castro.- Ilustre y querido amigo, ¿cómo
está usted?
Hugo Chávez.- ¡Caramba, si es Fidel! (Aplausos y
exclamaciones de: "¡Fidel, Fidel, Fidel!")
Fidel Castro.- Oye, te estoy escuchando aquí en
el Aló, Presidente, y todos los datos que has manejado en unos
minutos ahí. Me parece muy buena la argumentación sobre el
crecimiento, el PIB, sobre el decrecimiento del desempleo, muchas
cosas muy interesantes.
Hugo Chávez.- How are you, Fidel?
Fidel Castro.- Very well (Risas).
Hugo Chávez.- Oye, tú no sabes qué alegría nos
da oír tu voz y saber que estás bien.
Fidel Castro.- Muchas gracias.
Hugo Chávez.- Un abrazo, estamos muy
sorprendidos, gratamente sorprendidos, y estábamos, como casi
siempre, hablando de ti hace un rato.
Fidel Castro.- Yo sabía que terminaba en un Aló,
Presidente.
Hugo Chávez.- Ahora es todos los días.
Fidel Castro.- No, no, no me pongas a hacer eso,
que tengo trabajo duro aquí (Risas), estudiando mucho, sobre todo;
pero veo que tú no sueltas los libros. ¿A qué hora tú duermes?
Hugo Chávez.- Bueno, en la madrugada duermo un
rato.
Fidel Castro.- Un rato.
Hugo Chávez.- Duermo un rato, estoy estudiando
mucho, es una de las tareas de todo revolucionario, y seguimos tu
ejemplo.
Fidel Castro.- Sí, y llevas mucho tiempo leyendo
y tienes un talento privilegiado para retenerlo todo, recordarlo
todo. A ti lo que a veces se te olvida son los números (Risas).
Hugo Chávez.- Bueno, se me olvidan, no tanto
tampoco.
Fidel Castro.- Pero lo tienes ahí todo marcado
que no se pierde uno, ya llevarte la cuenta es difícil.
Hugo Chávez.- ¿Tú sabes cuántas hectáreas de
maíz hacen falta para producir un millón de barriles de etanol?
Fidel Castro.- De etanol, creo que hablaste el
otro día de 20 millones de hectáreas, algo de eso (Risas), pero
recuérdamelo.
Hugo Chávez.- Veinte millones. No, tú eres el
que tiene la mente privilegiada.
Fidel Castro.- Ah, 20 millones.
Bueno, y, desde luego, la idea de poner los
alimentos a producir combustible es trágica, es dramática. Nadie
tiene seguridad de a dónde van a llegar los precios de los
alimentos, cuando la soya se esté convirtiendo en combustible, con
la falta que hace en el mundo para producir huevo, para producir
leche, para producir carne, y es una tragedia más de las muchas que
hay en este momento.
Yo me alegro mucho de que tú hayas levantado la
bandera de salvar la especie, porque es duro lo que hay que luchar
para salvar la especie, porque hay problemas nuevos, muy difíciles y
tú estás como un predicador; realmente, un gran predicador,
convertido en defensor de la causa, o defensor de la vida de la
especie, por esa razón te felicito.
Te veo luchando con el Programa moral y luces, para
educar a la gente, para que comprenda. Y sobre esto hay un montón de
detalles que yo todos los días leo y reviso, y estoy muy al tanto:
peligros de guerra, peligros climáticos, peligros alimentarios,
porque —como tú has recordado—, hay miles de millones de personas
pasando hambre y son realidades.
Por primera vez en la historia los gobiernos se han
puesto a pensar en eso, gobiernos que tienen facultades, que tienen
autoridad moral para hacerlo, y tú eres uno de esos raros ejemplos.
Leí hace poco que Australia se proclamaba el primer
país del mundo en hacer una revolución energética, y resulta que se
trata de un proyecto a realizar en dos o tres años; dan ganas de
reír, porque ustedes en dos meses han colocado ya 34 millones de
bombillos y en cuatro meses habrán cumplido la primera meta de
llevar ese bombillo, que tantas ventajas tiene, a todos los hogares.
Así que ya hay otro por ahí; pero ya algunos están discutiéndole a
Australia ese primer lugar.
No hay un solo país, en Europa o en cualquier otra
parte, que no esté preocupado hoy por ese problema.
Perdóname que haya sido extenso y te haya robado la
mitad de tu programa.
Hugo Chávez.- No, qué extenso ni qué nada, son
las 7:49 minutos de este día de hoy.
Te estábamos recordando, porque tú sabes que hoy es
27 de febrero, y aquí nos decían, hace 18 años, que una de las
causas del Caracazo es que tú, cuando viniste aquella vez, dejaste
aquí 200 agitadores que habrían incendiado la pradera, como se dice.
Y estábamos haciendo un análisis hoy de las causas de todo el tema
de la deuda externa, el tema del viernes negro, el saqueo del país,
la fuga de capitales, las privatizaciones, la inflación acompañada
de una recesión terrible, el desempleo, el desmoronamiento hasta de
la clase media.
Bueno, como dice Einstein, que estábamos leyendo
hace un minuto, no sé si tú oíste, cuando él reflexiona por qué el
socialismo, y Einstein concluye en que el capitalismo lo que genera
es un caos.
Así que con el Caracazo, Fidel, te recordábamos, y
yo recordaba que en aquellos días te vi desde lejos por aquí,
queriendo acercarme a saludarte, aun cuando no pude; pero ya
andábamos aquí en el movimiento revolucionario. Y decirle al mundo
por aquí, por Aló, Presidente, ahora oyéndote a ti y dialogando
contigo, qué honor tan grande, que aquel día se levantó un pueblo
contra el neoliberalismo.
El Caracazo fue, Fidel, tú lo sabes, la primera
respuesta a nivel mundial, con una contundencia enorme, al plan
neoliberal, cuando caía ya la Unión Soviética, el muro de Berlín y
empezaba a decirse que llegó la era del fin de la historia y el
pensamiento único.
Y del Caracazo vino el 4 de febrero. Tú sabes que
esos acontecimientos, uno sin el otro, no se entenderían; y luego
todo este camino, esta revolución nuestra, en la cual Cuba siempre
está, ha estado y estará presente, y Cuba contigo al frente. Tantas
cosas que agradecer, esa revolución energética sin Cuba hubiera sido
imposible.
Ahora continuaremos contigo. Hoy está trabajando la
VII Reunión de la Comisión Mixta de alto nivel allá en La Habana,
como tú sabes, y las conclusiones que hasta ahora me han llegado son
extraordinarias, del avance del ALBA y la relación bilateral.
Debo informarte, ya tú debes estar informado, pero
comentarte, para que todos sepan, que ayer aprobé a Rafael Ramírez,
el ministro, el establecimiento de una empresa mixta con Viet Nam, y
pedí que lo planteara hoy allá en La Habana; porque pudiéramos
hacer, Cuba-Viet Nam-Venezuela, una empresa para instalar aquí en
Venezuela, o en Cuba, o en ambas repúblicas, una fábrica de
bombillos para continuar expandiendo la revolución; bombillos
ahorradores y otros elementos más que hacen falta para profundizar
la revolución energética, los paneles solares, el sistema para la
energía eólica. Quiero que montemos aquí todas esas fábricas, Fidel;
traemos las tecnologías.
¿Qué opinas tú de eso?
Fidel Castro.- Me parece maravilloso todo eso.
Hace como tres días inauguramos un parque eólico en
Isla de la Juventud, todavía pequeño, aerogeneradores de 275
kilowatts; pero sirven para la prueba que vamos a hacer allí; y hay
una zona muy importante en la parte oriental del país, donde estamos
realizando todas las mediciones para instalar otros parques eólicos
que producirán electricidad con un menor costo de inversión.
Ustedes tienen una ventaja, que son una tierra libre
de ciclones, y a nosotros nos visitan constantemente los ciclones;
hay que tomar medidas para protegerlas, que son de diversos tipos, a
veces usando grúas, a veces quitándoles las aspas y, en fin,
buscando soluciones. Está la energía solar, que ustedes han
instalado allí en Caracas una tecnología que vale la pena, que ha
sido una buena utilización, aunque resulta costosa la inversión,
después, si se fabrica en el país, va a resultar mucho más
económica.
Ustedes van a hacer una fábrica de acero inoxidable
utilizando la energía barata que tienen hoy disponible y, sobre
todo, la energía que pueden ahorrar ustedes.
Venezuela cuenta con un territorio de casi un millón
de kilómetros cuadrados, nosotros somos una cáscara de nuez, a la
que la corriente del golfo llevó muy cerca de tus amigos del Norte.
Hugo Chávez.- Our friends.
Fidel Castro.- Tú dices que yo supe inglés, pero
lo supe en un tiempo.
Hugo Chávez.- ¿Se te olvidó?
Fidel Castro.- El trauma que me dejaron después
me ha hecho olvidar, y por eso no tengo la memoria privilegiada que
tú tienes, la capacidad de síntesis, tu oído musical, tu capacidad
de recordar cualquier canción; porque yo no puedo creer que tú hayas
fiestado tanto como para que te recuerdes de todas las canciones que
entonas en el Aló, Presidente. Así que te envidio eso.
Hugo Chávez.- No, yo no fiesté tanto como tú;
nunca fui tanto como tú a fiestas, ni canté tanto como tú.
Fidel Castro.- ¡No, hombre, no! Yo me acuerdo
más o menos de la esencia de las ideas, pero tú tienes la palabra
exacta, que te observo que la buscas, la repites, buscas la palabra
exacta.
Al fin y al cabo, tú vas a pasar entre los grandes
escritores de este hemisferio. Y no te lamentes, porque los
escritores tienen cada vez un poder mayor.
Hugo Chávez.- Te iba a preguntar algo.
¿Qué opinas de esta noticia de última hora que llega
por aquí? El 67% de los estadounidenses desaprueba la política de
Bush en Iraq. Tú sabes que nos estamos preparando para darle la
bienvenida a Bush en Suramérica.
Fidel Castro.- ¡Ah!, le van a dar una
bienvenida.
Sí, he oído decir algo, que creo que va a haber
organizaciones de masas, todo dentro de un espíritu muy pacífico y
muy respetuoso.
Pero apuesto a que tú no sabes dos noticias nuevas
de hoy.
Hugo Chávez.- Dime, a ver, dame un tubazo ahí a
Aló, Presidente.
Fidel Castro.- Por ejemplo, la bolsa de Shanghai
cayó un 9% hoy, y la bolsa de Nueva York, que es la reina, cayó un
4% hoy. Es una de las más grandes caídas que ha tenido en los
últimos años, y eso realmente no viene sino a comprobar lo que
estamos pensando.
Hugo Chávez.- Bueno, esas noticias yo no...
Fidel Castro.- Hoy perdieron allí 800 000
millones de dólares, y esa es la reina de las bolsas, y cayó más que
cuando se produjo la crisis por allá por el sudeste asiático.
Así que no sé qué va a agitar más a los dirigentes
de Estados Unidos —bueno, a quien dirige Estados Unidos de motu
proprio—, si la noticia de lo que ocurrió por allá o su recorrido
por Suramérica. ¿Qué tú piensas?
Hugo Chávez.- No, te digo que no tenía esas
noticias, esas caídas de la bolsa de Shanghai y la bolsa de Nueva
York.
Tú debes saber ya, porque tú todo lo sabes, que el
Fondo Monetario está en crisis, y yo decía ayer, y hoy, que a lo
mejor le van a tener que pedir un préstamo al Banco del Sur. El
Fondo Monetario no tiene para pagar sueldos, están vendiendo las
barras de oro.
Fidel Castro.- Sí, está vendiendo oro, que es lo
único que vale ahora; lo que debe vender son papeles, los papeles
con que paga Estados Unidos. Vender oro ahora es cosa de locos;
pero, bueno, el Banco del Sur es un banco serio, aspira a ser un
banco serio.
Hugo Chávez.- Será un banco serio.
Fidel Castro.- El Fondo Monetario Internacional
nunca lo fue, pero prueba la crisis, prueba la crisis. Fíjate que
esto se produce dos o tres días antes de la caída esta de las
bolsas.
Hugo Chávez.- Es la misma crisis —como tú bien
sabes—, la crisis de la economía mundial, pero de la alternativa. A
nivel nacional cada quien, bueno, su propio modelo: nosotros el
socialismo, allá en Cuba, aquí en Venezuela, con sus
particularidades, y, a nivel internacional, el ALBA, que estamos
acelerando, Fidel, como tú bien sabes, acelerando.
Todo el mundo pregunta por ti. Pasamos por Martinica,
estuvimos en Dominica y en San Vicente, te mandaron muchos saludos
los primeros ministros, Roosevelt Skerrit, amigo nuestro, y el
Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas; estuvimos viendo la
obra de la extensión del aeropuerto. Allá me conseguí con los
trabajadores cubanos y los venezolanos, el cuerpo de ingenieros del
ejército venezolano. Inauguramos el primer depósito de combustible
en Dominica y la planta de llenado de gas en San Vicente, con Ralph
Gonsalves.
Todos me preguntan por ti y yo les digo lo que sé,
de tu recuperación, de tu nueva Sierra Maestra, esa gran batalla que
has dado y que sigues dando y en la cual te acompañamos todos los
días, pidiéndole a Dios, que como tú dijiste: "Ayuda a Chávez y a
sus amigos", que siga ayudándote en tu plena recuperación. Todos,
somos millones, tú lo sabes, Fidel, en el mundo, que queremos verte
pronto de nuevo plenamente recuperado, como estoy seguro será.
Bueno, vino Daniel Ortega hace tres días, hablamos
varias horas; tenemos la semana que viene la reunión allá en Managua
de la Comisión Mixta.
Vino Kirchner, como tú sabes, a la faja del Orinoco,
y, bueno, Kirchner me ha invitado. Aprovecho para hacerlo público,
dada tu llamada; no lo habíamos hecho público. Vamos a hacer una
reunión en Buenos Aires la próxima semana, vamos a seguir avanzando
en la relación bilateral Argentina-Caracas, y luego otra reunión en
Bolivia —vamos a visitar a Evo esta próxima semana—, de la alianza
estratégica, el eje Caracas-Buenos Aires, pasando por Brasilia, el
eje con La Paz, ahora con Correa.
En Quito llegó el primer barco, ya tú debes saberlo,
solo que aprovecho tu llamada para refrescar todas estas cosas de
cómo vamos avanzando y seguiremos avanzando.
Y tú, ejemplo de resistencia y ahora de ofensiva,
Fidel. No quiero dejar pasar la oportunidad de tu llamada
sorpresiva, que nos motiva tanto, nos alegra tanto, para seguir
recordándoles a nuestros pueblos el valor de Cuba revolucionaria y
tu valor; tu valor, tu conciencia.
Recordábamos que tú estuviste aquí en 1959, cuando
comenzaba la experiencia llamada democrática, que fracasó
rotundamente, y ese fracaso condujo al caracazo, y del caracazo al 4
de febrero, y del 4 de febrero al día de hoy, a lo que está
ocurriendo aquí; pero tú, Cuba y su ejemplo de dignidad, de batalla,
de coraje y su solidaridad infinita siempre han estado y estarán con
nosotros como ejemplo, Fidel.
Fidel Castro.- Oye, Hugo, quería decirte que yo
estaba reunido precisamente con el jefe de tu delegación, estábamos
hablando cuando llegaron noticias de allí, así que estoy muy
contento. Veré si converso —estoy personalmente con él— con algunas
de las personalidades un poco más adelante.
Aquí están trabajando muchísimo, con gran
entusiasmo, aprovechando el escaso tiempo que nos queda. El factor
tiempo no puede olvidarse, y, a mi juicio, nos queda escaso tiempo,
y ellos están, aparentemente, más conscientes de eso.
Yo te agradezco mucho todos tus saludos, tu
recuerdo, y, sobre todo, me acordé de devolverte los micrófonos,
porque si no me embullo igual que tú. Competir no podría, pero
emular un poco sí.
También quiero agradecer los saludos de los
venezolanos, de ese pueblo tan heroico, tan querido, que te ha
llevado a las responsabilidades que tienes hoy. Se ha vuelto a
reescribir la historia; pero hace 200 años todo era muy distinto. El
mundo ha cambiado tremendamente y sobre todo en los últimos 60 años,
y ese es el tiempo que hay que aprovechar y sobre el cual hay que
meditar mucho. Yo le dedico tiempo a eso, y me siento bien porque
creo que no hay nada más importante. Y estoy contento también de ver
cómo trabaja tu gente —ya te dije algo de eso—, con entusiasmo, con
seriedad. Y a todos les agradezco la prueba de cariño y el aliento
que me dan, ahora que estoy dedicado a esta tarea.
No te puedo prometer ir pronto por allá a
acompañarte en uno de esos viajes, pero sí voy ganando terreno, me
siento con más energía, más fuerza y más tiempo para estudiar. He
vuelto a ser un estudiante, en dos palabras.
Hugo Chávez.- Moral y luces.
Fidel Castro.- ¡Moral y luces! Eso no se me
quita de la cabeza ahora, porque es la primera vez que veo a alguien
tratando de ganar esa batalla moral a base de conquistar el
interior, el corazón y la mente de la gente.
Yo no sé si te queda mucho espacio por ahí, pero se
supone que tú ibas a hablar con Ramírez. Me dices qué hago.
Hugo Chávez.- No, mañana puedo hablar con
Ramírez, te estamos oyendo muy felices; muy felices de oírte y saber
de tu recuperación. Sigue recuperándote, no te olvides del
"tsunami".
Fidel Castro.- No.
Hugo Chávez.- Sigue recuperándote.
Fidel Castro.- Y una cosa que se me olvidaba,
que aquí todo el mundo te agradece tener noticias de mí, porque yo
hablo, y hago silencio, mutismo total, porque no puedo estar
hablando todos los días, no puedo crear el hábito, el vicio de tener
noticias diariamente. A todo el mundo le pido paciencia y calma, y
estoy contento, porque veo a todo el mundo tranquilo; y el país
marcha, que es lo importante. Y pido también tranquilidad para mí,
para poder cumplir mis nuevas tareas hasta este momento.
Hugo Chávez.- Sí, Fidel, yo me he convertido...
bueno, tú me has convertido en una especie de emisario, o de fuente.
El que quiere saber cómo está Fidel, pues viene aquí, me llama,
conversa conmigo, y yo siempre le digo la verdad, lo que está
ocurriendo: tu recuperación, tu ejemplo, tu constancia.
Tú has dicho que no podrás acompañarme pronto por
aquí en un viaje; pero no hace falta, tú siempre estarás con
nosotros, y yo espero pronto volver de nuevo a La Habana para que
sigamos conversando, trabajando y ganándole tiempo al tiempo, porque
tú lo has dicho, y es buena reflexión para todos nosotros.
Aquí te manda saludos el Vicepresidente, la Comisión
del Poder Popular, del Poder Comunal, que vamos a reunirnos ahora
mismo al terminar el programa; todos los muchachos, Teresita, Elena,
el equipo de Venezolana de Televisión, de Radio Nacional de
Venezuela, y, bueno, todos los millones y millones que nos están
oyendo.
¿Sabes cuál es la audiencia de la primera hora del
programa? ¡Cuarenta por ciento!, lo cual es, como tú sabes,
estratosférica, la audiencia de Aló, Presidente.
Ganemos tiempo, Fidel, y ganaremos la batalla por la
vida.
Fidel Castro.- Muy bien.
Hugo Chávez.- Gracias por tu llamada histórica.
Fidel Castro.- Un millón de gracias para todos.
Hugo Chávez.- Vamos a darle un aplauso a Fidel
(Aplausos). Un buen aplauso, hermano; un abrazo, camarada,
compañero, y tú sabes que yo para eso no tengo complejos, ¡padre te
llamo delante del mundo!
¡Hasta la victoria siempre!
Fidel Castro.- ¡Hasta la victoria siempre!
Hugo Chávez.- ¡Venceremos!
Fidel Castro.- ¡Venceremos!
Hugo Chávez.- ¡Bravo! (Aplausos y exclamaciones
de: "¡Bravo!")