Cada cual compartió sus razones. Proceden de las más diversas
iglesias. Pero en común están los deseos de que el Comandante en
Jefe se recupere.
No
le pedimos a Dios que Fidel sea eterno, sino que esté el mayor
tiempo posible donde sea más útil, proclamaron ante la convocatoria
de la Sección Ecuménica en Defensa de la Humanidad.
La Catedral de la Santísima Trinidad, Iglesia Episcopal de Cuba,
acogió el culto de oración e intercesión por la salud del líder de
la Revolución, al cual acudieron más de 300 personas entre ellas
Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos
del Comité Central, y no solo de este archipiélago, sino hasta de
Bélgica, Brasil o Chile.
Juan Ramón de la Paz, el pastor anfitrión de la velada, aseguró
que los líderes religiosos cubanos no sienten lejano a Fidel, sino
como a un amigo y padre de la familia grande de esta nación.
Asimismo, advirtió que los planes del gobierno estadounidense no
podrán realizarse, porque el pueblo está unido.
Entretanto, Reinerio Arce, del Seminario Evangélico de Teología,
de Matanzas, expresó su anhelo de que recobrará su fuerza para
seguir conduciendo a Cuba y continuar la construcción de una
sociedad mejor, de justicia, amor y paz.
La doctora Miriam Ortega, presidenta para América Latina y el
Caribe del Consejo Mundial de Iglesias, contó como hay varios
pueblos en el continente orando junto a los cubanos, porque el
proyecto histórico emprendido por Fidel ha sido el único en ocuparse
de los que están alrededor, del analfabetismo, del dolor y el
hambre. ¿No es eso lo que el evangelio nos demanda?, preguntó.
Oramos por el hombre que continúa inspirando a América Latina a
buscar una alternativa al capitalismo, que es un instrumento de
muerte, sostuvo el reverendo Raúl Suárez, director del Centro
Memorial Dr. Martin Luther King Jr, y repitió que los creyentes
jamás aceptarán una intervención militar. Mientras, el pastor
presbiteriano Sergio Arce concluyó la jornada con una bendición al
Comandante en Jefe.
Las disímiles intervenciones estuvieron llenas de emoción. Sin
embargo, la sala se conmovió especialmente con el poema de Daisy
Rojas, del Centro Martin Luther King: "Para quienes festejan y
procuran tu muerte/ Hay normas que existen para protegerte./
Quisiera ignorarlas,/ leerte estos versos, / acariciar tu frente, /
y hasta darte un beso./ Que por mis labios fluya / la ternura de
tantos / que dicen amarte / y que saben que no hay muerte / capaz de
eliminarte."