Una parte importante de las reuniones de ayer y en esta primera
sesión, por la mañana, aunque más breve, la dedicamos a analizar
asuntos tan vitales como la protección del trabajador y su derecho a
un retiro justo.
El anteproyecto de la nueva Ley de Seguridad Social —y repetimos
algunas de las cuestiones que ya ustedes han tratado con
profundidad, para información directa a nuestro pueblo—, y sobre
todo los cambios propuestos en la edad de jubilación y los años
laborados para tener derecho a ella, se corresponden con la realidad
de un país donde la esperanza de vida es cada vez más alta y la
natalidad se mantiene, desde hace algunos años, en cifras muy bajas,
fenómenos típicos de países desarrollados, lo único que en nuestro
caso es en un país subdesarrollado y tiene sus propias
características, por lo tanto.
Permítanme dedicar unos minutos a insistir, ampliar o actualizar
(…), acerca de estos dos indicadores: esperanza de vida y natalidad,
que fundamentan la necesidad de modificar la Ley de Seguridad
Social, con el objetivo de informar directamente a nuestro pueblo,
como ya dijimos.
Aquí tengo el "Resumen ejecutivo del cálculo de la Esperanza de
Vida en Cuba", concluido hace sólo unos días por la Oficina Nacional
de Estadísticas y que todavía no se ha publicado.
Leo un párrafo del mismo:
"Cuba alcanza en el período 2005-2007 una esperanza de vida al
nacer de 77,97 años para ambos sexos: 76 para los hombres y 80,02
para las mujeres".
Dicho en otras palabras, ese privilegio que disfrutan por igual
todos los cubanos, nos sitúa dentro del 25% de la población del
planeta cuyos niños pueden aspirar a vivir 77 o más años. Significa
también que nuestros compatriotas viven cinco años más que el
promedio del resto de los latinoamericanos y caribeños.
No hay diferencias notables entre las provincias, pero como dato
curioso les digo que la de más bajos resultados es la capital con
76,81 años. ¿Dónde están los habaneros, de la capital, me refiero?
Están allí, bien, los saludo; y los más altos están en Las Tunas con
79,28. ¿Dónde están los tuneros? Los felicito. Así que no aconsejo
emigrar de oriente a occidente a quienes aspiran a vivir lo más
posible (Risas).
Cabe un chiste, si me lo permiten. Esto último que dije en la
realidad debiera ser así, pero no va a poder ser así; porque, por
ejemplo, ningún habanero quiere ser policía, y hay que traer, no
miles, decenas de miles de policías, sobre todo de las provincias
orientales, con los problemas que eso trae, y que cuando ya tienen
experiencia quieren retornar, una gran parte, como es natural, al
lado de su familia, por la falta de vivienda, etcétera, etcétera.
Parece que los habaneros ninguno quiere ser policía. No va a
poder ser así como expresábamos en el documento —y sigo haciendo el
chiste; mis chistes llevan de vez en cuando algún un mensaje—,
porque, ¿quién va a construir en La Habana si no vienen de casi todo
el país y muy especialmente de oriente constructores?, porque en La
Habana casi nadie quiere ser constructor; parece que hay muchas
posibilidades, aunque todos los trabajos son honrosos. Hasta
maestros hay que traer de las provincias del interior, y sobre todo
de oriente, para la capital. Y la capital creo que es la que más
habitantes tiene.
En el futuro —nos rompemos la cabeza—, cómo resolvemos el
problema de los policías, cómo resolvemos el problema, más
complicado aún, de la falta de constructores, con tantas cosas que
hay que construir, con las empresas de materiales de construcción
que estamos haciendo un esfuerzo por desarrollar, con inversiones en
nuevas fábricas de cemento que se están proyectando y el incremento
o ampliación de las existentes, como uno de los componentes
principales para la construcción, etcétera, etcétera.
Yo pienso —y sigo en el chiste, advertiré cuando concluya—, y le
decía al ministro del Interior, Colomé, en días pasados cuando
analizábamos estos problemas: "Va a llegar el momento en que
tendremos que plantearles a todas las provincias, incluso, a la
microprovincia de mi amigo Kcho —digo microprovincia porque es un
municipio especial que siempre ha aspirado a ser provincia, y no
puede ser porque va a salir más caro—, que cada una de las
provincias debe tener sus constructores, debe tener sus propios
maestros, y debe tener sus propios policías, por solo mencionar tres
actividades importantes".
¿Qué opinan ustedes? Creo que hay que buscarlos, tenemos que
ponernos a pensar. Si no vienen los orientales a cuidar los
habaneros, empiezan a incrementarse los robos... Es solo para que
piensen.
Se acabó el chiste, sigo en el discurso.
En el período 1950-1955, etapa en la que atacamos el Cuartel
Moncada, la esperanza de vida al nacer era de poco más de 59 años, o
sea, desde entonces se ha incrementado casi 20 años, a pesar de las
dificultades impuestas por el bloqueo y el resto de las agresiones
del imperio, a las que se sumaron posteriormente los problemas
derivados del período especial. Es sin duda una gran victoria de la
Revolución.
Otro indicador muy importante, por su implicación en el tema que
analizamos, es cuánto más vivirá como promedio un cubano que en
estos momentos arribe a los 60 años de edad. Es lo que se denomina
esperanza de vida geriátrica —o sea, lo que se vive después de los
60 años de edad—, que actualmente es de 20,8 años para los hombres,
el octavo lugar a nivel mundial junto a Francia e Italia —añado que
Estados Unidos ocupa el 10—, y para nuestras mujeres esa esperanza
de vida geriátrica es de 23,4 años, el puesto 16 en el planeta y por
delante de países como el Reino Unido, Dinamarca y Noruega.
A esos años de jubilación hay que agregar los más de veinte que
como norma abarca la etapa de niño y estudiante, en que lógicamente
tampoco se produce nada, sino se adquieren los conocimientos
necesarios, cuestión igualmente esencial.
O sea, durante un período superior a los 40 años, algo más de la
mitad de la expectativa de vida de un cubano, todos los gastos en
que incurre los asumen quienes trabajan, que como explicaré más
adelante —y ya se ha hablado sobre ese tema ayer y hoy— tienden a
ser cada vez menos los que trabajan.
Es una situación demográfica y económica muy diferente a la
existente el primero de mayo de 1963, que fue el año en que la
Revolución promulgó la Ley 1100, que por primera vez garantizó en
nuestro país seguridad social a todos los trabajadores y sus
familias.
A partir de ese día, el Estado revolucionario asumió además los
gastos de las 55 llamadas "cajas de retiro", existentes hasta
entonces, incapaces de pagar las pensiones a miles de obreros que
habían contribuido a estas durante toda su vida laboral, para
enterarse en la vejez que esos fondos fueron robados por
funcionarios de los gobiernos corruptos anteriores a 1959, y sobre
todo por la tiranía batistiana, dejándolos en total desamparo.
De esa fecha, mayo de 1963, data el establecimiento de la edad de
jubilación en 60 años para los hombres y 55 para las mujeres. Un
momento en que el principal problema del país eran los miles de
desempleados existentes, cuando los indicadores de la natalidad
rompían el récord histórico y la esperanza de vida era aún
relativamente baja; en el año 1963 era de 62 años.
La realidad actual es radicalmente distinta e impone extender la
vida laboral activa de los ciudadanos. Recuerden que en el
presupuesto aprobado por esta Asamblea para el presente año, los
gastos de la seguridad y asistencia social representan el 13,8%, una
cifra cercana a los 5 200 millones de pesos.
A lo anterior se suma el problema de la baja natalidad,
persistente desde hace varias décadas. Este y otros factores
motivaron que la población ha ido disminuyendo ligeramente en los
últimos años.
En el 2006 los nacimientos llegaron al nivel más bajo en los
últimos 60 años y la población decreció en más de 4 mil habitantes
respecto al año anterior. El año pasado, 2007, decreció un poco
menos, producto de un pequeño incremento de la natalidad, pero se
mantuvo la tendencia.
La combinación de todos esos procesos comienza a reflejarse de
manera desfavorable en la población en edad laboral. Si en 1980
arribaron a ella —o sea, a la edad laboral, en 1980, hace cerca de
30 años— más de 238 mil jóvenes, el pasado año esa cifra fue de algo
más de 166 mil —o sea, 72 mil menos— y se estima descenderá hasta
unos 129 mil para el 2020.
Esos mismos pronósticos indican (…) que en el año 2025 habrá unos
770 mil ciudadanos menos en edad laboral que los actuales y en los
términos de la Ley de Seguridad Social vigente, serían más los que
saldrían de la vida laboral activa que los que se incorporarían a
ésta.
Son además problemas, como todos los demográficos, que no pueden
solucionarse en cortos plazos ¡y el tiempo pasa rápido!
Las personas con más de 60 años constituyeron en el 2007 el 16,6%
de los habitantes del país (un año antes eran el 15,9%, o sea, en el
2006), y seguirá aumentando esta proporción en forma cada vez más
pronunciada en los próximos años.
En realidad, no hemos descubierto nada nuevo. Como reflejan los
datos en poder de ustedes, las modificaciones incluidas en este
Proyecto de Ley se aplican desde hace años por naciones que
enfrentan similar situación demográfica (…) los países desarrollados
en general y la cantidad que han tenido que dar este paso—, a pesar
de que, como es conocido, estos amortiguan los efectos negativos
mediante el robo de cerebros y la importación de mano de obra barata
procedente del Tercer Mundo. Y cuando se presentan situaciones de
crisis se produce el fenómeno que acabamos de criticar con esta
declaración aprobada por la Asamblea hace unos instantes.
Algunos datos. Edad de jubilación en los Estados Unidos, 65 años,
tanto los hombres como las mujeres; igual en Canadá y México, entre
otros de América. En Europa existen los mismos parámetros de 65 años
para ambos sexos en Finlandia, Suecia, España y Alemania; y en Asia,
Japón. Pudieran citarse otros.
Veamos los que tienen establecido 65 años para los hombres y 60
para las mujeres —como se propone en nuestro caso. En América están
Argentina, Brasil y Chile, entre otros; en Asia, Israel e Irán, y en
Europa Italia, Polonia, Rumania y Austria—que, esta última, ya
anunció lo elevará a 65 años para las mujeres. Hay más ejemplos.
Además, muchos países han privatizado el sistema de seguridad
social o no abarca a toda la población. En buena parte del mundo, el
neoliberalismo ha optado sencillamente porque el Estado se vaya
quitando de encima el problema y cada cual se las arregle como
pueda.
Y no se trata sólo de cifras, es evidente que la generalidad de
los cubanos, como todos aquellos que en el mundo cuentan con
adecuados servicios de salud y una alimentación satisfactoria,
llegan en buenas condiciones físicas y mentales a los 60, los 65 e
incluso a edades más avanzadas. Es algo que se aprecia a simple
vista, aunque como ocurre en toda regla, hay excepciones que la Ley
tiene en cuenta.
Además, en su inmensa mayoría son profesionales, técnicos o
personas que dominan un oficio valioso, a veces deficitario y
sumamente necesario al país, por tanto se sienten en posibilidades
de seguir aportando y de recibir la retribución correspondiente.
Esta es una vía al alcance de las reales posibilidades económicas
actuales, de incrementar los ingresos de un importante sector de la
población, me refiero, desde luego, a quienes se jubilen de acuerdo
con las normas de la nueva ley.
(…) El anteproyecto de Ley presentado incluye otras
posibilidades, como la de reincorporarse al trabajo recibiendo el
salario completo a quien se jubile bajo las nuevas reglas, repito:
bajo las nuevas reglas. También modifica el cálculo de las
pensiones, de forma que los que se jubilen cumpliendo los nuevos
requisitos de edad y número de años trabajados, recibirán una
pensión superior, más en correspondencia con el aporte, el salario y
la permanencia laboral.
Además se estudia, aunque no como parte de esta Ley, la
posibilidad de tener más de un contrato laboral y percibir la
totalidad de los ingresos correspondientes, por la persona que lo
desee, el denominado pluriempleo.
Como ya se ha explicado, la aplicación de las nuevas reglas será
un proceso gradual que abarcará los próximos siete años, con el
objetivo de no afectar a los trabajadores que arribarán en ese
período a las edades de jubilación previstas en la Ley actual, y
deseen acogerse sólo a sus beneficios.
Incluso se pensó inicialmente en una etapa de transición de diez
años, pero mientras más la extendamos, se nos vendría encima una
crisis cada vez mayor, ya que, como se ha anunciado, a partir del
año 2020 —que faltan sólo 11 años— serían más los que saldrían de la
vida laboral activa que los que se incorporarían a ésta, en los
términos de la Ley de Seguridad Social vigente. Recuerden, además,
lo que se dijo también, y hace unos momentos lo decía en este
discurso, en el año 2025 tendremos unos 770 000 trabajadores menos.
De ahí la decisión de proponer que sean en siete años.
Una vez incorporadas las consideraciones emitidas por los
diputados en estos días y las que se recibirán de las consultas
previstas con los trabajadores, se redactará el proyecto de Ley que
someteremos a la aprobación de la Asamblea en la próxima sesión
ordinaria, a finales de año. (…)