Leo cuidadosamente todos los días las opiniones
sobre Cuba de agencias tradicionales de prensa, incluidas las de los
pueblos que formaron parte de la URSS, las de la República Popular
China y otras. Me llegan noticias de órganos de prensa escrita en
América Latina, España y el resto de Europa.
El cuadro es cada vez más incierto ante el temor de
una recesión prolongada como la de los años que siguieron a 1930. El
gobierno de Estados Unidos recibió el 22 de julio de 1944 los
privilegios otorgados en Bretton Woods a la potencia militar más
poderosa, emitir el dólar como moneda internacional de cambio. La
economía de ese país estaba intacta después de la guerra, en 1945, y
disponía de casi el 70 por ciento de las reservas en oro del mundo.
Nixon decidió unilateralmente, el 15 de agosto de 1971, suspender la
garantía en oro por cada dólar emitido. Con eso financió la matanza
de Vietnam en una guerra que costó más de 20 veces el valor real de
las reservas en oro que le quedaban. Desde entonces la economía de
Estados Unidos se sostiene a costa de los recursos naturales y los
ahorros del resto del mundo.
La teoría del crecimiento continuo de la inversión y
el consumo, aplicada por los más desarrollados a los países donde la
inmensa mayoría es pobre, rodeada por lujos y derroches de una
exigua minoría de ricos, no solo es humillante sino también
destructiva. Ese saqueo y sus desastrosas consecuencias es la causa
de la rebeldía creciente de los pueblos, aunque muy pocos conozcan
la historia de los hechos.
Las inteligencias más dotadas y cultivadas se
incluyen en la lista de recursos naturales y están tarifadas en el
mercado mundial de bienes y servicios.
¿Qué ocurre con los superrevolucionarios de la
llamada extrema izquierda? Algunos lo son por falta de realismo y el
agradable placer de soñar cosas dulces. Otros no tienen nada de
soñadores, son expertos en la materia, saben lo que dicen y para qué
lo dicen. Es una trampa bien armada en la que no debe caerse.
Reconocen nuestros avances como quienes conceden limosnas. ¿Carecen
realmente de información? No es así. Les puedo asegurar que están
absolutamente informados. En determinados casos, la supuesta amistad
con Cuba les permite estar presentes en numerosas reuniones
internacionales y conversar con cuantas personas del exterior o del
país deseen hacerlo, sin traba alguna de nuestro vecino imperial a
sólo 90 millas de las costas cubanas.
¿Qué aconsejan a la Revolución? Veneno puro. Las
fórmulas más típicas del neoliberalismo.
El bloqueo no existe, pareciera una invención
cubana.
Subestiman la más colosal tarea de la Revolución, su
obra educacional, el cultivo masivo de las inteligencias. Sostienen
la necesidad de personas capaces de vivir realizando trabajos
simples y rudos. Subestiman los resultados y exageran los gastos en
inversiones científicas. O algo peor: se ignora el valor de los
servicios de salud que Cuba presta al mundo, donde en realidad, con
modestos recursos, la Revolución desnuda el sistema impuesto por el
imperialismo, que carece de personal humano para llevarlo a cabo. Se
aconsejan inversiones que son ruinosas, y los servicios que aportan,
como el alquiler, son prácticamente gratuitos. De no haberse
detenido a tiempo las inversiones extranjeras en viviendas, habrían
construido decenas de miles sin más recursos que la venta previa de
las mismas a extranjeros residentes en Cuba o en el exterior. Eran
además empresas mixtas regidas por otra legislación creada para
empresas productivas. No había límites para las facultades de los
compradores como propietarios. El país suministraría los servicios a
tales residentes o usuarios, para lo cual no se requieren los
conocimientos de un científico o un especialista en informática.
Muchos de los alojamientos podían ser adquiridos por los órganos de
inteligencia enemigos y sus aliados.
No se puede prescindir de algunas empresas mixtas,
porque controlan mercados que son imprescindibles. Pero tampoco se
puede inundar con dinero el país sin vender soberanía.
Los superrevolucionarios que recetan tales
medicamentos ignoran de forma deliberada otros recursos
verdaderamente decisivos para la economía, como es la producción
creciente de gas, que ya purificado se convierte en una fuente
inestimable de electricidad sin afectar el medio ambiente y aporta
cientos de millones de dólares cada año. De la Revolución Energética
promovida por Cuba, de vital y decisiva importancia para el mundo,
no se dice una palabra. Llegan todavía más lejos: ven en la
producción cañera, un cultivo que se sostuvo en Cuba con mano de
obra semiesclava, una ventaja energética para la isla, capaz de
contrarrestar los elevados precios del diésel que derrochan sin
freno los automóviles de Estados Unidos, Europa Occidental y otros
países desarrollados. Se estimula el instinto egoísta de los seres
humanos, mientras los precios de los alimentos se duplican y
triplican.
Nadie ha sido más crítico que yo de nuestra propia
obra revolucionaria, pero jamás me verán esperar favores o perdones
del peor de los imperios.