Señalé hace varios días algunas ideas de Obama, que
indican su papel dentro de un sistema que es la negación de todo
principio justo.
Hay quienes se rasgan las vestiduras si se expresa
cualquier opinión crítica sobre el importante personaje, aunque se
haga con decencia y respeto. Esto va acompañado siempre de sutiles y
no sutiles dardos de quienes poseen los medios para divulgarlos y
los transforman en componentes del terror mediático que imponen a
los pueblos para sostener lo insostenible.
Cualquier crítica mía es calificada sin excepción de
arremetida, acusación y otros sustantivos similares, que reflejan
desconsideración y descortesía con la persona a la que van
dirigidas.
Es preciso en ésta ocasión hacer algunas preguntas
que el nuevo presidente de Estados Unidos debería responder, entre
las muchas que pueden formularse.
Por ejemplo, las siguientes:
¿Renuncia o no a la prerrogativa como Presidente de
Estados Unidos, de los que con muy pocas excepciones ejercieron por
el mismo cargo, como un derecho per se, la facultad de ordenar el
asesinato de un adversario político extranjero que suele ser siempre
el de un país subdesarrollado?
¿Acaso alguno de sus variados colaboradores le han
informado alguna vez de las tenebrosas acciones que los presidentes,
desde Eisenhower y los que lo sustituyeron, llevaron a cabo en los
años 1960, 61, 62, 63, 64, 65, 66 y 67 contra Cuba, incluida la
invasión mercenaria de Girón, campañas de terror, introducción de
abundantes armas y explosivos en nuestro territorio y otras acciones
parecidas?
No pretendo culpar al Presidente actual de Estados
Unidos Barack Obama, por hechos que sus antecesores presidenciales
llevaron a cabo cuando él no había nacido o era solo un niño de 6
años nacido en Hawai, de padre kenyano, musulmán y negro y madre
norteamericana, blanca y cristiana. Eso, por el contrario,
constituye en la sociedad de Estados Unidos, un mérito excepcional,
que soy el primero en reconocerle.
¿Conoce el Presidente Obama que nuestro país,
durante décadas completas fue víctima de la introducción de virus y
bacterias portadoras de enfermedades y plagas que afectaban
personas, animales y plantas, algunas de las cuales, como el Dengue
Hemorrágico, se convirtieron posteriormente en azotes que costaron
la vida a miles de niños en América Latina y también plagas que
afectan la economía de los pueblos del Caribe y el resto del
continente, como daños colaterales que no han podido ser eliminados?
¿Conocía que en estas acciones de terror y daño
económico participaron varios países políticamente subordinados, de
América Latina, hoy abochornados con el daño que hicieron?
¿Por qué se impone a nuestro pueblo, único caso en
el mundo, una desorganizante Ley de Ajuste Cubano que engendra el
tráfico humano y hechos que han costado la vida de personas,
fundamentalmente mujeres y niños?
¿Era justo aplicar a nuestro pueblo un bloqueo
económico que ha durado casi 50 años?
¿Era correcta la arbitrariedad de exigir al mundo el
carácter extraterritorial de ese bloqueo económico que solo puede
generar hambre y escasez a cualquier pueblo?
Estados Unidos no puede satisfacer sus necesidades
vitales sin la extracción de enormes recursos minerales de gran
número de países que se ven limitados a la exportación de los mismos
en muchos casos sin procesos intermedios de refinación, actividad
que en general, si conviene a los intereses del imperio, son
comercializados por grandes empresas transnacionales de capitales
yankis.
¿Renunciará ese país a tales privilegios?
¿Es acaso compatible tal medida con el sistema
capitalista desarrollado?
Cuando el señor Obama promete invertir considerables
sumas para autoabastecerse de petróleo, a pesar de constituir hoy su
país el mayor mercado del mundo, ¿qué harán aquellos cuyos ingresos
fundamentales provienen de la exportación de esa energía, muchos de
ellos sin otra fuente importante de ingresos?
Cuando la competencia y la lucha por los mercados y
fuentes de empleos vuelva a desatarse después de cada crisis entre
los que mejor y más eficientemente monopolicen las tecnologías con
sofisticados medios de producción, ¿qué posibilidades quedan a los
países no desarrollados que sueñan con industrializarse?
Por eficientes que sean los nuevos vehículos que la
industria automotriz alcance, ¿serán acaso esos procedimientos los
que la ecología demanda para proteger a la Humanidad del deterioro
creciente del clima?
¿Podrá la filosofía ciega del mercado sustituir lo
que solo la racionalidad podría promover?
Obama promete imprimir cantidades enormes de dinero
en la búsqueda de tecnologías que multipliquen la producción
energética, sin la cual las sociedades modernas se paralizan.
Entre las fuentes de energías que promete
desarrollar aceleradamente incluye las plantas nucleares que cuentan
ya con un número elevado de oponentes, por los grandes riesgos de
accidentes con efectos desastrosos para la vida, la atmósfera y la
alimentación humana. Es absolutamente imposible garantizar que
algunos de tales accidentes no tenga lugar.
Sin necesidad alguna de esos desastres accidentales
la industria moderna ha contaminado con sus emanaciones tóxicas a
todos los mares del planeta.
¿Es correcto prometer la conciliación de tan
contradictorios y antagónicos intereses sin transgredir la ética?
Para complacer a los sindicatos que lo apoyaron en
la campaña, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, dominada
por los demócratas, lanzó la consigna "compre productos
estadounidenses", extremadamente proteccionista, que echa por tierra
un principio fundamental de la Organización Mundial de Comercio, ya
que todas las naciones del mundo, grandes o pequeñas, basan sus
sueños de desarrollo en el intercambio de bienes y servicios, para
lo cual, sin embargo solo las más grandes y de rica naturaleza
tienen el privilegio de sobrevivir.
Los republicanos en Estados Unidos, golpeados por el
descrédito al que los condujo el disparatado gobierno de Bush, ni
cortos ni perezosos le han salido al paso a las complacencias de
Obama con sus aliados sindicales. Así se despilfarra el crédito que
los votantes otorgaron al nuevo Presidente de Estados Unidos.
Como viejo político y luchador, no cometo ningún
pecado al exponer modestamente estas ideas.
Podrían formularse todos los días preguntas sin
fáciles respuestas a medida que se publican cientos de noticias
procedentes de las esferas políticas, científicas y tecnológicas que
llegan a cualquier país.
