La conversación duró 40 minutos, el intercambio de
ideas fue intenso e interesante como esperaba. Es una persona de
convicciones profundas. No hubo debates.
Cuando habló en el Aula Magna de la Universidad de
la Habana, respondía rápidamente las preguntas de los estudiantes
mostrando talento y capacidad de respuesta.
En la Escuela Latinoamericana de Medicina el
encuentro fue emotivo; los cantos de los estudiantes campesinos de
origen Guaraní con música e instrumentos típicos de esa etnia,
dieron un tono especial al acto. Le obsequiaron una bata médica, se
la colocó encima del traje de chaqueta y pantalón naranja.
De la ELAM salió para conversar conmigo.
Al hablar de Estados Unidos le señalé la importancia
histórica para Cuba de que ayer a las 12 del día habían transitado
10 presidentes a lo largo de 50 años, en los que a pesar del inmenso
poder de ese país no habían podido destruir la Revolución Cubana.
Expresé que no albergaba personalmente la menor duda
de la honestidad con que Obama, undécimo presidente desde el 1 de
Enero de 1959, expresaba sus ideas, pero que a pesar de sus nobles
intenciones quedaban muchas interrogantes para responder. A modo de
ejemplo me preguntaba: cómo podría un sistema despilfarrador y
consumista por excelencia preservar el medio ambiente.
Muchos otros aspectos de política nacional e
internacional de Cuba y de Argentina fueron abordados.
La capacidad de Argentina de producir alimentos y
productos industriales con tecnología avanzada son factores
decisivos para su desarrollo. Mencionó la capacidad de ingeniería
informática para comercializar en el mercado mundial, en países como
la India de gran interés para ella, que es en cambio muy fuerte en
la creación de programas.
A Cristina le gusta consagrarse al trabajo y
dedicarle todo el tiempo. No obstante es capaz de proteger sus
derechos cuando viaja a otro país, imponer un número de horas para
hacer ejercicios y adaptarse, lo cual todos respetan.
