Quise hablar poco, pero él me obligó a extenderme
más; hice algunas preguntas y fundamentalmente lo escuché.
Sus palabras narraron las proezas del pueblo chino
en los últimos 10 meses. Grandes y extemporáneas nevadas, un
terremoto que devastó áreas de superficie equivalentes a tres veces
la de Cuba y la crisis económica internacional más grave desde la
Gran Depresión de los años 30 han golpeado a la inmensa nación de 1
300 millones de habitantes.
Por mi mente pasaba el inmenso esfuerzo del pueblo
chino, de sus obreros, sus campesinos, sus trabajadores manuales e
intelectuales; el tradicional espíritu de sacrificio y la cultura
milenaria de ese país miles de años antes de la etapa colonial
impuesta por Occidente, donde emergieron con su poder y sus riquezas
las actuales potencias del Grupo G-7 que hoy hegemonizan la economía
mundial.
¡Qué colosal tarea en estos tiempos de globalización
caía sobre ese dirigente que tuvo el gesto de visitar nuestra
bloqueada, agredida y amenazada patria! ¿No somos acaso un país
terrorista entre otros 60 o más que pueden ser atacados preventiva y
sorpresivamente? ¡Eso dijo hace ya más de seis años el demencial
jefe del imperio, que se reunió en Washington hace solo cinco días con el
G-20!
China es el único país de ese grupo que puede
regular a través del Estado un elevado índice de crecimiento, al
ritmo que se propone, no menor al 8 por ciento en el año 2009. La
idea que lanzó el último Congreso del Partido fue la de cuadruplicar
el Producto Interno Bruto per cápita entre el 2000 y el 2020, medido
en valores constantes del 2007, año en que tuvo lugar el Congreso.
De eso me habló en detalles. Alcanzaría por tanto el equivalente a
no menos de cuatro mil dólares per cápita por año al final de ese
período, en condiciones de paz. Pienso que no puede ni debe
olvidarse que China es un país emergente, cuyo ingreso per cápita,
con mucho menor población cuando triunfó la revolución, no alcanzaba
los 400 dólares al año por habitante y fue totalmente aislada por el
imperialismo. Compárese con los 20 mil per cápita o una cifra mucho
mayor que disfrutan en la actualidad los países capitalistas
desarrollados, como Japón, europeos occidentales, Estados Unidos y
Canadá. Varios de estos superan los 40 mil dólares per cápita al
año, aunque su distribución es sumamente desigual en la sociedad.
Empleando 586 mil millones de sus reservas en
divisas convertibles, que se aproximan a los dos millones de
millones de dólares, acumuladas a base de sudor y sacrificio, puede
enfrentar la actual crisis y seguir avanzando. ¿Existe algún otro
país con esa solidez?
El presidente de China, secretario general del
Partido y presidente de las Comisiones Militares Centrales del
Partido y el Gobierno, Hu Jintao, es un líder consciente de su
autoridad y sabe ejercerla a plenitud.
La delegación presidida por él firmó con Cuba doce
proyectos de acuerdos para un modesto desarrollo económico, en una
zona del planeta donde la totalidad del pequeño territorio de la
isla puede ser azotada por huracanes de creciente intensidad, una
prueba de que el clima realmente está cambiando. El área afectada
por el terremoto en China no rebasaba el 4 por ciento de la
superficie de aquel gran Estado multinacional.
Hay circunstancias en que el tamaño del territorio
de un país independiente, su ubicación geográfica y el número de sus
habitantes desempeñan importante papel.
¿Estaría Estados Unidos, que roba en todas partes
inteligencias ya formadas, en condiciones de aplicar una Ley de
Ajuste para los ciudadanos chinos similar a la que aplica a Cuba? Es
absolutamente obvio que no. ¿Podría aplicarla a toda América Latina?
Desde luego que tampoco.
Mientras tanto, nuestra maravillosa, contaminada y
única nave espacial prosigue sus vueltas sobre su eje imaginario, como repite uno de los más
escuchados programas de la televisión venezolana.
No todos los días un pequeño Estado tiene el
privilegio de recibir a un dirigente de la personalidad y el
prestigio de Hu Jintao. Ahora continuará viaje hacia Lima. Allí
habrá otra gran reunión. De nuevo estará presente Bush, esta vez con
7 días menos de mandato.
Se afirma que en Washington, con solo 20 líderes de
los países asistentes, las medidas de seguridad propias y las
demandadas del anfitrión contra cualquier intento de eliminarlos
físicamente, cambió las costumbres y la vida habitual de la ciudad.
¿Cómo será en la gran urbe de Lima? La ciudad sin duda alguna será
tomada por los cuerpos armados; moverse será una tarea complicada,
pues en ella, además, estarán presentes los agentes bien entrenados
de órganos supranacionales de Estados Unidos, cuyos intereses y
planes se conocerían muchos años después de transcurridos los
períodos presidenciales de los jefes eventuales del imperio.
Le expresé muy sintéticamente algunas apreciaciones
de nuestro país sobre el hábito del vecino del Norte, que pretende
imponernos sus ideas, su modo de pensar y sus intereses a través de
sus flotas, repletas de armas nucleares y bombarderos de ataque;
nuestra apreciación de la solidaridad de Venezuela con Cuba desde
los momentos más críticos del período especial, y el duro golpe de
los desastres naturales. Que el presidente Chávez, gran admirador de
China, ha sido el más firme defensor del socialismo como el único
sistema capaz de llevar la justicia a los pueblos de América Latina.
En Beijing se guarda un agradable recuerdo del líder
bolivariano.
El presidente Hu Jintao reiteró su deseo de seguir
desarrollando las relaciones con Cuba, un país hacia el que siente
gran respeto.
El intercambio se produjo durante una hora y 38
minutos. Fue cálido, amistoso, modesto, e hizo patentes sus
sentimientos de afecto. Lo vi joven, saludable y fuerte. Deseamos a
nuestro ilustre y fraternal amigo el mayor éxito en su tarea.
¡Gracias por su estimulante visita y el honor de interesarse por un
encuentro personal conmigo!
