(Segunda Parte)
La intensidad de las acciones del reducido grupo de
pilotos de los MiG-21 la expresa así el autor:
"Por mucha discreción que se exija a quienes
integran los Estados Mayores y las dotaciones de los puestos de
mando, siempre se filtra algo de una acción de guerra que ya dura
más de ocho días y ha mantenido en máxima tensión a cientos de
hombres y mujeres a ambos lados del océano.
"Cómo ocultar, por ejemplo, el ruido atronador de
239 despegues de aviones de combate a reacción e igual cifra de
aterrizajes —más de 50 diarios—, aunque tan alta cifra de misiones
haya sido cumplida por solo nueve pilotos, que han permanecido en el
aire un promedio de dos horas y media cada uno de los días de
combate, incluido uno que ha cumplido casi cuatro misiones
diariamente, lo que significa haber volado durante 3 horas y 45
minutos en una tras otra de esas tensas jornadas."
"Qué método puede garantizar que permanezca oculto
el desplazamiento de los miles de hombres que integran las columnas
blindadas de refuerzo. Cómo lograr que resulte invisible la marcha
de los alrededor de 200 carros que componen cada una de ellas,
incluidos tanques, artillería y transportadores blindados, a lo
largo de cientos de kilómetros hacia Munhango, Tempué, Luena y otros
lugares, desde Huambo, Menongue y otros puntos de la extensa
geografía angolana."
La columna blindada de Huambo, que se dirigía a
Cangamba, y recibió posteriormente, al cesar el cerco, instrucciones
de girar hacia la izquierda en dirección a Luena, informa por radio
al mando "que están sin combustible". Como el libro revela, "se le
indica a esta y a la de Menongue que no se muevan del lugar donde se
encuentran y tomen las medidas de seguridad hasta que sean
reabastecidas. Se adopta la decisión de que los helicópteros les
lleven ese importante suministro. Como siempre, se dificulta mucho
localizar la columna. Las naves llevan un buen rato volando sin
encontrar el menor vestigio. Por fin se ubica el lugar por medio de
unas sábanas extendidas sobre los árboles."
El coronel Calvo comunica: "Salen 6 helicópteros de
Luena hacia Munhango, unos 25 kilómetros al sur de Luena, a llevar
42 bidones de gasolina, más o menos unos 10 mil litros, para la
columna de Sotomayor. En el aterrizaje, se rompen las palas del
H-08. También posteriormente parten hacia la región de Tempué a
localizar la columna de Suárez, llevarle documentos y sacar a tres
heridos que tienen."
La columna blindada de Suárez, que había partido de
Menongue hacia Cangamba, se encontraba a gran distancia de Luena, de
donde salen los helicópteros que llevaban el combustible. Es un
viaje largo, dada la extensión de Angola, cuya superficie compacta
abarca aproximadamente casi once veces la de Cuba. Era el territorio
donde el asesor soviético, aconsejaba lanzar una ofensiva con la
brigada de asalto cubana, dando lugar a la contradicción surgida.
"Minutos después de la medianoche, cuando ya es
sábado 13 de agosto en Luanda, se comunica a Cuba el cabal
cumplimiento de la orden de evacuar hasta el último
internacionalista cubano de Cangamba. El alto mando de las FAR
ratifica la decisión de que la columna de Huambo continúe su marcha
hacia Luena, y que la de Menongue regrese a esa ciudad" (importante
baluarte del Frente Sur).
"Coronel Calvo:
"También es mi cumpleaños y recibo temprano un beso
que me envía mi familia —por telepatía—. En horas de la tarde, me
regalan una botella de vino y otra de ron, festejamos el cumpleaños
del Comandante (era el mismo día) y de paso el mío también".
El autor continúa explicando:
"Pero para los pilotos y los integrantes de las
columnas blindadas, aún están lejos de concluir las acciones. Dos
helicópteros despegan cargados con 14 bidones de gasolina, unos 2
800 litros, destinados a la columna de Menongue, que ya inició la
marcha de regreso a esa ciudad. Una vez cumplido ese primer vuelo,
ponen rumbo hacia el aeropuerto de Menongue para desde allí
continuar abasteciendo de combustible. También otros cuatro Mi-8
despegan de Luena con rumbo a Munhango, cargados con otros 5 600
litros de gasolina. Su misión es reabastecer a la columna de Huambo,
que ahora se dirige a reforzar a las tropas que defienden la ciudad
de Luena.
"Sobran razones para todas estas medidas, pues la
inquietud sigue presente en el mando cubano. Las autoridades
angolanas, al parecer, han decidido, al menos por ahora, no evacuar
a sus tropas de Cangamba, y el riesgo de que el enemigo ataque
nuevamente sigue presente, tanto a la aldea como a las columnas que
aún se desplazan por peligrosos itinerarios."
En la descripción detallada de los sucesos de
Cangamba, partiendo de los testimonios y documentos, bajo el
epígrafe "La apreciación se confirma", el autor nos lleva a las
horas más tensas de aquellos días:
"Aún falta para la salida del sol en Angola. Es
domingo 14 de agosto. En Luanda el reloj marca las 04:45 horas, y
los combatientes de guardia en el Centro de Comunicaciones de la
jefatura de la Misión Militar cubana permanecen sumidos en el sopor
que acompaña el amanecer de quienes han pasado la noche en vela. La
entrada de un mensaje procedente de La Habana, donde todavía son las
23:45 horas del día anterior, disipa rápidamente la modorra de los
ocupantes del local atestado de medios técnicos.
"Paulatinamente, el texto cifrado va haciéndose
inteligible. Su contenido está dirigido al general de división
Leopoldo Cintra Frías y contiene precisas instrucciones del
Comandante en Jefe: ‘Estar preparados para brindar apoyo aéreo a las
FAPLA en Cangamba’. Si los angolanos deciden por fin retirarse,
ayudarlos con los helicópteros. Fidel alerta que el enemigo sufrió
grandes pérdidas, pero no hay que confiarse: ‘Hemos cumplido nuestro
deber y actuado y aconsejado lo correcto’."
Al amanecer de ese domingo, 8 aviones de bombardeo
sudafricanos hicieron caer sus mortíferas cargas sobre las
posiciones que habían estado ocupando las fuerzas angolanas y
cubanas en Cangamba. De nuevo se producía la intervención directa
del régimen del apartheid en Angola. Los yanquis y sus aliados
sudafricanos no se resignaban a la desastrosa derrota. Los MiG 21 y
los radares más cercanos estaban a 400 kilómetros.
"Coronel N’gongo (Jefe Adjunto del Estado Mayor de
las FAPLA):
"Una vez derrotados los fantoches, los sudafricanos
se ven obligados a intervenir directamente en el combate. Es así
como las fuerzas racistas sudafricanas, con cuatro aviones tipo
Canberra y cuatro aviones tipo Impala MK-2 destruyen completamente
la población de Cangamba."
"Teniente coronel Henry:
"¼ nosotros ganamos la
batalla en Cangamba, los pilotos teníamos previsto incluso hacer un
desfile aéreo con todos los hierros, pasar con los aviones por allí,
y Fidel dice: ‘¼ no quiero a nadie allí,
ni cubanos ni FAPLA’. Tengo que reconocer que cumplimos por
disciplina, por confianza en el Comandante en Jefe, pero realmente
en ese momento no entendíamos¼ "
"Coronel Escalante:
"¼ es verdad que el
Comandante en Jefe, o es mago o tiene una bola de cristal¼
Manda a evacuar Cangamba urgente y poco después una escuadrilla de
Impalas y otra de Canberras ¡le han metido una clase de bombardeo a
aquello! Él prevé que los sudafricanos, precisamente teniendo en
cuenta la derrota que ha sufrido la UNITA, van a bombardear allí.
Nosotros en la Misión decimos: ¡Coño, la verdad es que el Comandante
en Jefe ha tomado una clase de decisión!"
"General de división Leopoldo Cintra Frías:
"A veces uno piensa que el Jefe es adivino. Si
llegan a estar los cubanos allí, nos hubiéramos enfrascado otra vez
en un combate aún más prolongado y en peores condiciones para
nosotros, porque el abastecimiento se hubiera hecho todavía más
difícil."
Estas opiniones eran emitidas en un momento en que
las tensiones se relajaban, tras los días inciertos y dramáticos de
la batalla, pero ninguno de aquellos jefes dejó de cumplir con
absoluta disciplina, eficiencia y seriedad, las instrucciones
recibidas. Es totalmente cierto que en los momentos difíciles, si no
hay confianza en los que dirigen, nada marcha.
Amels Escalante, que es también investigador sagaz y
profundo, 20 años más tarde, describió con absoluto rigor la batalla
del Jigüe, donde 45 años antes, en el mes de julio de 1958,
alrededor de 120 hombres, casi todos reclutas de la escuela de Minas
del Frío bajo el mando de diez o doce jefes veteranos de nuestra
guerra en la Sierra Maestra, combatiendo durante diez días
ocasionaron al ejército enemigo y sus refuerzos tres bajas por cada
combatiente que participó en la acción y ocuparon cientos de armas.
Amels había logrado, con el mismo método de Jorge Martín Blandino,
más detalles que yo del desarrollo de aquella batalla.
En su libro Cangamba, Martín Blandino ilustra
con detalles:
"Entre el 18 y el 23 de agosto de 1983, tan solo
unos días después de la evacuación de los asesores cubanos de
Cangamba, parten hacia Angola desde los puertos de Santiago de Cuba,
Matanzas y Mariel, los buques Donato Mármol, Ignacio Agramonte y
Pepito Tey. Se repite así, en otras circunstancias, la proeza de
1975. En las bodegas de estas naves mercantes, ocultos a los medios
de inteligencia del enemigo, viajan hacia el país africano tres
batallones de tanques y uno de infantería motorizada. A ese primer
paso le siguen pronto muchos otros en el plano militar, político y
diplomático, hasta situar a las FAPLA y al contingente
internacionalista cubano en condiciones de derrotar la nueva
escalada del agresor extranjero y sus aliados del patio.
"Todo ello ocurre, además, en momentos en que Cuba
enfrenta la posibilidad de una agresión militar directa en gran
escala por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos, cuando el
país está inmerso en el gigantesco esfuerzo que significa
instrumentar la concepción de la guerra de todo el pueblo, ante las
constantes amenazas de la administración norteamericana de Ronald
Reagan¼ "
¿Cómo se precipitaron los acontecimientos que expone
el investigador?
Desde Cuba vimos bastante rápidamente por elemental
lógica las intenciones del enemigo, a medida que se desarrollaban
los combates, e íbamos adoptando las medidas pertinentes de
respuesta. La primera de todas, cuando llegaron noticias del cerco a
la 32 brigada y sus asesores, fue decidir el rápido regreso a Angola
del Jefe de la Misión Militar, general de división Leopoldo Cintra
Frías, veterano de la Sierra Maestra, consagrado simpatizante de las
FAPLA, que había viajado a Cuba en ese momento. "Hay que rescatar a
toda costa aquellas fuerzas", fue la orden que recibió.
La Brigada de Desembarco y Asalto (así se llamaba
entonces) fue enviada por aire al país sistemáticamente agredido por
Sudáfrica.
Ya expresé que durante años habíamos estado
sufriendo las consecuencias de la impunidad que gozaba el régimen
fascista del apartheid, que había sido derrotado en su agresión a la
República Popular de Angola. Expliqué igualmente a la Dirección
soviética las razones y los puntos de vista sostenidos por Cuba.
Continúa mañana martes.
