No nos habíamos repuesto todavía del impacto
emocional y los daños materiales ocasionados por el huracán Gustav
en la Isla de la Juventud y Pinar del Río, con vientos de fuerza
inusitada, cuando comenzaban a llegar noticias de las invasiones del
mar por el Hanna, y la peor de todas: que el huracán de gran
intensidad Ike, girando hacia el suroeste debido a la presión
de un fuerte anticiclón al norte de su trayectoria, batiría más de
mil kilómetros a lo largo y ancho del territorio nacional.
esto significa finalmente que todo el país será
afectado por los tres huracanes, y en algunos puntos, dos veces.
¿Dónde quedarán un racimo de plátanos, una fruta o
los vegetales de un huerto intensivo? ¿Dónde un cultivo de frijoles
y otros granos? ¿Dónde un campo de arroz o caña? ¿Dónde un centro de
producción avícola, porcina o lechera? Toda la nación ahora está en
lo que en guerra se llama alarma de combate.
Los problemas planteados en la reflexión que
calificaba al Gustav de golpe nuclear se han multiplicado.
Los principios que deben guiar nuestra conducta siguen siendo
iguales, sólo requieren esfuerzos incomparablemente mayores.
La Defensa Civil no perdió un minuto. Los que
ostentan responsabilidades en el Partido y el Gobierno se han movido
en todas partes. Los cuadros deben exigir disciplina, contener
emociones y ejercer autoridad. La televisión, la radio y la prensa
escrita asumen una gran responsabilidad en el ejercicio de sus
tareas informativas.
El mundo ha observado con admiración la conducta de
nuestro pueblo frente a los azotes de Gustav. Mientras los
enemigos se frotaban cínicamente las manos, los amigos, como se ha
evidenciado, son muchos y están decididos a cooperar con nuestro
pueblo. Las semillas de solidaridad sembradas durante largos años
fructifican por todas partes. Aviones rusos y de otros países
llegaron rápido desde miles de kilómetros de distancia con productos
que se miden no por su volumen o su precio, sino por su significado.
Donaciones de pequeños Estados como Timor Leste, mensajes de países
importantes y amistosos como Rusia, Viet Nam, China y otros,
expresaron la disposición de cooperar todo lo posible en los
programas de inversión que debemos acometer de inmediato para
restablecer la producción y desarrollarla.
La hermana República Bolivariana de Venezuela, y su
presidente Hugo Chávez, han adoptado medidas que constituyen el más
generoso gesto de solidaridad que ha conocido nuestra patria.
Pienso que por duros que sean los golpes recibidos y
por recibir, nuestro país está en condiciones de salvar vidas de
cubanos, y las familias recibirán ayuda material y alimentaria el
tiempo necesario hasta que se recupere en el más breve plazo posible
la capacidad de producir alimentos. Esa ayuda no puede ser igual en
todos los municipios, porque no en todos son iguales los daños ni
igual el tiempo que cada uno requiera para recuperarse.
Estamos asediados en este instante por los
huracanes. Más que nunca se impone la racionalidad y la lucha contra
el derroche, el parasitismo y el acomodamiento. Hay que actuar con
absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión alguna a la
blandenguería y el oportunismo. Los militantes revolucionarios
tienen que ser ejemplo. Deben dar y recibir confianza. Entregarlo
todo por el pueblo, hasta la vida si fuera necesario.