En la Reflexión de ayer aparece un párrafo clave extraído del
libro de Woodward: "Un secreto importante que nunca había sido
reportado en los medios ni en ninguna otra parte era la existencia
de un ejército encubierto de 3 000 hombres en Afganistán, cuyo
objetivo era matar o capturar a los talibanes y en ocasiones
adentrarse en las zonas tribales para pacificarlas y obtener apoyo."
Tal ejército, creado y manejado por la Agencia Central de
Inteligencia (CIA), entrenado y organizado como "fuerza especial",
ha sido integrado sobre bases tribales, sociales, antirreligiosas y
antipatrióticas; su misión es el seguimiento y la eliminación física
de guerrilleros talibanes y otros afganos, calificados como
extremistas musulmanes. Nada tienen que ver con Al Qaeda y Bin Laden,
un saudita reclutado y financiado por la CIA para luchar contra los
soviéticos cuando sus tropas ocuparon Afganistán. Cuando el
Vicepresidente Biden viajó a Kabul, a principios de 2009, David
Mckiernan, jefe de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, le
dijo cuando este preguntó por Al Qaeda: "que no había visto ni un
solo árabe en dos años allí". A pesar de la relativamente breve y
efímera importancia que los principales medios internacionales de
prensa dieron a "Las guerras de Obama", estos, sin embargo, no
dejaron de consignar esta reveladora noticia.
El gobierno de Estados Unidos estaba ante un problema insoluble.
En una de las últimas reuniones del Consejo de Seguridad Nacional
durante la presidencia de Bush, se aprobó un informe donde se
afirmaba: "que los Estados Unidos no podrían mantenerse en
Afganistán a menos que se resolvieran tres grandes problemas:
mejorar la gobernabilidad, disminuir la corrupción y eliminar los
santuarios de los talibanes..."
Podría añadirse que el problema es más grave si se toman en
cuenta los compromisos políticos y militares de Estados Unidos con
Pakistán, un país dotado de armas nucleares, cuya estabilidad, en
medio de tensos equilibrios de carácter étnico, había sido afectada
por la aventurera guerra de Bush en Afganistán. Cientos de
kilómetros de frontera montañosa, con poblaciones del mismo origen
que están siendo atacadas y masacradas por aviones sin piloto, son
compartidos por Pakistán y Afganistán. Las tropas de la OTAN, cuya
moral decrece día por día, no podrán ganar esta guerra.
Sin enormes cantidades de combustible, alimentos y municiones,
ningún ejército puede moverse. La propia lucha de los afganos y
pakistaníes, de uno y otro lado de la frontera, ha descubierto el
punto débil de las sofisticadas tropas de Estados Unidos y Europa.
Las largas rutas de abastecimientos se están convirtiendo en
cementerio de los enormes camiones y cisternas destinados a esa
tarea. Los aviones sin piloto, las comunicaciones más modernas, las
sofisticadas armas convencionales, radioeléctricas y hasta las
nucleares, sobran.
Pero el problema es mucho más grave que lo que estas líneas
expresan.
Seguimos, sin embargo, adelante con la síntesis del espectacular
libro de Woodward.
"Jack Keane, General retirado, muy cercano a Hillary Clinton, le
advirtió que la estrategia seguida en Afganistán era incorrecta, que
el elevado número de víctimas no iba a poner fin a la insurgencia,
que esto tenía el efecto contrario, que la única salida era una
ofensiva contrainsurgente intensiva para proteger a los afganos.
McKiernan no estaba interactuando con los gobernadores de las
provincias. Keane le expresó que se recurría mucho a la lucha
antiterrorista y la estrategia contrainsurgente no marchaba a la
par.
"Keane le propuso sustituir a McKiernan por el Teniente General
Lloyd Austin III, segundo al mando en Irak; y también propuso a
McChrystal, agregando que éste era, sin dudas, el mejor candidato.
"McChrystal había organizado buenas campañas antiterroristas en
Irak, pero los éxitos tácticos no se traducían en victorias
estratégicas. Es por ello que la contrainsurgencia era necesaria.
"CAPÍTULO 9
"En la audiencia de confirmación de Leon Panetta como Director de
la CIA ante el Comité de Inteligencia del Senado, este afirmó que la
Agencia ya no enviaría a los supuestos terroristas a otro país para
que fuesen torturados, porque esto estaba prohibido según las
órdenes ejecutivas del nuevo Presidente. Él declaró que tenía la
sospecha de que la CIA enviaba personas a otros países para que
fuesen interrogadas utilizando técnicas que ‘violaban nuestras
normas’.
"Hayden lo estaba observando por la televisión y se preguntaba,
molesto, si Panetta había ignorado la conversación que ambos habían
tenido el mes anterior. Hayden contactó a Jeff Smith, ex asesor
general de la CIA, quien estaba ayudando en la transición entre
Hayden y Panetta y le amenazó diciéndole: ‘O bien él retira lo dicho
en su testimonio público mañana o tendremos el espectáculo donde el
actual Director de la CIA le diga al futuro Director de la CIA que
no sabe de lo que está hablando’. Hayden dijo que lo expresaría
públicamente y que eso no iba a beneficiar a nadie. Al día siguiente
fue el Senador Kit Bond, de Missouri, el jefe republicano del Comité
de Inteligencia, quien le preguntó a Panetta si él se retractaba de
lo que había dicho el día anterior y Panetta dijo que sí.
"Hayden posteriormente se reunió con Panetta y le dijo que había
leído sus escritos, donde decía que el gobierno de Bush había
seleccionado la mejor información de inteligencia para alegar la
existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Panetta había
culpado de ello a una unidad especial del Pentágono creada por
Rumsfeld. Panetta respondió que no era cierto, que había sido un
error de ellos, y aceptó que se había producido en ese caso un
catastrófico fallo de inteligencia en la agencia de la cual iba a
ser director.
"El 13 de febrero el presidente se reunió nuevamente con el
Consejo de Seguridad Nacional para discutir cuatro opciones para el
despliegue de tropas en Afganistán.
"1. Decidir sólo después de definir una estrategia.
"2. Enviar de inmediato a 17 000 efectivos.
"3. Enviar los 17 000 pero en dos partes.
"4. Enviar 27 000, con lo cual se daría cumplimiento a la
solicitud del General McKiernan.
"Clinton, Gates, Mullen y Petraeus apoyaron el envío de los 17
000 de inmediato. Ésta también fue la recomendación de Jones.
Richard Holbrooke, en un video de seguridad, advirtió que 44 años
atrás el Presidente Johnson debatía lo mismo con sus asesores para
el caso de Viet Nam. ‘No se puede olvidar la historia’, agregó. Viet
Nam nos había enseñado que las guerrillas ganan en una situación de
impasse, y que por lo tanto él apoyaba el envío de los 17 000. Obama
finalmente le notificó al Pentágono que había decidido enviar 17
000.
"CAPÍTULO 10
"El objetivo para el gobierno de Obama estaba claro: desmantelar
y finalmente derrotar a Al Qaeda y sus aliados extremistas, sus
estructuras de apoyo y sus santuarios en Pakistán, y evitar su
regreso a Pakistán o Afganistán. Jones, Gates y Mullen se
preguntaban si podían confiar en los pakistaníes. Biden proponía
reforzar las operaciones antiterroristas y concentrarse en Al Qaeda
y en Pakistán. Obama preguntó si el envío de 17 000 efectivos y
posteriormente 4 000 más harían la diferencia y la respuesta fue que
sí. Obama preguntó cuánto costaría esta operación y la respuesta fue
que no se sabía, que esto sólo era un estudio y que no se había
hecho un cálculo del presupuesto, pero que el costo de colocar a un
soldado estadounidense en Afganistán, incluidos los pagos como
veterano de guerra, el seguro de salud, el costo de la atención a
sus familiares, la alimentación y el armamento, ascendía a
aproximadamente 25 000 dólares al año. El costo de un soldado afgano
en el terreno ascendía a unos 12 000 dólares. Más tarde Obama
confirmó que Pakistán sería el centro de cualquier nueva estrategia.
"En una reunión con el Consejo de Seguridad Nacional, Obama dijo
que esperaba contar durante al menos dos años con el apoyo popular
para su estrategia. Biden expresó que la suerte estaba echada,
aunque haciendo notar que disentía, pero aseguró que apoyaría la
estrategia del presidente.
"CAPÍTULO 11
"Petraeus se mostraba preocupado. Le preocupaba convertirse en la
víctima de sus éxitos anteriores en Irak. Probablemente una
contrainsurgencia no era la estrategia correcta en Afganistán, pero
Petraeus le había asignado la tarea de estudiar el tema a un grupo
de expertos en operaciones y actividades de inteligencia, quienes
tenían una opinión contraria. Parecía que el Presidente no había
aceptado sus argumentos a favor de una operación contrainsurgente.
El presidente anunció en un discurso su estrategia de desmantelar y
derrotar a Al Qaeda. Un editorial del diario The Washington Post
elogió el plan con el siguiente titular: ‘El precio del
Realismo’. El discurso sorprendió a algunos. El presidente
personalmente le había hecho cambios al texto. Obama no se había
comprometido totalmente con el envío de todas las tropas solicitadas
por el ejército. Obama dijo que analizaría la cuestión nuevamente
después de las elecciones en Afganistán.
"El Secretario de Defensa Gates parecía cómodo con la decisión:
Dos días después declaró que no veía la necesidad de pedir más
tropas o pedirle al Presidente que las aprobara hasta tanto no se
viera el desempeño de las mismas.
"El Presidente de Pakistán se reunió con Obama en su oficina.
Obama le dijo que no quería armar a Pakistán en contra de la India.
Reconoció que habían avanzado en Swat pero que el cese al fuego
había provocado que los extremistas subvirtieran la legitimidad del
gobierno pakistaní, y que el gobierno estuviera dando la impresión
de que nadie estaba a cargo. Obama reconoció que Pakistán actuaba
ahora con más decisión, lo cual se había hecho evidente por su
actuación en Swat y por haber permitido que la CIA lanzara como
promedio un ataque con aviones no tripulados cada tres días en el
curso del mes anterior. Los pakistaníes habían lanzado una operación
con 15 000 efectivos, una de las mayores hasta el momento, contra
los talibanes.
"El jefe del Estado Mayor Conjunto se daba cuenta de que la
solución del problema afgano estaba justo a la vista, merodeando por
los pasillos del Pentágono. McChrystal ya era una leyenda. Había
trabajado más que nadie, solucionando problemas y sin protestar.
Cumplía a cabalidad todas las órdenes. Gates finalmente anunció que
McChrystal sería el nuevo comandante de las tropas en Afganistán.
‘Nuestra misión allí’, dijo, ‘requiere nuevas ideas y nuevos
enfoques por parte de nuestros jefes militares’. Posteriormente
Obama expresó que él había estado de acuerdo con esta decisión
porque confiaba en las opiniones de Gates y Mullen, pero que no
había tenido la oportunidad de conversar personalmente con él.
"El 26 de mayo de 2009 apareció en el informe al Presidente uno
de los más sensibles reportes de inteligencia profunda. Su título
era: Los reclutas de Al Qaeda en América del Norte pudieran hacer
cambiar los objetivos y las tácticas en los Estados Unidos y en
Canadá. Según el informe, alrededor de 20 partidarios de Al Qaeda
con pasaportes estadounidenses, canadienses o europeos se estaban
entrenando en los santuarios de Pakistán para regresar a sus países
de origen y perpetrar actos terroristas de alto perfil. Entre ellos
se incluían media docena del Reino Unido, varios canadienses,
algunos alemanes y tres estadounidenses. No se conocían sus nombres.
Dennis Blair pensaba que los informes eran lo suficientemente
alarmantes y creíbles como para que el Presidente fuese informado.
Pero Rahm Emmanuel no estaba de acuerdo. Blair respondió, como
asesor de inteligencia del Presidente, que se sentía realmente
preocupado y Emmanuel lo acusó de estar tratando de
responsabilizarlo a él y al Presidente.
"Al salir de la Casa Blanca Blair estaba convencido de que ambos
vivían en planetas diferentes con respecto a este tema. Cada vez más
veía una falla en el gobierno.
"CAPÍTULO 12
"El General Jones acostumbraba a viajar él mismo a Afganistán
para hacer sus propias valoraciones. Él era de la opinión de que los
Estados Unidos no podían perder esa guerra, porque la gente iba a
decir que los terroristas habían ganado y este tipo de acciones se
iban a ver en África, América del Sur y otros lugares. Las
organizaciones como la OTAN, la Unión Europea y las Naciones Unidas
podrían quedar relegadas al basurero de la historia.
"Jones visita a los soldados heridos, se reúne con los coroneles
y se entrevista con McChrystal. McChrystal le confiesa que
Afganistán estaba mucho peor que lo que él esperaba. Advirtió que
había sobradas razones para preocuparse y que si la situación no se
revertía pronto se haría irreversible. Jones pidió que le enumerara
los problemas y McChrystal comenzó a citar toda una letanía de
ellos: el número de talibanes en el país era muy superior a lo que
se pensaba (25 000). Jones comentó que eso era el resultado del
tratado firmado entre Pakistán y sus tribus, pues allí los nuevos
talibanes podían ser entrenados sin interferencias. El número de
ataques talibanes se acercaba a los 550 semanales y en los últimos
meses se había casi duplicado. Las bombas a los bordes de la
carretera estaban matando a aproximadamente 50 efectivos de las
tropas de la coalición cada mes, a diferencia de la cifra de ocho
registrada el año anterior.
"Jones insistía en que la nueva estrategia tenía tres etapas:
"1.- La seguridad.
"2.- El desarrollo económico y la reconstrucción.
"3.- La gobernabilidad por parte de los afganos bajo el imperio
de la ley.
"Jones insistía en que la guerra no la iba a ganar sólo el
ejército, que durante el próximo año la parte de la estrategia que
debía comenzar a funcionar era el de-sarrollo económico, y que si
eso no se hacía bien no iban a haber suficientes tropas en el mundo
para lograr la victoria. Jones aclaró que ésta era una nueva época y
que Obama no le iba a dar a los comandantes del ejército todas las
fuerzas que ellos pedían, como acostumbraba a hacer Bush durante la
guerra en Irak. Jones añadió que el Presidente sabía que estaba
caminando por el filo de una navaja, lo cual quería decir que no
sólo eran tiempos difíciles y peligrosos, sino que la situación
podía avanzar en una u otra dirección.
"En la provincia de Helmand, Jones aclaró que la estrategia de
Obama estaba destinada a reducir la participación y el compromiso de
los Estados Unidos, que él no pensaba que Afganistán debía ser la
guerra sólo de los Estados Unidos, pero que había habido una
tendencia a americanizarla.
"A su regreso Jones le informa a Obama que la situación era
desconcertante; que no había relación alguna entre lo que le habían
estado diciendo durante los últimos meses y lo que el General
McChrystal estaba enfrentando. Obama le pregunta al fin cuántas
tropas se necesitaban y Jones le informa que aún no había un número
definido. Él pensaba que era necesario completar las dos primeras
etapas de la estrategia —de-sarrollo económico y gobernabilidad—, o
de lo contrario Afganistán simplemente se iba a tragar cualquier
cifra adicional de tropas.
"En el Pentágono la reacción era muy diferente. Jones fue acusado
de querer poner límites a la cifra de tropas. Éste alegaba que no
era justo que el presidente tomara la decisión que había tenido que
tomar en marzo, y antes de completar los 21 000 efectivos allí,
decidir que como la situación era tan mala se necesitaban de 40 000
a 80 000 efectivos adicionales.
"Entre la Casa Blanca y el Pentágono existía un abismo cada vez
mayor, y esto ocurría sólo cuatro meses después de que el Presidente
diera a conocer su nueva estrategia.
"CAPÍTULO 13
"Algunos funcionarios del gobierno estadounidense describían el
gobierno de Obama utilizando la terminología afgana, y decían que la
presidencia estaba poblada por ‘tribus’, lo cual reflejaba sus
divisiones. La tribu de Hillary vivía en el Departamento de Estado;
la tribu de Chicago ocupaba las oficinas de Axelrod y Emmanuel; la
tribu de la campaña presidencial ocupaba el Consejo de Seguridad
Nacional, que estaba dirigido por el jefe de gabinete Mark Lippert y
el director de comunicaciones estratégicas Denis McDonough. A este
grupo le llamaban la ‘insurgencia’.
"La derrota del Talibán requería más tropas, dinero y tiempo que
su desmantelamiento. La derrota significaba una rendición
incondicional, una capitulación total; la victoria, ganar en el más
amplio sentido de la palabra, destruir completamente al Talibán.
"Richard Holbrooke se mostraba pesimista cerca de las elecciones
del 20 de agosto en Afganistán y expresó: ‘Si hubiese 10 resultados
posibles en Afganistán, 9 de ellos son malos. Todos ellos fluctúan
entre la guerra civil y las irregularidades’.
"Tan pronto cerraron los colegios de votación el 20 de agosto
hubo reportes de fraude en las urnas. Muchos funcionarios de
Naciones Unidas y del Departamento de Estado no abandonaron sus
residencias para visitar los centros de votación por razones de
seguridad.
"El día posterior a las elecciones Holbrooke y el embajador
estadounidense se reunieron con Karzai, al cual le preguntaron qué
haría si había una segunda vuelta. Karzai dijo que él había sido
reelecto y que no habría una segunda vuelta.
"Después de la reunión Karzai llamó al centro de operaciones del
Departamento de Estado y pidió hablar con Obama o con Hillary. El
embajador estadounidense le recomendó al presidente que no aceptara
la llamada, pues Karzai se había colocado a la defensiva diciendo
que una segunda vuelta era imposible. Obama estuvo de acuerdo en no
hablar con él.
"Los informes de inteligencia describían a Karzai como una
persona cada vez más delirante y paranoico. Karzai les dijo:
‘Ustedes están en contra mía. Es un complot entre los
estadounidenses y los británicos’.
"En el mes de agosto se creó un grupo a fin de que entrevistara a
los miembros del grupo estratégico del General McChrystal que recién
acababan de regresar de Afganistán, con el objetivo de saber qué era
lo que estaba ocurriendo en el terreno, cómo iba la guerra, qué
estaba funcionando y qué no. McChrystal le dio al grupo tres
preguntas a modo de guía para su estudio: ¿es posible cumplir la
misión?; y de ser así, ¿qué es necesario cambiar para que la misión
se cumpla?; ¿se requieren más recursos para cumplir la misión?
"McChrystal le pidió al grupo que fuese pragmático y se
concentrara en las cosas que realmente funcionaban.
"El grupo llegó a la conclusión de que el ejército entendía
relativamente poco a la población afgana. No alcanzaba a comprender
cómo las campañas de intimidación lanzadas por los talibanes
afectaban a la población. El acopio de información de inteligencia
era un desastre. El grupo descubrió que el 70 por ciento de los
requisitos de inteligencia se centraban en el enemigo. Algunos
miembros del grupo pensaban que dentro de uno o dos años la guerra
estaría totalmente americanizada. Los estadounidenses preferían que
los aliados de la OTAN aportaran dinero y asesores para las fuerzas
de seguridad afganas, en vez de que estuviesen merodeando por todo
el país pidiendo apoyo aéreo para atacar a los afganos de apariencia
sospechosa.
"El grupo sólo tenía malas noticias para McChrystal. Se podía
llevar a cabo la mejor campaña de contrainsurgencia en la historia
del mundo, y aún así ésta fracasaría por la debilidad y la
corrupción que existían en el gobierno afgano. McChrystal quedó como
si hubiese sido atropellado por un tren. De todos modos, le dio las
gracias al grupo.
"McChrystal le hizo saber a Gates que necesitaría 40 000
efectivos más. Tras largas discusiones, Gates le prometió que le
daría tantos efectivos como pudiera mientras pudiera. ‘Usted tiene
un campo de batalla allá y yo tengo un campo de batalla aquí’, le
dijo.
"CAPÍTULO 14
"Biden se había pasado cinco horas tratando de diseñar una
alternativa para McChrystal, la cual llamó ‘antiterrorismo plus’. En
vez de una cantidad intensiva de efectivos, el plan se concentraba
en lo que él creía era la amenaza real: Al Qaeda. Esta estrategia
ponía énfasis en la destrucción de los grupos terroristas mediante
el asesinato o la captura de sus líderes. Biden pensaba que era
posible disuadir a Al Qaeda de regresar a Afganistán, y así evitar
enfrascarse en la costosa misión de proteger al pueblo afgano.
"Biden pensaba que Al Qaeda tomaría por el camino donde
encontrarían menor resistencia y que no regresarían a sus antiguos
lugares de origen si:
"1. Los Estados Unidos mantenían al menos dos bases (Baram y
Khandahar) para que las Fuerzas Especiales pudieran operar en
cualquier lugar del país.
"2. Los Estados Unidos contaran con fuerzas suficientes para
controlar el espacio aéreo afgano.
"3. Las redes de inteligencia humana dentro de Afganistán le
proporcionaban información acerca de los objetivos que serían
atacados a las Fuerzas Especiales.
"4. La élite de la CIA, una fuerza compuesta por 3 000 afganos
para operaciones anti-terroristas podían moverse libremente.
"Afganistán debía convertirse en un ambiente ligeramente más
hostil para Al Qaeda que Pakistán para que ellos decidieran no
regresar.
"Obama necesitaba a alguien que lo guiara. Había estado en el
Senado sólo cuatro años, y Biden 35. El presidente pensaba que los
militares no podían presionarlo, pero ellos podían aplastar a un
presidente inexperto. Biden acudió a Obama, y éste le dijo: ‘Tú eres
quien conoces a esa gente. Adelante. Presiona’.
"Obama confesó después que el quería que su vicepresidente fuese
un detractor agresivo, y que dijera exactamente lo que pensaba, que
hiciera las preguntas más difíciles, porque estaba convencido de que
ésa era la mejor manera de servir al pueblo y a las tropas,
estableciendo un fuerte debate sobre estas cuestiones de vida o
muerte.
"Obama convocó a un pequeño grupo de los más experimentados
miembros de su equipo de seguridad nacional para analizar el informe
clasificado de 66 páginas elaborado por McChrystal, que en resumen
decía que si no se enviaban más efectivos era probable que la guerra
terminara en un fracaso en los próximos 12 meses. El presidente
agregó que las opciones en este caso no eran buenas y aclaró que no
aceptaría automáticamente la solución propuesta por el General ni
por nadie. ‘Tenemos que abordar esto con el espíritu de desafiar
nuestras propias presunciones’.
"Peter Lavoy, vicejefe de análisis de la oficina del director de
la DIN, consideraba que tras los ataques con aviones no tripulados,
Bin Laden y su organización habían sido golpeados, asediados, pero
no acabados, que Al Qaeda se había convertido en la sanguijuela del
Talibán.
"Obama quería saber si era posible o no derrotar a Al Qaeda y
cómo; si era necesario destruir al Talibán para destruir a Al Qaeda;
qué se podía lograr en los próximos años; qué tipo de presencia era
necesario tener en Afganistán para poder contar con una plataforma
antiterrorista eficaz.
"Lo que no se dijo y todos sabían era que un presidente no podía
perder una guerra ni hacer ver que la estaba perdiendo. Obama dijo
que iba a ser necesario trabajar durante cinco años y proponía
considerar otras prioridades nacionales."