Mañana es el Día Internacional de los Trabajadores.
Carlos Marx convocó a la unión: "Proletarios de
todos los países, uníos", aunque muchos pobres no eran proletarios.
Lenin, más amplio todavía, llamó también a los campesinos y a los
pueblos colonizados a luchar unidos bajo la dirección del
proletariado.
La fecha de la celebración se escogió como homenaje
a los mártires de Chicago cuando el 1ro. de Mayo de 1886 iniciaron
una huelga, en un país capitalista cuya masa trabajadora sufría el
desempleo y otras calamidades asociadas a las crisis económicas,
inseparables del sistema. Sus derechos no se reconocían y los
sindicatos eran vistos por la burguesía cual si fuesen
organizaciones terroristas enemigas del pueblo de Estados Unidos.
Los capitalistas acudieron posteriormente a sus
mejores armas: la división y el economicismo para desmontar la lucha
revolucionaria. El movimiento obrero se dividió y las demandas
sindicales, para muchos en medio de la pobreza reinante, eran el
objetivo principal, más que el cambio de la sociedad.
Estados Unidos se convirtió en el país capitalista
con mayores diferencias entre los ingresos de los ricos y los
pobres. A la sombra de su hegemonía, América Latina se convirtió, a
su vez, en el área del Tercer Mundo donde las desigualdades entre
ricos y pobres eran más profundas. Los ricos disfrutaban de niveles
de vida, comparables con los de las burguesías de los países
desarrollados de Europa. La noción de Patria había desaparecido en
las capas más ricas de la población.
Era inevitable el choque de la gran potencia del
Norte y la Revolución Cubana. La heroica resistencia del pueblo de
nuestro pequeño país fue subestimada.
Hoy están dispuestos a perdonarnos si nos
resignáramos a volver al redil cual esclavos que, después de conocer
la libertad, aceptaran de nuevo el látigo y el yugo.
Hoy el planeta se debate entre crisis económicas,
pandemias, cambios climáticos, peligros de guerras y otros problemas
concurrentes. La tarea política se vuelve más compleja, y existen
todavía los que se hacen ilusiones de que los pueblos pueden ser
manejados como títeres.
No puede decirse todavía la última palabra sobre la
evolución futura de la actual administración norteamericana. Hay
elementos nuevos, tanto de carácter objetivo como subjetivo.
Estudiamos y observamos cuidadosamente cada uno de sus pasos. No
somos incendiarios como algunos imaginan, pero tampoco tontos que se
dejan engañar fácilmente por los que creen que lo único importante
en el mundo son las leyes del mercado y el sistema capitalista de
producción. Estamos todos en el deber de luchar por la paz; no
existe otra alternativa. Jamás, sin embargo, el adversario debe
hacerse la ilusión de que Cuba se rinda.
Esperamos que cada Primero de Mayo miles de hombres
y mujeres de todos los rincones del planeta compartan con nosotros
el Día Internacional de los Trabajadores, que durante 50 años hemos
venido celebrando. No en vano, mucho antes del Primero de Enero de
1959 habíamos proclamado que nuestra Revolución sería la Revolución
de los humildes, por los humildes y para los humildes. Los éxitos de
nuestra Patria en las esferas de la educación, la salud, la ciencia,
la cultura y otras ramas, y en especial la fuerza y la unidad del
pueblo, lo están demostrando, a pesar del bloqueo despiadado.
