Algunas
de las cosas que me dijo Daniel serían difíciles de creer si no
fuera él quien las cuenta y no fuera una Cumbre de las Américas
donde ocurrieron.
Lo insólito es que no hubo tal consenso sobre el
documento final. El grupo del ALBA no lo suscribió; así lo hizo
constar en el último intercambio con Obama en presencia de Manning y
los demás líderes en la mañana del 19 de abril.
En esa reunión hablaron Chávez, Evo y Daniel sobre
el tema con absoluta claridad.
Me había parecido que Daniel expresó una queja
amarga cuando, el día de la inauguración de la Cumbre, dijo en su
discurso: "... Pienso que el tiempo que me estoy tomando es mucho
menor que el que me tuve que tomar, tres horas, esperando en el
aeropuerto dentro del avión."
Se lo pregunté y me contó que seis dirigentes de
alto nivel tuvieron que esperar en la pista: Lula, de Brasil;
Harper, de Canadá; Bachelet, de Chile; Evo, de Bolivia; Calderón, de
México y él, que era el sexto. ¿Motivo? Los organizadores, en un
acto de adulonería, lo decidieron así para recibir al Presidente de
Estados Unidos. Daniel permaneció las 3 horas dentro del caluroso
avión de LACSA, al ser retenido en el aeropuerto bajo sol radiante
del Trópico.
Me explicó el comportamiento de los principales
líderes presentes en la Cumbre, los problemas fundamentales y
específicos de cada uno de los países de América Latina y el Caribe.
No se le vio rencoroso. Estaba seguro, tranquilo y comprensivo.
Recordé los tiempos de la guerra sucia de Reagan, las miles de armas
lanzadas por este contra Nicaragua, las decenas de miles de muertos,
el minado de los puertos, la utilización de las drogas por parte del
gobierno de Estados Unidos para burlar las disposiciones del
Congreso, prohibiendo fondos para financiar aquella cínica guerra.
No pasamos por alto la criminal invasión a Panamá
ordenada por Bush padre, la horrible matanza de El Chorrillo, los
miles de panameños muertos, la invasión de la pequeña Granada con la
complicidad de otros gobiernos de la región, hechos bastante
recientes en la trágica historia en nuestro hemisferio.
En cada uno de los crímenes estaba la mano peluda de
la OEA, principal cómplice de las brutales acciones de la gran
potencia militar y económica contra nuestros empobrecidos pueblos.
Me narró el daño que el narcotráfico y el crimen
organizado ocasionan a los países de Centroamérica, el tráfico de
armas norteamericanas, el inmenso mercado que impulsa esa actividad
tan nociva para las naciones de América Latina y el Caribe.
Me contó las posibilidades geotérmicas de
Centroamérica como un recurso natural de gran valor. Considera que
Nicaragua, por esa vía, podría alcanzar una capacidad de generación
equivalente a dos millones de kilowatt/hora. Hoy su capacidad total
de generación eléctrica, incluidas las diversas fuentes de energía,
apenas alcanza 700 mil kilowatt/hora y son frecuentes los apagones.
Habló de la capacidad de Nicaragua para producir
alimentos, del precio de la leche que se distribuye a un tercio de
lo que cobran en Estados Unidos, aunque los salarios en este país
son decenas de veces más altos.
En torno a esto y a otros temas prácticos giró
nuestra conversación. En ningún instante lo vi rencoroso y menos aún
sugerir medidas extremistas en el tema económico. Está bien
informado y analiza con gran realismo lo que puede y debe hacerse.
Le expliqué que muchas personas en nuestro país no
habían podido escuchar su discurso por cuestiones de horario y la
falta de información oportuna en torno a la Cumbre, que por ello le
pedía que aceptara explicar, en un programa televisivo, los temas de
más interés relacionados con la Cumbre de las Américas, a un panel
integrado por tres jóvenes periodistas, los que con seguridad
interesarán a muchos latinoamericanos, caribeños, norteamericanos y
canadienses.
Daniel conoce muchas posibilidades concretas de
mejorar las condiciones de vida del pueblo de Nicaragua, uno de los
cinco países más pobres del hemisferio, como consecuencia de las
intervenciones y el saqueo de Estados Unidos. Le agradó la victoria
de Obama y lo observó bien en la Cumbre. No le gustó su
comportamiento en la reunión. "Se movía por todas partes —me dijo—
buscando a las personas para influir sobre ellas, sugestionándolas
con su poder y sus halagos."
Desde luego que para un observador a distancia, como
era mi caso, se percibía una estrategia concertada para exaltar las
posiciones más afines a los intereses de Estados Unidos y más
opuestas a las políticas partidarias de los cambios sociales, la
unidad y la soberanía de nuestros pueblos. Lo peor, a mi juicio, fue
la maniobra de presentar una declaración supuestamente apoyada por
todos.
El bloqueo a Cuba ni siquiera se mencionó en la
Declaración Final, y el Presidente de Estados Unidos la utilizó para
justificar sus acciones y encubrir supuestas concesiones de su
Administración a Cuba. Nosotros comprenderíamos mejor las
limitaciones reales que el nuevo Presidente de Estados Unidos tiene
para introducir cambios en la política de su país hacia nuestra
patria, que el uso de la mentira para justificar sus acciones.
¿Debemos aplaudir, acaso, la agresión de nuestro
espacio televisivo y radial, el uso de tecnologías sofisticadas para
invadir ese espacio desde grandes alturas y aplicar la misma
política de Bush contra Cuba? ¿Debemos aceptar el derecho de Estados
Unidos para mantener el bloqueo durante un periodo geológico hasta
traer la democracia capitalista a Cuba?
Obama confiesa que los líderes de los países
latinoamericanos y caribeños le hablan en todas partes de los
servicios de los médicos cubanos, y expresa sin embargo que: "... Esto
es un recordatorio para nosotros en los Estados Unidos de que si
nuestra única interacción con muchos países es la lucha contra la
droga, si nuestra única interacción es militar, entonces es posible
que no estemos desarrollando conexiones que con el tiempo puedan
aumentar nuestra influencia y tener un efecto beneficioso cuando
tengamos necesidad de hacer avanzar políticas de nuestro interés en
la región."
En el subconsciente, Obama comprende que Cuba goza
de prestigio por los servicios de sus médicos en la región y hasta
le da más importancia que nosotros mismos. Tal vez ni siquiera le
han informado que Cuba envió sus médicos no solo a la América Latina
y el Caribe, sino también a numerosos países de África, a países
asiáticos, en situación de catástrofes, a pequeñas islitas de
Oceanía como Timor Leste y Kiribati, amenazadas de quedar bajo las
aguas si el clima cambia, e incluso ofreció enviar, en cuestión de
horas, una brigada médica completa para socorrer a las víctimas de
Katrina cuando gran parte de Nueva Orleáns quedó desamparada bajo
las aguas y habrían podido salvar muchas vidas. Miles de jóvenes
seleccionados de otros países han sido formados como médicos en
Cuba, decenas de miles más se están preparando.
Pero no solo en el campo de la salud hemos
cooperado, también en el de la educación, el deporte, la ciencia, la
cultura, el ahorro de energía, la repoblación forestal, la
protección del medio ambiente y otros campos. Los órganos de
Naciones Unidas podrían dar testimonio de esto.
Algo más: sangre de patriotas cubanos se derramó en
la lucha contra los últimos baluartes del colonialismo en África y
la derrota del Apartheid, aliado de Estados Unidos.
Lo más importante de todo, ya lo dijo Daniel en la
Cumbre, es la ausencia total de condicionalidad en el aporte de
Cuba, la pequeña Isla que Estados Unidos bloquea.
No lo hicimos buscando influencias y apoyo. Fueron
los principios que sustentan nuestra lucha y nuestra resistencia. El
índice de mortalidad infantil en Cuba es menor que el de Estados
Unidos; hace mucho rato no hay analfabetos; los niños blancos,
negros o mestizos asisten todos los días a la escuela, disponen de
iguales posibilidades de estudio, incluidos los que requieren
educación especial. Hemos alcanzado no toda la justicia, pero sí el
máximo de justicia posible. Todos los miembros de la Asamblea
Nacional son postulados y elegidos por el pueblo, vota más del 90%
de la población con derecho a votar.
No hemos solicitado la democracia capitalista en la
que usted se formó y en la cual sinceramente y con todo derecho
cree.
No pretendemos exportar nuestro sistema político a
Estados Unidos.
