Evo entraba hoy en su cuarto día de rigurosa huelga de hambre. Habló
ayer por la noche y habló hoy por el mediodía. Sus palabras fueron
serenas, persuasivas y contundentes. Ofreció "un padrón electoral
biométrico", mejor todavía que el que ha regido los procesos
electorales de su país, calificado por las instituciones
internacionales como confiable y de calidad.
Juega ajedrez en sus ratos libres.
Entrevistado por televisión, al preguntarle un
periodista cómo garantizaría que el padrón estuviera listo para las
elecciones de diciembre frente a los ardides de la oligarquía,
respondió: "Confío en el pueblo".
Nadie discute ya que está ganando la batalla sin uso
de la fuerza ni abuso del poder.
El adversario no puede resistir su andanada. Es
posible que en la madrugada del lunes se anuncie el acuerdo sin
hacer uso del Decreto Presidencial, en virtud de una Ley del
Congreso como deseaba Evo. Cada hora que pasa sin ese acuerdo
multiplicaría la fuerza y el apoyo nacional e internacional al
Presidente indígena de Bolivia.
Parlamentarios opositores ya regresaron y se está
negociando. Es una buena noticia.
