El cambio climático está causando ya considerable
daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las
consecuencias.
Los centros de investigaciones más avanzados
aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe
irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de la NASA,
asegura que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón
es todavía tolerable; hoy sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y se
incrementa a ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los
niveles de hace 600 mil años. Las últimas dos décadas han sido, cada
una de ellas, las más calurosas desde que se tienen noticias del
registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los
últimos 150 años.
El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos
kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de
América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el
volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que resta del
Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la enorme masa
helada de Siberia se están derritiendo visiblemente. Científicos
notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales que
originan el cambio.
La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de
Copenhague, después del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, que
entró en vigor el año 2005. El estruendoso fracaso de la Cumbre dio
lugar a bochornosos episodios que requieren el debido
esclarecimiento.
Estados Unidos, con menos del 5% de la población
mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de
Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo
internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto
como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a la Cumbre,
se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los
países más ricos maniobraban para hacer caer el peso de los
sacrificios sobre los países emergentes y pobres.
Gran número de líderes y miles de representantes de
los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a
luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia,
acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de la Cumbre.
Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la fuerza pública
danesa, que arremetió contra miles de manifestantes e invitados de
los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de
Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre.
En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron
cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones
científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de
Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones
sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos
se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno
danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados.
Barack Obama, que llegó el último día de la Cumbre
para permanecer allí solo 12 horas, se reunió con dos grupos de
invitados escogidos "a dedo" por él y sus colaboradores. Junto a uno
de ellos se reunió en la sala del plenario con el resto de las más
altas delegaciones. Hizo uso de la palabra y se marchó de inmediato
por la puerta trasera. En ese plenario, excepto el pequeño grupo
seleccionado por él, se les prohibió a los demás representantes de
los estados hacer uso de la palabra. En esa reunión, a los
Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se
les permitió hablar, porque al Presidente de la Cumbre no le quedó
otra alternativa que concederles el uso de la palabra, ante el
reclamo enérgico de los presentes.
En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de
los países más ricos, varios de los Estados emergentes más
importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos
o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General
de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como
Julio César en una de sus campañas victoriosas en Asia Menor, que lo
llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí.
El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino
Unido, había afirmado el 19 de octubre: "Si no llegamos a un acuerdo
en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de
que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya
provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún
momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces
será irremisiblemente demasiado tarde."
Brown concluyó su discurso con dramáticas palabras:
"No podemos darnos el lujo de fracasar. Si fracasamos ahora,
pagaremos un precio muy alto. Si actuamos ahora, si actuamos de
conjunto, si actuamos con visión y determinación, el éxito en
Copenhague estará todavía a nuestro alcance. Pero si fracasamos, el
planeta Tierra estará en peligro, y para el planeta no existe un
Plan B."
Ahora declaró con arrogancia que la Organización de
Naciones Unidas no debe ser tomada como rehén por un pequeño grupo
de países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Tuvalu, a la
vez que acusa a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros Estados
emergentes de ceder a las seducciones de Estados Unidos para
suscribir un documento que lanza al cesto de basura el Protocolo de
Kyoto y no contiene compromiso vinculante alguno por parte de
Estados Unidos y sus aliados ricos.
Me veo obligado a recordar que la Organización de
Naciones Unidas nació hace apenas seis décadas, después de la última
Guerra Mundial. Los países independientes no rebasaban entonces la
cifra de 50. Hoy la integran más de 190 Estados independientes,
luego que el odioso sistema colonial dejó de existir por la lucha
decidida de los pueblos. A la propia República Popular China durante
muchos años se le negó su pertenencia a la ONU, y un gobierno títere
ostentaba su representación en esa institución y en su privilegiado
Consejo de Seguridad.
El apoyo tenaz del creciente número de países del
Tercer Mundo fue indispensable en el reconocimiento internacional de
China, y un factor de suma importancia para que Estados Unidos y sus
aliados de la OTAN le reconocieran sus derechos en la Organización
de Naciones Unidas.
En la heroica lucha contra el fascismo, la Unión
Soviética había realizado el mayor aporte. Más de 25 millones de sus
hijos murieron, y una enorme destrucción asoló el país. De esa lucha
emergió como superpotencia capaz de contrapesar en parte el dominio
absoluto del sistema imperial de Estados Unidos y las antiguas
potencias coloniales para el saqueo ilimitado de los pueblos del
Tercer Mundo. Cuando la URSS se desintegró, Estados Unidos extendió
su poder político y militar hacia el Este, hasta el corazón de
Rusia, y su influencia sobre el resto de Europa se incrementó. Nada
de extraño tiene lo ocurrido en Copenhague.
Deseo subrayar lo injusto y ultrajante de las
declaraciones del Primer Ministro del Reino Unido y el intento yanki
de imponer, como Acuerdo de la Cumbre, un documento que en ningún
momento fue discutido con los países participantes.
El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la
conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad
que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales:
"Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la
Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación
a compromisos vinculantes o no vinculantes, o de naturaleza de
Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no
hubo acuerdo"
"La Cumbre fue un fracaso y un engaño a la opinión
pública mundial. […] quedó al desnudo la falta de voluntad
política…"
"…fue un paso atrás en la acción de la comunidad
internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio
climático…"
"…el promedio de la temperatura mundial podría
aumentar en 5 grados…"
De inmediato nuestro Canciller añade otros datos de
interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas
investigaciones de la ciencia.
"…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las
emisiones de los países desarrollados se elevaron 12,8%… y de ese
volumen el 55% corresponde a Estados Unidos."
"Un estadounidense consume, como promedio, 25
barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino
menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno."
"Treinta países, incluidos los de la Unión Europea,
consumen el 80% del combustible que se produce."
El hecho muy real es que los países desarrollados
que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus
emisiones. Quieren sustituir ahora la base adoptada de las emisiones
a partir de 1990 con la del 2005, con lo cual Estados Unidos, el
máximo emisor, reduciría a solo 3% sus emisiones de 25 años antes.
Es una desvergonzada burla a la opinión mundial.
El Canciller cubano, hablando en nombre de un grupo
de países del ALBA, defendió a China, India, Brasil, Sudáfrica y
otros importantes Estados de economía emergente, afirmando el
concepto alcanzado en Kyoto de "‘responsabilidades comunes, pero
diferenciadas, quiere decir que los acumuladores históricos y los
países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe,
tienen responsabilidades distintas a las de los pequeños Estados
insulares o a las de los países del Sur, sobre todo los países menos
desarrollados…"
"Responsabilidades quiere decir financiamiento;
responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en
condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras,
y en vez de hablar de responsabilidades comunes pero diferenciadas,
habla de ‘respuestas comunes, pero diferenciadas’."
"…abandona el plenario sin dignarse a escuchar a
nadie, ni había escuchado a nadie antes de su intervención."
En una conferencia de prensa posterior, antes de
abandonar la capital danesa, Obama afirma: "Hemos producido un
sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera
vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a
aceptar responsabilidades."
En su clara e irrebatible exposición, nuestro
Canciller afirma: "¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores
economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’?
Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga
que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación
de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China,
Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se
produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica
y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo."
Estas fueron las palabras contundentes e
irrebatibles con las que nuestro Canciller relata lo sucedido en
Copenhague.
Debo añadir que, cuando a las 10 de la mañana del
día 19 de diciembre nuestro vicepresidente Esteban Lazo y el
Canciller cubano se habían marchado, se produce el intento tardío de
resucitar al muerto de Copenhague como un acuerdo de la Cumbre. En
ese momento no quedaba prácticamente ningún Jefe de Estado ni apenas
Ministros. De nuevo la denuncia de los restantes miembros de las
delegaciones de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros países
derrotaron la maniobra. Así finalizó la ingloriosa Cumbre.
Otro hecho que no puede olvidarse fue que en los
momentos más críticos de ese día, en horas de la madrugada, el
Canciller de Cuba, en unión de las delegaciones que libraban su
digna batalla, le ofrecieron al Secretario General de Naciones
Unidas, Ban Ki-moon, su cooperación en la lucha cada vez más dura
que se estaba librando, y en los esfuerzos que deben llevarse a cabo
en el futuro para preservar la vida de nuestra especie.
El grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) advirtió que el cambio climático quedaría fuera de control en
los próximos 5 a 10 años, si no se recortan drásticamente las
emisiones.
Pero no hace falta demostrar lo esencial de lo que
aquí se afirma sobre lo que hizo Obama.
El Presidente de Estados Unidos declaró el miércoles
23 de diciembre que las personas tienen razón en estar decepcionadas
por el resultado de la Cumbre sobre el Cambio Climático. En
entrevista por la cadena de televisión CBS, el mandatario indicó que
"‘en vez de ver un total colapso, sin que hubiese hecho nada, lo que
hubiera sido un gigante retroceso, al menos pudimos mantenernos más
o menos donde estábamos’…"
Obama ―afirma el despacho noticioso― es el más
criticado por aquellos países que, de forma casi unánime, sienten
que el resultado de la Cumbre fue desastroso.
La ONU ahora está en un aprieto. Pedirles a otros
países que se adhieran al arrogante y antidemocrático acuerdo sería
humillante para muchos Estados.
Continuar la batalla y exigir en todas las
reuniones, particularmente las de Bonn y de México, el derecho de la
humanidad a existir, con la moral y la fuerza que nos otorga la
verdad, es a nuestro juicio el único camino.

Fidel Castro Ruz
Diciembre 26 de 2009
8 y 15 p.m.