A los jóvenes interesa más que a nadie el futuro.
Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que
viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá.
No se trata de frases dramáticas. Hay que acostumbrarse a los
hechos reales. Lo último que pueden perder los seres humanos es la
esperanza. Con la verdad en la mano, hombres y mujeres de todas las
edades, especialmente los jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar
batalla, ofreciendo al mundo una gran lección.
Lo principal ahora es que se conozca lo más posible en Cuba y en
el mundo lo ocurrido en Copenhague. La verdad posee una fuerza que
supera la inteligencia mediatizada y muchas veces desinformada de
quienes tienen en sus manos los destinos del mundo.
Si en la capital danesa se logró algo importante, fue que a
través de los medios masivos la opinión mundial pudo observar el
caos político creado y el trato humillante a Jefes de Estado y
Gobierno, Ministros y miles de representantes de movimientos
sociales e instituciones, quienes llenos de ilusiones y esperanzas
viajaron a la sede de la Cumbre en Copenhague. La brutal represión
contra manifestantes pacíficos por parte de la fuerza pública,
recordaba la conducta de las tropas de asalto de los nazis que
ocuparon la vecina Dinamarca en abril de 1940. Lo que nadie podía
imaginar es que, el 18 de diciembre del 2009, último día de la
Cumbre, esta sería suspendida por el gobierno danés ―aliado de la
OTAN y asociado a la carnicería de Afganistán― para entregar la sala
principal de la Conferencia al Presidente Obama, donde él y un grupo
selecto de invitados, 16 en total, tendrían el derecho exclusivo de
hablar. Obama pronunció un discurso engañoso y demagógico, lleno de
ambigüedades, que no implicaba compromiso vinculante alguno e
ignoraba el Convenio Marco de Kyoto. Se marchó de la sala poco
después de escuchar a algunos oradores más. Entre los invitados a
usar de la palabra estaban los países más industrializados, varios
de las economías emergentes y algunos de los más pobres del planeta.
Los líderes y representantes de más de 170, solo tenían derecho a
escuchar.
Al finalizar el discurso de los 16 escogidos, Evo Morales, con
toda la autoridad de su origen indio aymara, recién electo por el
65% de los votos y el apoyo de las dos terceras partes de la Cámara
y el Senado de Bolivia, solicitó la palabra. Al Presidente
dinamarqués no le quedó otra alternativa que cedérsela ante la
demanda de las demás delegaciones. Cuando Evo concluyó sus sabias
y profundas frases, el danés tuvo que cederle la palabra a Hugo
Chávez. Ambos pronunciamientos pasarán a la historia como ejemplos
de discursos breves y oportunos. Cumplida cabalmente la tarea, los
dos partieron hacia sus respectivos países. Pero cuando Obama hizo
mutis por el foro, no había cumplido todavía su tarea en el país
sede de la Cumbre.
Desde la noche del 17 y la madrugada del 18, el Primer Ministro
de Dinamarca y altos representantes de Estados Unidos se reunían con
el Presidente de la Comisión Europea y los líderes de 27 países para
proponerles en nombre de Obama, un proyecto de acuerdo, en cuya
elaboración no participaría ninguno de los restantes líderes del
resto del mundo. Era una iniciativa antidemocrática y virtualmente
clandestina, que ignoraba a miles de representantes de los
movimientos sociales, instituciones científicas, religiosas y demás
invitados a la Cumbre.
Durante toda la noche del 18 hasta las tres de la madrugada del
19, cuando ya muchos Jefes de Estado se habían marchado, los
representantes de los países estuvieron esperando el reinicio de las
sesiones y la clausura del evento. Todo el día 18, Obama sostuvo
reuniones y conferencias de prensa. Lo mismo hicieron los líderes de
Europa. Después se marcharon.
Ocurrió entonces algo insólito: a las tres de la madrugada del
19, el Primer Ministro de Dinamarca convocó una reunión para la
clausura de la Cumbre. Quedaban representando a sus países
ministros, funcionarios, embajadores y personal técnico.
Fue sin embargo asombrosa la batalla que libraron esa madrugada
un grupo de representantes de países del Tercer Mundo, que
impugnaban el intento de Obama y los más ricos del planeta de
presentar como acuerdo por consenso de la Cumbre el documento
impuesto por Estados Unidos.
La representante de Venezuela, Claudia Salerno, con energía
impresionante mostró su mano derecha, de la que brotaba sangre, por
la fuerza con que golpeó la mesa para ejercer su derecho a usar de
la palabra. El tono de su voz y la dignidad de sus argumentos no
podrán olvidarse.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, pronunció un
enérgico discurso de aproximadamente mil palabras, del cual escojo
varios párrafos que deseo incluir en esta Reflexión:
"El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor
Presidente, aparece ahora. […] hemos visto versiones que circulan de
manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos
secretos…"
"…Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta
conferencia."
"…Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el
texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2 grados centígrados es
inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables…"
"El documento que usted, lamentablemente, presenta no tiene
compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero."
"Conozco las versiones anteriores que también, a través de
procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron
negociando en corrillos cerrados…"
"El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las
ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión
contenía…"
"…para Cuba, es incompatible con el criterio científico
universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable
asegurar niveles de reducción de, al menos, el 45% de las emisiones
para el año 2020, y no inferiores al 80% o 90% de reducción para el
2050."
"Todo planteamiento acerca de la continuación de las
negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de
emisiones, debe incluir, inevitablemente, el concepto de la vigencia
del Protocolo de Kyoto […] Su papel, señor Presidente, es el acta de
defunción del Protocolo de Kyoto que mi delegación no acepta."
"La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del
principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como
concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no
dice una palabra de eso."
"Este proyecto de declaración omite compromisos concretos de
financiamiento y transferencia de tecnologías hacia los países en
desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones
contraídas por los países desarrollados bajo la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre Cambio Climático […] Los países
desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento,
señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto."
"…Lo que usted llama, señor Presidente, ‘un grupo de líderes
representativos’ es, para mí, una grosera violación del principio de
igualdad soberana que consagra la Carta de las Naciones Unidas…"
"Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración
sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta
lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes."
Se les había concedido solo una hora a los representantes de los
Estados para emitir opiniones, lo cual condujo a situaciones
complicadas, vergonzosas y desagradables.
Se produjo entonces un largo debate en el que las delegaciones de
los países desarrollados ejercieron fuerte presión para tratar de
que la Conferencia adoptara dicho documento como resultado final de
sus deliberaciones.
Un reducido número de países insistió con firmeza en las serias
omisiones y ambigüedades del documento impulsado por Estados Unidos,
en particular en la ausencia de compromiso de los países
desarrollados en cuanto a la reducción de emisiones de carbono y al
financiamiento para adoptar medidas de mitigación y adaptación de
los países del Sur.
Después de larga y extremadamente tensa discusión, prevaleció la
posición de los países del ALBA y de Sudán, como Presidente del
Grupo de los 77, de que el documento en cuestión era inaceptable
para ser adoptado por la Conferencia.
Ante la evidente falta de consenso, la Conferencia se limitó a
"tomar nota" de la existencia de ese documento como la posición de
un grupo de alrededor de 25 países.
Tras esa decisión adoptada a las 10 y 30 de la mañana, hora de
Dinamarca, Bruno ―después de discutir junto a otros representantes
del ALBA amistosamente con el Secretario de la ONU y expresarle la
disposición a seguir luchando junto a Naciones Unidas para impedir
las terribles consecuencias del cambio climático― partió en compañía
del Vicepresidente cubano Esteban Lazo hacia nuestro país para
asistir a la reunión de la Asamblea Nacional, dando por finalizada
su tarea. En Copenhague quedaban algunos miembros de la delegación y
el embajador para participar en los trámites finales.
En la tarde de hoy informaron lo siguiente:
"…tanto a los que participaron en la elaboración del documento,
como los que ―como el Presidente de los EE.UU.― se anticiparon a
anunciar su adopción por la Conferencia… como no podían rechazar la
decisión de limitarse a ‘tomar nota’ del supuesto ‘Acuerdo de
Copenhague’, intentaron proponer un procedimiento para que otros
países Partes que no habían estado en esta componenda se sumaran a
ella, declarando su adhesión, con lo cual intentaban darle un
carácter legal a dicho acuerdo, que de hecho podía prejuzgar el
resultado de las negociaciones que deberán continuar."
"Este intento tardío recibió nuevamente una firme oposición de
Cuba, Venezuela y Bolivia, que advirtieron que este documento que la
Convención no había hecho suyo no tenía ningún carácter legal, no
existía como documento de las Partes y no podía establecerse regla
alguna para su supuesta adopción…"
"Es en este estado que terminan las sesiones de Copenhague, sin
que se haya adoptado el documento que fuera preparado
subrepticiamente durante los últimos días, con una clara conducción
ideológica de la administración americana…"
Mañana la atención se centrará en la Asamblea Nacional.
Lazo, Bruno y el resto de la delegación llegarán hoy a media noche.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba podrá explicar el
lunes, con los detalles y la precisión necesaria, la verdad de lo
ocurrido en la Cumbre.

Fidel Castro Ruz
Diciembre 19 de 2009
8 y 17 p.m.