Nadie puede asegurar que en su agonía, el imperio no
arrastre al ser humano a la catástrofe.
Como se sabe, mientras exista la vida de nuestra
especie, toda persona tiene el deber sagrado de ser optimista.
Éticamente no sería admisible otra conducta. Recuerdo bien que un
día, hace casi 20 años, dije que una especie estaba en peligro de
extinción: el hombre.
Ante un selecto grupo de gobernantes burgueses
aduladores del imperio, entre ellos el de inmensa mole bien
alimentada, el alemán Helmut Kohl, y otros por el estilo que hacían
coro a Bush padre —menos tenebroso y enajenado que su propio hijo W.
Bush—, no podía dejar de expresar aquella verdad que veía muy real,
aunque todavía más lejana que hoy, con la mayor sinceridad posible.
Al encender el televisor aproximadamente a las 12 y
15 del mediodía, porque alguien me dijo que Barack Obama pronunciaba
su anunciado discurso sobre política exterior, presté atención a sus
palabras.
No sé por qué a pesar de los montones de despachos y
las noticias que escucho diariamente, en ninguno vi que el sujeto
hablaría a esa hora. Puedo asegurar a los lectores que no son pocas
las tonterías y mentiras que, entre verdades dramáticas y hechos de
todo tipo, leo, escucho o veo en imágenes todos los días. Pero este
caso era algo especial. ¿Qué iba a decir el tipo a esa hora en este
mundo agobiado de crímenes imperiales, masacres o aviones sin piloto
lanzando mortíferas bombas, que ni siquiera Obama, ahora dueño de
algunas decisiones de vida o muerte, imaginaba cuando era estudiante
de Harvard hace solo unas decenas de años?
Nadie suponga, desde luego, que Obama es dueño de la
situación; solo maneja algunas palabras importantes que el viejo
sistema en su origen otorgó al "Presidente Constitucional" de
Estados Unidos. A estas alturas, después de 234 años de la
Declaración de Independencia, el Pentágono y la CIA conservan los
instrumentos fundamentales del poder imperial creado: la tecnología
capaz de destruir al género humano en cuestión de minutos, y los
medios para penetrar esas sociedades, engañarlas y manipularlas
impúdicamente el tiempo en que necesiten hacerlo, pensando que el
poder del imperio no tiene límites. Confían en manejar a un mundo
dócil, sin perturbación alguna, todo el tiempo futuro.
Es la idea absurda en que basan el mundo del mañana,
bajo "el reino de la libertad, la justicia, la igualdad de
oportunidades y los derechos humanos", incapaces de ver lo que en
realidad ocurre con la pobreza, la falta de servicios elementales de
educación, salud, empleo y algo peor: la satisfacción de necesidades
vitales como alimentos, agua potable, techo y otras muchas.
Curiosamente, alguien puede preguntarse por ejemplo
¿qué ocurrirá con los 10 mil muertos por año que ocasiona la
violencia derivada de las drogas, fundamentalmente en México, a lo
que se pueden añadir los países de Centroamérica y varios de los más
poblados del sur del continente?
No albergo intención alguna de ofender a esos
pueblos; el propósito es solo señalar lo que ocurre a los demás casi
diariamente.
Una pregunta sí hay que hacerla casi de inmediato:
¿qué pasará en España donde las masas protestan en las ciudades
principales del país porque hasta el 40% de los jóvenes están
desempleados, para citar solo una de las causas de las
manifestaciones de ese combativo pueblo? ¿Es que acaso van a
iniciarse los bombardeos a ese país de la OTAN?
Sin embargo, a estas horas, a las 4 y 12 p.m., no ha
sido publicada la bendita versión oficial en español del discurso de
Obama.
Espero me excusen por esta improvisada Reflexión.
Tengo otras cosas de las cuales ocuparme.