Desde luego, nada podía ocurrir sin que Estados
Unidos reclamara su papel irrenunciable de máximo jefe. Desde el
puesto de mando de esa institución en Europa, un oficial superior
proclamó que se iniciaba la "Odisea del Amanecer".
La opinión pública mundial estaba conmovida por la
tragedia de Japón. El número de víctimas del terremoto, el tsunami,
y el accidente nuclear, no ha cesado de crecer. Son ya decenas de
miles las personas muertas, desaparecidas e irradiadas. Crecerá
considerablemente también la resistencia al uso de la energía
nuclear.
El mundo está sufriendo a la vez las consecuencias
del cambio climático; la escasez y el precio de los alimentos, los
gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos,
crecen. Una guerra era lo más inoportuno que podía ocurrir en estos
momentos.
El recorrido de Obama por América Latina ha pasado a
un segundo plano, nadie apenas se ocupa del tema. En Brasil, se han
hecho evidentes las contradicciones de intereses entre Estados
Unidos y ese hermano país.
No puede olvidarse que Río de Janeiro compitió con
Chicago por la sede de los Juegos Olímpicos del 2016.
Obama quiso congraciarse con el gigante
suramericano. Habló del "extraordinario ascenso de Brasil" que ha
llamado la atención internacional y elogió su economía como una de
las que más rápido crece en el mundo, pero no se comprometió en lo
más mínimo con apoyar a Brasil como miembro permanente del
privilegiado Consejo de Seguridad.
La Presidenta brasileña no vaciló en expresar su
inconformidad con las medidas proteccionistas que Estados Unidos
aplica a Brasil, a través de tarifas y subsidios que han constituido
un fuerte obstáculo a la economía de ese país.
El escritor argentino Atilio Boron afirma que a
Obama "... lo que [...] más le interesa en su calidad de
administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonía.
Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede
detener, la creciente coordinación e integración política y
económica en curso en la región y que tan importante han sido para
hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración
secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También
debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más
radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los
gobiernos ‘progresistas’ —principalmente Brasil, Argentina y
Uruguay..."
"Para los más osados estrategas estadounidenses la
cuenca amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre
acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales..."
Mañana Obama se traslada a Chile. Llegará precedido
de una entrevista que concedió al diario El Mercurio, publicada hoy
domingo, en la que confiesa que el "Discurso para las Américas" —así
lo califica— se funda en una "alianza igualitaria" con
Latinoamérica, que casi nos deja sin aliento al rememorar "La
Alianza para el Progreso" que precedió la expedición mercenaria de
Playa Girón.
Confiesa textualmente: "nuestra visión para el
hemisferio [...] se funda en el concepto de alianza igualitaria que
he perseguido desde que asumí la Presidencia de Estados Unidos".
"‘También me enfocaré en áreas específicas en las
que podemos trabajar juntos, como el crecimiento económico, la
energía, la seguridad ciudadana y los derechos humanos’..."
"Esa visión, puntualizó, tiene por objetivo ‘mejorar
la seguridad común, expandir las oportunidades económicas, asegurar
un futuro energético limpio y apoyar los valores democráticos que
compartimos’."
"... promover un hemisferio seguro, estable y
próspero en el que Estados Unidos y nuestros aliados comparten
responsabilidades en asuntos claves tanto a nivel regional como
global."
Todo como puede apreciarse maravillosamente bello,
digno de enterrarse como los secretos de Reagan, para publicarlo
dentro de 200 años. El problema es que como informa la agencia DPA,
según sondeo realizado por el diario La Tercera "... en 2006 el 43
por ciento de la población chilena rechazaba las centrales
nucleares".
"Dos años después el rechazo subió a 52 por ciento y
en 2010 llegó a 74 por ciento." Hoy, después de lo ocurrido en Japón
alcanza al "... 86 por ciento de los chilenos..."
Faltaría solo hacerle una pregunta a Obama. Tomando
en cuenta que uno de sus ilustres predecesores, Richard Nixon,
promovió el golpe de Estado y la muerte heroica de Salvador Allende,
las torturas y el asesinato de miles de personas, ¿pedirá el señor
Obama excusas al pueblo de Chile?